Es peligroso aplaudir
Escribo estas l¨ªneas con la pretensi¨®n de advertir a los lectores que si aplauden algunas escenas de Canciones para despu¨¦s de una guerra, sepan exactamente qu¨¦ ojos los est¨¢n observando y sobre todo, qu¨¦ escenas aplauden. Despu¨¦s de asistir a la proyecci¨®n de la citada pel¨ªcula, el pasado mi¨¦rcoles, en la ¨²ltima sesi¨®n, y al dirigirme a casa, cuando hab¨ªa cruzado la glorieta de San Bernardo, y ya en la calle de Carranza, me intentaron abordar tres se?ores de aproximadamente veinte o veintid¨®s a?os. Dos de ellos iban algo m¨¢s adelantados.Pude darme cuenta que al salir del cine los tres me observaban con atenci¨®n. Ya en Carranza, y como quiera que yo apresur¨¦ el paso, uno grit¨®: ?Cabr¨®n..., te vamos a ense?ar a aplaudir?. Nada m¨¢s escuchar la primera s¨ªlaba de la frase comenc¨¦ a correr, con tal fortuna, que llegua la glorieta de Bilbao, donde hab¨ªa m¨¢s luz y m¨¢s gente, ante esto desistieron de su intento. R¨¢pidamente tom¨¦ un taxi.
Ya en casa, recapacit¨¦ sobre las escenas que hab¨ªa aplaudido y por qu¨¦ tan dignos profesores del aplauso me hab¨ªan becado -porque supongo que la ense?anza, ¨¦sta s¨ª, ser¨ªa gratuita-.
?Por el flash en primer¨ªsimo plano de una condecoraci¨®n a una cantante? No podr¨ªa ser, porque fue tan r¨¢pida que estos se?ores ocupados en la tarea de observar al p¨²blico no podr¨ªan digerir la tremenda iron¨ªa. ?Por aplaudir una magn¨ªfica relaci¨®n entre la trompeter¨ªa imperio-trompeter¨ªa victoria azul? Quiz¨¢s, pero en este caso mi aplauso pudo resultar ambiguo. ?Ser¨ªa acaso por aplaudir las escenas sobre el contraste entre la ocupaci¨®n a que se le somet¨ªa al pueblo -f¨²tbol, toros, melodram¨¢ticas y cursis canciones de amor- frente a la realidad europea?
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