Voto de ?no desconfianza? para Andreotti en el Parlamento
El presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giulio Andreotti recibi¨® ayer el visto bueno parlamentario para llevar adelante el programa con el que intenta sacar al pa¨ªs de la crisis econ¨®mica que atraviesa. Su plan de austeridad recibi¨® un voto de ?no desconf¨ªanza?, es decir, fue aprobado gracias a la abstenci¨®n de comunistas, socialistas, socialdem¨®cratas y republicanos. El resultado de la votaci¨®n fue de 249 diputados a favor, 267 abstenciones y 37 en contra.A favor del Gobierno votaron solamente los democristianos y los diputados de lengua alemana del Alto Adagio. En contra, los diputados del movimiento social, los radicales y los demoproletarios
Se repite, de este modo, el cuadro pol¨ªtico que a su tiempo dio vida al Gobierno Andreotti. El frente de la abstenci¨®n sobre el que precariamente se sostiene no ha creido oportuno provocar una crisis de Gobierno en un momento econ¨®mico de crisis nacional. En realidad, Andreotti lo ¨²nico que ha hecho es dar un ?ultimatum? de un mes para que sindicatos y patronos lleguen a un pacto social sobre el problema de costo del trabajo.Todos los parlamentarios de derechas y de izquierdas han coincidido en que este es un problema fundamental de la crisis. Italia necesita cr¨¦dito exterior y no lo encontrar¨¢ si no reduce los costes de producci¨®n. Si en un mes no se ponen de acuerdo las partes interesadas, intervendr¨¢ el Gobierno, pagando las cargas sociales que tanto pesan en las empresas: por medio de un aumento general del IVA (impuesto al valor a?adido).
En la C¨¢mara no intervinieron los l¨ªderes de los partidos, sino sus lugartenientes, y se ha asistido a un debate t¨¦cnico, m¨¢s econ¨®mico que pol¨ªtico. Los que esperaban de Andreotti un discurso ?churchilliano?, con promesas de ?I¨¢grimas y sangre?, han quedado decepcionados. El ?premier? dijo simplemente que hace falta que los italianos tengan menos vacaciones, que se ausenten menos del trabajo, que paguen los impuestos, que vayan a la c¨¢rcel los evasores fiscales y exportadores clandestinos de capital, que los bancos no presten dinero a quien no lo merezca y que el Gobierno no se haga su clientela socorriendo a empresas que si marchan mal merecen la bancarrota.
Del debate parlamentario surge sobre todo un dato de inter¨¦s pol¨ªtico: la falta de uni¨®n de las izquierdas. As¨ª lo ha querido el Partido Comunista, a pesar de la insistencia de los socialistas en la unidad. Los comunistas prefieren tratar por su cuenta con el Gobierno y los socialistas tienen que tascar el freno porque temen que el ?compromiso hist¨®rico? se haga por encima de sus cabezas.
En ese sentido, el secretario socialista Bettino Craxi ha puesto ayer, fuera del Parlamento, a dura prueba el ?eurocomunismo? de Berlinguer.
Acompa?ado del exiliado checoslovaco Jiri Pelikan, que trabaja como ingeniero en una empresa de Verona, Craxi denunci¨® en una conferencia de prensa la ocupaci¨®n militar existente todav¨ªa, ?de hecho?, en Checoslovaquia por parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y le pidi¨® al Partido Comunista Italiano que ejerza su influencia. Creo que lo comunistas lo har¨¢n -ha dicho Craxi-, porque si tiene sentido el eurocomunismo, ¨¦ste no puede se m¨¢s que el de la defensa intransigente del socialismo en libertad.
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