Nuevos reencuentros ib¨¦ricos
La visita oficial a Lisboa de Adolfo Su¨¢rez, jefe del Gobierno espa?ol, consagra estos nuevos y simb¨®licos reencuentros ib¨¦ricos (...)Oficialmente, se trataba de reanudar unas buenas relaciones sobre una base radicalmente diferente de la del viej¨® pacto ib¨¦rico que, desde 1939 a 1974, ha unido a dos dictaduras hostiles al ?desorden? democr¨¢tico europeo.
Se trata por el contrario, hoy, de acuerdo con los t¨¦rminos del comunicado com¨²n publicado en Lisboa, de reafirmar la vocaci¨®n europea de los dos paises, estrechando los lazos bilaterales favorecidos por una cierta concepci¨®n com¨²n de la democracia liberal
En Madrid y Lisboa est¨¢n de acuerdo en dar un gran sentido pol¨ªtico a este encuentro en la cumbre, el primero despu¨¦s de la revoluci¨®n portuguesa de 1974. He aqu¨ª dos hombres que el azar del estado civil hace casi hom¨®nimos, representando el uno y el otro a pa¨ªses que salen de una larga dictadura, que se encaminan, cada uno a su manera, hacia m¨¢s libertad y m¨¢s justicia. Uno ha vuelto a su pa¨ªs desde el exilio, hace dos a?os y medio, tra¨ªdo por una ola revolucionaria que trat¨® sobre todo de combatir -algunas veces duramente- los ?excesos totalitarios?. El otro, educado dentro del r¨¦gimen franquista y sirviendo los objetivos de una monarqu¨ªa liberal todav¨ªa sin verdadera legitimidad, ha demostrado desde este verano una habilidad bastante singular frente a una derecha obligada a retroceder ?suavemente?.
Dos personalidades y dos destinos separados y que, sin embargo, hoy d¨ªa tienen mucho de com¨²n para poder confrontar sus experiencias y, en caso necesario, ayudarse rec¨ªprocamente. Portugal, del cual Miguel de Unamuno dec¨ªa que ?da la espalda a Espa?a?. goza hoy de un indiscutible avance pol¨ªtico sobre su gran vecino. Que se haya podido hablar de una vuelta a la derecha en Lisboa o de una marcha atr¨¢s despu¨¦s, del 25 de noviembre de 1975 no debe hacer olvidar que Soares. regularmente elegido como jefe de un Gobierno socialista, con una constituci¨®n de la que se ha podido decir ?que era la m¨¢s socialista de Europa?, puede considerar sin mayores comple jos las lentitudes espa?olas. Si se habla en Lisboa de proteger las conquistas es porque numerosas reformas sociales han sido adquiridas, lo que todav¨ªa est¨¢ lejos de suceder en Madrid.
Por el contrario, Su¨¢rez puede estimar con todo derecho que, la muerte del dictador, la ausencia de guerra colonial y la abstenci¨®n del Ej¨¦rcito han permitido a su pa¨ªs evitarse una revoluci¨®n. Mucho m¨¢s desarrollada econ¨®micamente, Espa?a tiene todav¨ªa mucho c¨¢mino que recorrer para alcanzar a Portugal en el plano pol¨ªtico. Soares, miembro, con el Partido Socialista Obrero Espa?oI, de la Internacional Socialista, puede actuar de ¨¢rbitro entre el Gobierno de Madrid y la oposici¨®n democr¨¢tica espa?ola. ?Aconsejar¨¢ al Partido Socialista Obrero Espa?ol romper con los comunistas y a renunciar a la abstenci¨®n en el refer¨¦ndum del 15 de diciembre?...
Para ello, ser¨¢ necesario que el congreso del Partido Socialista Obrero Espa?ol, que debe inaugurarse el 15 de diciembre en Madrid y al cual ha sido invitado Soares, sea autorizado.
26 noviembre
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