De Hoz replica a Antonio Alcoba

Dado que Antonio Alcoba dispuso de estas p¨¢ginas para criticar el programa electoral de Juan Manuel de Hoz, publicamos hoy la contestaci¨®n de este ¨²ltimo. Pero con la aclaraci¨®n para ambos de que en lo que a nosotros respecta aqu¨ª termina una pol¨¦mica que, lamentablemente, por parte de De Hoz, ha pasado al terreno personal. Por ello no estamos dispuestos a darle m¨¢s luz:

?Entre las much¨ªsimas clasificaciones que se pueden hacer de las personas, a m¨ª siempre me ha impresionado la que distingue entre aquellas que son creadoras, frente aquellas otras que no saben m¨¢s que hacer cr¨ªtica destructiva, y conste que digo destructiva por que el que critica con objetividad, sin pasiones secundarias, y para cooperar, es para m¨ª sin¨®nimo de creador. Al amigo Alcoba le tengo clasificado, no entre el equipo de arquitectos, sino en la patrulla de demolici¨®n. Que empiece ya por decir que su ¨²nico inter¨¦s en presentarse a la presidencia es porque me presento yo enfrente, es muy calificativo. Pero hombre, ?es que el amigo Alcoba no tiene nada que decir de s¨ª mismo que s¨®lo sabe hablar de m¨ª?Y adem¨¢s, no deber¨ªa ser tan ligero el amigo Alcoba, afirmando hechos, se arriesga a que le digan que est¨¢ equivocado, como cuando por ejemplo me atribuye, con desprecio absoluto de lo que es cierto, que yo he conocido con ventaja el proyecto de las normas sobre elecciones, a virtud de mi condici¨®n de letrado de la Asesor¨ªa Jur¨ªdica de la DND. ?Es que no sabe el amigo Alcoba, que esas normas todav¨ªa no existen? Adem¨¢s ?qu¨¦ ventajas se pueden obtener de conocer antes o despu¨¦s de su vigencia ese reglamento electoral?

Decir que una labor no ha sido eficaz, es una frase hecha y f¨¢cil, como cuando el ni?o le dice a su pap¨¢ ?que Pepito ha sido el primero de la clase por casualidad?.

Yo le he dedicado treinta a?os de mi vida al atletismo y aunque mi gesti¨®n me parezca personalmente modesta, no puedo creer que todas las misiones que sucesivamente me han confiado y he desempe?ado desinteresadamente, no hayan tenido alg¨²n provecho para el atletismo.

En fin, que sin pretender que no haya otros que puedan hacerlo mejor que yo (aunque del supuesto excluyo al amigo Alcoba), tengo esperanza en conseguir aportar mi grano de arena, desde la presidencia de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo, con la ayuda de quienes quieran de buena fe ayudarme a reparar errores, sin dejarme intimidar por intenciones desviadas de quienes s¨®lo se gu¨ªan por un sentimiento negativo?.