No hay raz¨®n para que Espa?a pague cuota de entrada
?Cu¨¢nto le costar¨ªa a Espa?a ingresar en la OTAN? Esta es una pregunta que circula por aqu¨ª y que, a tenor de lo escuchado en la sede de la OTAN, no parece tener mucho sentido. Menos sentido a¨²n tienen las cifras que se adelantan oficiosamente: 400-600 millones de d¨®lares.Para empezar, no existe un presupuesto de la OTAN, a no ser los gastos de mantenimiento de los saffs civiles y militares de Bruselas. La cifra que corresponder¨ªa a Espa?a es desde?able.
En cuanto a la ?cuota? de entrada, o a la contribuci¨®n anual, no se ve realmente que exista, si no se la localiza en el importante ep¨ªgrafe de ?infraestructura?. Porque la OTAN que es un pool de esfuerzos defensivos nacionales, cuenta tambi¨¦n con un conjunto de instalaciones comunes y fijas, que las naciones no tienen por qu¨¦ aportar por s¨ª solas: cuarteles generales, comunicaciones, redes de alerta, oleoductos, aeropuertos, etc¨¦tera.
En los veintisiete a?os de existencia de la OTAN se han invertido 5.000 millones de d¨®lares en infraestructura. La inversi¨®n prevista este a?o es de 400 millones de unidades de cuenta (una unidad de cuenta equivale a una libra esterlina de 1955). El reparto de las cargas se hace seg¨²n un criterio mixto, en que se combina el uso que cada naci¨®n va a hacer de la instalaci¨®n y la potencia econ¨®mica de los miembros. No hay que decir que son Estados Unidos y Alemania los pa¨ªses que m¨¢s ?usan? y que m¨¢s pueden aportar. Pa¨ªses como Grecia y Turqu¨ªa apenas aportan una media del 10 % para las instalaciones OTAN de su territorio. Mal se ve, con estos datos en la mano, c¨®mo es posible pensar que Espa?a debe aportar para su entrada 400-600 millones de d¨®lares.
Los pa¨ªses donde se realizan obras de infraestructura aportan el terreno y los suministros b¨¢sicos. El resto de las instalaciones es financiado por los pa¨ªses miembros. Una obra de infraestructura ofrece oportunidades econ¨®micas al pa¨ªs hu¨¦sped. La construcci¨®n puede quedar, por razones econ¨®micas, en manos de empresas locales; el equipamiento se lleva a cabo sobre una base de participaci¨®n de las industrias nacionales, siempre que ¨¦stas se mantengan en un nivel competitivo internacional. Son sustanciales los ingresos generados en favor de industrias locales, por el sistema de control a¨¦reo NADGE, las defensas a¨¦reas y el sistema integrado de comunicaciones, aunque la realizaci¨®n de este ¨²ltimo est¨¢ encomendada al comando supremo aliado de Europa y no a ning¨²n pa¨ªs en particular.
Existe un sistema de clearing para preservar el principio de la soberan¨ªa de las naciones: si un pa¨ªs deja la organizaci¨®n, las instalaciones OTAN de su territorio quedan de su propiedad, pero debe pagar proporcionalmente la inversi¨®n realizada por los otros miembros. Francia est¨¢ a¨²n pagando instalaciones de las que se apropi¨® al retirarse de la OTAN (que no de la alianza).
En su eventual ingreso en la OTAN, Espa?a podr¨ªa aportar una considerable obra de infraestructura. ya construida, saneada adem¨¢s desde el punto de vista financiero. Tengamos en cuenta que las fuerzas que la OTAN pedir¨ªa a Espa?a para integrar en su sistema son esencialmente navales y a¨¦reas. Las instalaciones navales espa?olas son de primera categor¨ªa, aun con todas las carencias de que adolecen, sobre todo de medios de protecci¨®n. Faltar¨ªa ?endurecer? determinados aeropuertos militares, y construir dep¨®sitos de combustible, como reserva alejada del frente central.
Pero hay dos grandes bazas: primero, las bases hispano-norteamericanas, verdadera inversi¨®n de todo el pueblo espa?ol, que las ha pagado poniendo en riesgo su seguridad, sin protecci¨®n alguna; las instalaciones b¨¢sicas son propiedad del Gobierno espa?ol. Son de por s¨ª obras de infraestructura que Espa?a puede aportar contantes y sonantes, si se encuentra un uso OTAN para ellas, y segundo, la red de alerta y control, en la que, a finales del t¨¦rmino del tratado con USA, se habr¨¢ realizado una inversi¨®n de 170 millones de d¨®lares.
Como se ve, no hay fundamento para una actitud pesimista en cuanto a los gastos de ingreso en la OTAN, todo lo contrario. Cosa muy distinta es que, a la luz de las necesidades colectivas de defensa, sea desaconsejable seguir estructurando el gasto defensivo espa?ol como hasta ahora; pero esto no tiene que ver necesariamente, y por s¨ª mismo, con un aumento del gasto.
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