La divisi¨®n interna reduce el poder electoral del laborismo brit¨¢nico

Durante los pr¨®ximos d¨ªas tendr¨¢n lugar en Gran Breta?a tres elecciones para cubrir vacantes existentes ahora en el Parlamento. Los laboristas, que han dominado hasta el momento en los distritos en los que se celebrar¨¢n estas consultas, temen que el divorcio existente entre el Gobierno y el partido retraiga los votos y precipite una derrota que ponga en peligro el equilibrio parlamentario actual.Por esa raz¨®n, se ha considerado que el enfrentamiento dial¨¦ctico ocurrido en el seno del comit¨¦ ejecutivo del partido entre el primer ministro, Callaghan, y representantes del ala izquierda del laborismo ha venido en un momento poco propicio, no tanto a causa de la situaci¨®n econ¨®mica, sino, sobre todo, como consecuencia de aquella perspectiva electoral.
El divorcio que se mantiene entre la facci¨®n moderada y la llamada ?rama militante? del laborismo se puso de manifiesto en la asamblea general que el partido realiz¨® en Blackpool a finales de septiembre y se considera que la violenta discusi¨®n que Callaghan sostuvo con sus colegas del ejecutivo no es sino una secuela de aquella conferencia.
La repercusi¨®n que la reuni¨®n del ejecutivo ha tenido en la prensa inglesa no guarda relaci¨®n con el verdadero significado de estos desacuerdos, dice lan Mikardo, el diputado que se enfrent¨® de manera m¨¢s clara al primer ministro, a quien le pidi¨® que considerara ?que t¨² no eres Dios?. Mikardo explica que el comit¨¦ ejecutivo nacional del partido no es otra cosa que ?la conciencia del Gobierno? y tiene la obligaci¨®n de recordarle a la Administraci¨®n ?cu¨¢l es su compromiso socialista con el pa¨ªs?.
Callaghan: primero la seguridad electoral
Para el l¨ªder del partido y primer ministro, las demandas de la izquierda son ahora particularmente idealistas porque el estado de la econom¨ªa no permite la consideraci¨®n de pol¨ªtica como la que se anunciaba en los manifiestos electorales de 1974.Al contrario, opina Callaghan, el partido laborista tendr¨ªa que concentrar sus esfuerzos en garantizar la mayor¨ªa parlamentaria que necesita para hacer aprobar la legislaci¨®n que tiene pendiente en la presente sesi¨®n de los Comunes, y en apoyar a la Administraci¨®n en su lucha por devolverle a Gran Breta?a la confianza internacional.
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