El Domund
El domingo fue un domingo de Ios a?os cincuenta: lluvia, partido Atl¨¦tico-Barcelona y Domund.Pero no estamos ya en los c¨¢ndidos e indecisos cincuenta, sino en los turbulentos setenta, con libertad de cultos y misas pol¨ªticas a todas horas y para todas las confesiones, en el Eurobuilding: M¨²gica, S¨¢nchez Montero, Nazario Aguado y otros can¨®nigos y beneficiados de las nuevas devociones nacionales. O sea, que si de verdad vamos a ser liberales y promiscuos hace falta que el padrenuestro de la tele lo rece un d¨ªa Tierno y otro Lucero Tena, y que si un domingo hay Domund para los chinitos, cargo de las ni?as de Serrano, otro domingo haya Domund en favor de los infieles de Comisiones Obreras, Comisiones Campesinas y los ni?os sin bautizar de las Juventudes comunistas.
Tendrian que pasar la hucha Tiina S¨¢inz, la Massielona, Lola Gaos, la nueva Aurora Bautista, Ana Bel¨¦n, Cristina Almeida y la se?ora de Camacho como presidenta de mesa, para que fuera Ram¨®n Tamames a retratarse depositando un verde. La derecha, si ustedes se fijan, tiene la Lucha contra el C¨¢ncer, el D¨ªa de la Cruz Roja, el Domund, el D¨ªa de las Vocaciones Sacerdotales y la Cruz de Mayo. La derecha tiene copados todos los domingos espa?oles con sus postulaciones, colectas, t¨®mbolas, mesas petitorias y cosas. El domingo es por definici¨®n un d¨ªa de derechas.
?Y la izquierda qu¨¦? Con raz¨®n dice Ruiz Gallard¨®n que la Izquierda est¨¢ desorganizada y ca¨®tica. No es lo malo que la oposici¨®n no tenga un plan, un programa de gobierno, una campa?a electoal. Lo malo es que no tiene un Domund. ?Qu¨¦ esperan Carmen Tamames, Josefina Camacho y la bella se?ora de Morodo para lanzarse a la conquista del domingo madrile?o, al acoso y derribo del peat¨®n dominical con banderitas rojas y moradas? En Espa?a, la pol¨ªtica no se hace con urnas, sino con huchas.
La derecha lleva cuarenta a?os sufrag¨¢ndose a s¨ª misma, sufragando sus procesiones, milagros, discursos, apariciones y plazas de Oriente gracias a la hucha dominical y postulante.
Y encima curas el c¨¢ncer a una vieja o le pagas el lat¨ªn a un seminarista de pueblo. La derecha, en Espa?a, siempre ha estado mejor inventada que la izquierda.
Caro que lo de los chinitos ya no vale, porque los chinitos ten¨ªan a Mao y ahora tienen el mao¨ªsmo. Despu¨¦s de Mao las instituciones. Los negritos, por su parte, tienen una revoluci¨®n pendiente, pero sin Gir¨®n y con Polisario. O sea, que los ni?os y las se?oritas del Domund deber¨¢n encaminar sus sellos usados y sus huchas macizas de duros a los nuevos infieles, que ahora est¨¢n dentro de casa. En los a?os cuarenta, cincuenta y sesenta el infiel hab¨ªa que ir a buscarlo a la China legendaria o al Africa misteriosa, porque aqu¨ª todos ¨¦ramos ni?os de derechas, pero hoy el infiel est¨¢ en casa, como bien dir¨ªa Fern¨¢ndez Cuesta por la tele., si es que no lo ha dicho. A ver si a base de sellos matados y banderitas conseguimos redimir a Camacho, Sartorius, Felipe Gonz¨¢lez, M¨²gica, S¨¢nchez Montero y Cristina Almeida, que son ahora nuestros chinitos y nuestros negritos.
El Domund no debe morir, sino cambiar de objetivos. En lugar de la cabecita de un negro rizoso o un chinito ict¨¦rico, las nuevas huchas del Domund debieran presentarnos la cabecita de Tamames o de Carrillo, con una ranura por arriba para meter los cinco duros. Ellos son los nuevos infieles que hay que redimir.
Lucio, el traficante sentimental de los a?os cuarenta, me regala emblemas de Auxilio Social, que eran la postulaci¨®n dominical de postguerra. Lloramos nuestra nostalgia sobre un emblema de cart¨®n, pero le digo que hay que salir del t¨²nel del tiempo, no sea que nos pille un tren. Que la Izquierda se pida un domingo para postular en plan chicas de la Cruz Roja y que la derecha cambie su iconograf¨ªa misional. La mies es mucha, pero no est¨¢ en Africa, sino en Carabanchel. El destino de las urnas es romperlas, como dijo el otro. El futuro de Espa?a est¨¢ en las huchas. Los de Alianza Popular deben lanzar sus santas esposas a la calle con una hucha. A base de sellos usados hay que sacar a Camacho del arrianismo.
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