Melchinger y los actores insuficientes

Parece conveniente recordar hoy, tan cerca de nuestras ¨²ltimas horas de teatro ?grandioso", unas claras referencias de Melchinger, el gran cr¨ªtico contempor¨¢neo alem¨¢n. Aunque la referencia tenga much¨ªsima validez en esta hora nuestra, el texto del estudioso acaba de cumplir veinte a?os:?Nada es m¨¢s inquietante, tanto en el hombre como en el actor, que la productividad no fiscalizable, que fermenta en alg¨²n lugar de lo profundo y, sin que se conozcan las razones, aflora como fiebre o como par¨¢lisis. Ella es, junto a la vanidad y a la rutina, la que llena al actor que se presenta con angustia ante s¨ª mismo. Culmina en la pregunta espantosa: ??La tengo??... es decir, la expresi¨®n, el tono, la actitud, todo lo que debe producirse a partir de un centro ¨²nico, o sea, del lugar donde han de interpetrarse conciencia, sensaci¨®n y voluntad. Y precisamente hacia all¨ª tienden las fuerzas en contrario, las tentaciones, las cohibiciones, el desmigajamiento en el automatismo de la representaci¨®n preconcebida, con lo que cesa la tensi¨®n de la conciencia, y se elimina la sensaci¨®n, o bien el avasallamiento por la vanidad, que es como si se expulsara a la sensaci¨®n hacia afuera, y que tambi¨¦n deja que la voluntad; en forma a menudo apenas perceptible, se evada de su papel; o bien el naufragio en estados de ¨¢nimo inexpresados, que surgen del subconsciente ..."