Monólogo de una sociedad
La vida perra de Juanita Narboni, de?ngel Vázquez.
Barcelona.
Editorial Planeta. 1976.
Un largo monólogo, un continuado seguir el fluir, las divagaciones y los recovecos de un pensamiento no expresado es lo que aguarda al lector de esta novela. Las variaciones en el procedimiento son pocas -a veces, algún diálogo- también: la respuesta no pronunciada, la contrarrespuesta frenada por la educación o la propia censura personal. Todo hemos de verlo, pues, desde lo íntimo del personaje. Ese fluir de su pensamiento sin cortapisas es lo que nos ha de dar la contextura del ser humano que lo encierra y la de todo un mundo en tomo, que lo moldea y modifica.El personaje es Juanita Narboni -ni?a, muchacha, mujer-, cuyos monólogos o pensamientos constituyen toda la materia de la novela. Por ella misma sabemos de una vida y de una circunstancia histórica que contribuye a lo que ha sido sus existencia. De la trabazón de evocaciones y asociaciones surge una familia tangerina - o establecida en Tánger- Padre inglés, madre andaluza, judíos sefarditas en la vecindad, en un ambiente burgués, provinciano, medio recargado de peque?as satisfacciones. y tabúes. Por el fondo de la novela, no por descripción, sino por incidencia en la vida familiar, pasan la guerra espa?ola, la guerra mundial, la independencia de Marruecos y el fin de un tipo de vida al que los protagonistas de la novela pertenecen. Todo cambia, y el relato recoge, precisamente, los días de los que no son capaces de adaptarse al cambio. Muchos emigran a otros lugares. Otros, van muriendo. Juanita va viendo reducido su mundo. Soltera, sin padres, sin grandes ingresos, ha pasado de se?orita a solterona. Su vida es cada vez más vacía y en su soledad crecen los recuerdos. Una aventura final parece unirla a otro representante de su misma situación. Pero la muerte se lo lleva. Como a la vieja sirvienta. Todo va recortando su universo. Testigo mudo de otros tiempos sólo lo es en sus insomnios, poblados de rezos y charlas con sus muertos. Hasta su resentimiento con amistades y familia -especialmente su hermana, fugada con un amante- se suavizan en el deseo de reconquistar una compa?ía.
Angel Vázquez ha logrado un buen relato en las dos direcciones fundamentales de su novela: la construcción de una figura humana en un mundo creíble y la reconstrucción de este mundo, que cae inexorablemente destruido.
Si la ruta vital del personaje Juan? se carga de tristeza y frustración ello se debe, en lugar más apreciable, a sí misma y a su medio. Su peque?o mundo, con sus. amores y rencillas, va desapareciendo. La muerte y la separación de sus seres queridos o simplemente tratados la acosan. Desaparecen la familia y el grupo social, se alejan las posibilidades del amor, la precaria situación económica reduce aún más el ambiente que enga?a respecto a las verdades vitales -?qué acertado papel juega el cine, con su panteón olímpico de estrellas, en la ilusoria realidad de Juanni!-. Pero de la situación de un personaje podernos saltar a la consideración de ese hecho histórico antes aludido, la transformación de Tánger, desprovisto de las relaciones sociales impuestas por el colonialismo. Más aún, podría la novela llevarnos a la meditación sobre la vida humana, concebida como una larga espera, sólo perceptible cuando la escasez, la penuria y la soledad la despojan de toda escenografía exterior.
La vida perra de Juanita Narboni es una novela planteada huyendo de la facilidad y con un brioso empe?o. Mantiene un interés que la técnica puede poner en peligro. Su autor ha conquistado con ella una atención que se fija en su próxima obra.
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