Disparan contra una joven que ped¨ªa la dimisi¨®n del alcalde
Enrique de la Huerta, el estudiante de diecinueve a?os herido en la madrugada del s¨¢bado por un sereno de Robledo de Chavela, mejora de sus heridas en una habitaci¨®n de la planta segunda del hospital Cl¨ªnica Puerta de Hierro. El sereno municipal, Alejandro Herranz, y los cuatro compa?eros del herido han pasado a disposici¨®n judicial. El hecho se produjo cuando los cinco j¨®venes pintaban en la pared del Ayuntamiento frases alusivas a la muerte de Isidro Aldea, sucedida dos meses antes. El sereno se encontraba dentro del edificio y dispar¨®, hiri¨¦ndole en la regi¨®n abdominal.
De entrada, nadie ha querido dar in formaci¨®n concreta sobre el incidente. En el cuartel de la Guardia Civil de Robledo s¨®lo dijeron no podemos dar informaci¨®n de ning¨²n tipo. Cuando por fin se supo el hospital donde estaba internado, dos mujeres que no se identificaron apenas si facilitaron el dato de que el muchacho es hu¨¦rfano, y que ya se encontraba mejor. Hubo negativa rotunda a nuestra petici¨®n de tomar unas fotos. Enrique de la Huerta descansaba, dormido, en la cama, con una botella de suero aplicada al brazo. Su t¨ªo, Javier Traver, ¨²nico que pod¨ªa dar informaci¨®n sobre el car¨¢cter de sus heridas, no estaba en casa ni iba a volver en todo el d¨ªa. Por fin, uniendo medias frases de varias personas, supimos que la bala le hab¨ªa entrado por el abdomen, interesando al h¨ªgado, y que hab¨ªa sido operado por el doctor Agost¨ª, especialista en cardiovascular. Su estado es satisfactorio dentro de la gravedad.Los cinco j¨®venes que protagonizaron el hecho son veraneantes en el pueblo que hab¨ªan ido a pasar el fin de semana a un chalet propiedad de uno de ellos. Parece que alguno ya hab¨ªa tenido problemas con los mismos serenos, que le pegaron una paliza por coger agua para su coche de la fuente p¨²blica.
Seg¨²n testimonios recogidos, en la madrugada del s¨¢bado decidieron hacer la pintada en la pared del Ayuntamiento. Estaban escribiendo Caciques asesinos y Alcalde dimisi¨®n, cuando sonaron varios disparos y Enrique de la Huerta cay¨® herido.
El sereno, Alejandro Herranz, que se encontraba dentro del edificio, hab¨ªa disparado al aire. Luego subi¨® al segundo piso y volvi¨® a disparar desde una ventana, esta vez contra el grupo, alcanz¨¢ndole. Parece que el arma usada fue un rifle calibre veintid¨®s, aunque no es algo confirmado, ya que ese calibre no corresponde a ning¨²n arma oficial.
El herido, que sangraba abundantemente, fue recogido por sus compa?eros, quienes le llevaron en coche a San Lorenzo de El Escorial. All¨ª le hicieron una cura de urgencia y recomendaron enviarlo r¨¢pidamente a la Cl¨ªnica Puerta de Hierro. Se le practic¨® una operaci¨®n de urgencia por un cirujano especialista en el aparato cardiovascular y pas¨® a la sala de recuperaci¨®n. Unas horas m¨¢s tarde se le traslad¨® a una habitaci¨®n normal en la segunda planta.
Seg¨²n inform¨® ayer Diario 16, al parecer, un coche, ocupado por dos personas que se identificaron ante el m¨¦dico de San Lorenzo como familiares del herido, preguntaron por su estado. Al indicarles que hab¨ªa sido trasladado a la capital, se despidieron apresuradamente, sin que se volviera a saber nada de ellos. Parece que la matr¨ªcula del coche se parec¨ªa bastante a la del auto del sobrino del alcalde de Robledo, pero tampoco se ha podido confirmar.
Tanto el sereno, Alejandro Herranz, como los cuatro j¨®venes, Fernando Mar¨ªa de la Huerta, familiar del herido, Fernando Casanovas, Fernando Mar¨ªa Aguilar y Rafael Gim¨¦nez, todos ellos estudiantes, fueron detenidos y est¨¢n siendo interrogados en la casa cuartel de la Guardia Civil de Robledo. Judicialmente el asunto ha pasado a la disposici¨®n del Juzgado de Instrucci¨®n de San Lorenzo de El Escorial. En el Ayuntamiento no cogen el tel¨¦fono, y el alcalde, Claudio Camargo, tampoco se encuentra en su domicilio y volver¨¢ tarde.
Ambiente tenso
La noticia corri¨® r¨¢pidamente en la ma?ana del domingo. En los bares y en la plaza no se hablaba de otra cosa. Las opiniones iban subiendo de tono, y comenzaron a o¨ªrse frases fuertes pidiendo responsabilidades y que se acabara con esta verg¨¹enza. Por su parte, la colonia de veraneantes se mostraba masivamente indignada. La opini¨®n general culpaba al Ayuntamiento de los hechos, desde el momento -nos dicen- que ni el alcalde, ni el mismo gobernador civil se molestaron en retirar del servicio a los implicados en la denuncia de Isidro Aldea, o por lo menos retirarles las armas.Como ya hab¨ªan expuesto todos los peri¨®dicos de Madrid, a ra¨ªz de que -el caso del vecino fallecido un par de meses atr¨¢s saltara a la prensa, los incidentes se ven¨ªan sucediendo casi a diario. Parece que el alcalde lleg¨® a recibir an¨®nimos amenaz¨¢ndole de muerte. Los serenos segu¨ªan en sus puestos, aunque procurando adoptar una cierta discreci¨®n.
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