Liberaci¨®n de la mujer
En estos tiempos en que tanto se habla de la ?liberaci¨®n de la mujer? me dirijo a usted con el ruego de que d¨¦ publicidad a esta carta para ver si a trav¨¦s de, sus lectores encontramos una soluci¨®n para el caso que voy a exponerle.No se trata de ?MI? caso y por ello no creo que puedo verlo de manera m¨¢s imparcial.
He aqu¨ª la historia, pienso que, desgraciadamente, una historia demasiado frecuente. Un matrimonio que desde el principio no marcha. El marido, desde el comienzo, juega, no trabaja, es mujeriego. Cambian de poblaci¨®n en busca de un trabajo, que aunque encuentra, no sabe conservar hasta que decide irse a Francia, dejando a su mujer con dos ni?os de tres y a?o y medio.
Al poco tiempo, la mujer cae gravemente enferma, tiene que ser internada en un hospital y sus padres se hacen cargo de los ni?os.
Una vez repuesta y vencido el duro golpe moral que esto supone para una mujer que se ha casado muy joven y muy enamorada, se pone a trabajar para sacar adelante a sus hijos. Empieza a tramitar la separaci¨®n legal. Ella trabaja en Madrid y como se cas¨® en otra provincia tiene que hacer en esta su demanda. Los d¨ªas de trabajo perdidos equivalen a un jornal perdido. Esto y la cantidad de papeleo, la hacen desistir de su empe?o.
En todo este tiempo no tiene una noticia. Naturalmente, ni un c¨¦ntimo para sostener a sus hijos...
Los hijos van creciendo y la esposa abandonada piensa en la necesidad de comprar un piso para poder reunirse con ellos y llevar con ellos una vida de familia que apenas ha tenido.
Encuentra lo que le conviene y empieza a pagar los plazos. Pero se encuentra con que este piso no puede ponerse a su nombre, puesto que no tiene la separaci¨®n. legal. Y vuelve a presentarse al juzgado. De Madrid, la remiten nuevamente a su provincia. Los papeles y la denuncia presentados han desaparecido y empieza de nuevo.
Cuando cree que todo va por buen camino, recibe una llamada de su hermana que le comunica que para seguir adelante el asunto, hay que publicar una requisitoria en el peri¨®dico local y en Radio Nacional y que debe depositar previamente i i ?20.000!!! pesetas...
?De d¨®nde va a sacar tal cantidad? ?Tanta tinta y puede que hasta sangre para lograr la implantaci¨®n de la jornada de trabajo de ocho horas y esta mujer, pienso que como muchas otras, tiene que cumplir diariamente una dura jornada de doce horas para sacar adelante a su familia...
?Debe renunciar o entramparse y seguir agot¨¢ndose a pesar de ser el c¨®nyuge inocente?
Una, saca la triste conclusi¨®n de que en los tan cacareados derechos del hombre, la mujer est¨¢ exclu¨ªda. Porque, yo creo y como yo, la mayor¨ªa de las mujeres que nuestra ?liberaci¨®n?, no consiste en que aparezcamos desnudas en las revistas y peri¨®dicos, ni en que se autorice el aborto o el amor libre, sino simple y sencillamente en que se nos aplique la misma medida que a la otra mitad del g¨¦nero humano, los mismos mandamientos que Dios dict¨®, sin excluir de su cumplimiento ni a los hombres ni a las mujeres.
Mucho desear¨ªamos que entre los lectores de su peri¨®dico, alguno nos informara del camino a seguir para que la m¨¢quina de la Justicia se ponga en movimiento sin tener que hacer desembolsos que exceden todas las posibilidades de la protagonista., que no es un ser an¨®nimo, sino que tiene nombre y se?as conocidas y Documento de Identidad...
Con la esperanza de que atender¨¢ nuestro ruego, de dar publicidad a esta carta, le agradecemos cuanto pueda hacer por ayudar a resolver este problema y le felicito por su excelente trabajo al frente de su peri¨®dico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.