El PCE y la democracia
Como se sabe, uno de los temas que el partido comunista utiliza m¨¢s frecuentemente en su propaganda es el de la democracia. Divisas como la de ?socialismo en libertad?, que en otro tiempo hubieran sido pensables en ese tipo de socialistas, que derivan del pensamiento liberal mucho m¨¢s que el marxismo, figuran en sus carteles y folletos. En el obligado proceso de clarificaci¨®n pol¨ªtica al que Espa?a debe someterse de manera apresurada en los pr¨®ximos meses e una de las necesidades m¨¢s imperiosas es la de plantearse hasta qu¨¦ punto, esta identificaci¨®n que de la democracia hace consigo mismo el PCE es veraz o, por lo menos, trata de serlo.Partamos de un presupuesto, previo como es el de que el PCE ha cambiado de postura significativamente en los ¨²ltimos tiempos o, por lo menos, la enunciaci¨®n que de ella hace es diferente ahora con respecto a hace unos meses. Con ocasi¨®n de su VIII Congreso (1972), el PCE dec¨ªa todav¨ªa que "la concepci¨®n de la dictadura del proletariado no ha sido superada por el desarrollo hist¨®rico moderno?. Sin embargo, la dictadura del proletariado deber¨ªa entenderse, tan s¨®lo, como un ?poder anticapitalista fuerte?; puesto que en los pa¨ªses capitalistas existe, de hecho, una dictadura, tambi¨¦n el PCE tendr¨ªa, llegado el momento de su triunfo, que actuar de una manera semejante. S¨ª se tiene en cuenta la acritud con que los comunistas describen la presente situaci¨®n en las naciones que denominan como capitalistas, se puede imaginar que el tipo de ?poder anticapitalista fuerte? que se se?ala como ideal en la fase de transcici¨®n hacia el comunismo no va a ser precisamente moderado o inerme.
Con posterioridad el PCE ha abandonado la tesis de la dictadura del proletariado o, por lo menos, no hace alusi¨®n a ella. Para no identificarse con el caso de Rusia, considera ?que la v¨ªa, la forma, el modelo de socialismo valedero para nuestro pa¨ªs se diferenciar¨¢, en muchos aspectos, de los que se conocen hoy: las particularidades nacionales, el momento, el entorno mundial y la experiencia hist¨®rica determinar¨¢n esas formas, junto con nuestra capacidad revolucionaria y la decisi¨®n de las masas?. La ?v¨ªa espa?ola al socialismo? consiste, de acuerdo con los programas de los seguidores de don Santiago Carrillo, en dos fases. La primera de ellas es lo que en los textos del PCE se denomina la ?democracia pol¨ªtica y social?. Lo que el PCE dice defender, para este per¨ªodo, no parece tener, en lo pol¨ªtico, nada de dictatorial. Esta democracia pol¨ªtica y social consistir¨ªa en una rep¨²blica federal en la que quedar¨ªan nacionalizadas la banca privada, las entidades financieras y las empresas de seguros, junto con las grandes empresas monopolistas, pero, por ejemplo, se permitir¨ªa la ense?anza privada y la de tipo religioso.
Lo peor del caso viene despu¨¦s a la hora de definir el objetivo final. Dice el PCE que ?nosotros no concebimos el futuro sistema socialista en Espa?a como un sistema de partido ¨²nico dominando el poder del Estado, sino como un sistema pluripartidista democr¨¢tico?. En teor¨ªa, por tanto, existir¨¢n diferentes opciones pol¨ªticas, pero el programa del PCE no dicen si todas se consideran como v¨¢lidas ni tampoco precisa el ¨¢mbito de las libertades en este comunismo a la espa?ola. El modelo hist¨®rico que el PCE piensa utilizar merece ser recordado: ?El Partido Comunista considera que la experiencia pluripartidista y democr¨¢tica del Frente Popular, que form¨® en la zona republicana un r¨¦gimen democr¨¢tico nuevo, ya no capitalista, orientado hacia el socialismo, hay un antecedente que no podr¨ªa copiarse mec¨¢nicamente, puesto que los tiempos y las fuerzas en presencia han cambiado, pero que puede ofrecer materia de experiencia y reflexi¨®n valiosa para el futuro?. Quedan claras en este p¨¢rrafo dos cosas: en primer lugar. que los comunistas construir¨ªan ese Estado socialista seg¨²n y como entendiesen, llegado el momento, ellos solos. Pero, en segundo lugar y sobre todo, que ese Estado de ninguna manera se puede considerar como democr¨¢tico. En el bando republicano durante la guerra civil no s¨®lo estaba exclu¨ªda de la legalidad la mitad de Espa?a que militaba al otro lado de las trincheras, sino que, adem¨¢s, la autoridad de las instituciones republicanas estaba lo suficientemente alterada como para que liberales como S¨¢nchez Albornoz se autoexillaran y muchos otros eligieran un procedimiento de semiexilio, para no tener que enfrentarse con la cruda y poco complaciente realidad de que la situaci¨®n de las libertades democr¨¢ticas se hab¨ªan deteriorado de manera grav¨ªsima. La suerte de Andreu Nin quiz¨¢ permita percibir los l¨ªmites efectivos de esas libertades...
Pero, adem¨¢s, ?qu¨¦ dice de su propia organizaci¨®n interna el PCE, en relaci¨®n con el tema de la democracia? Desde luego, es sincero y reconoce su inexistencia: ?El Partido Comunista no es responsable de que a lo largo de casi toda su existencia haya tenido que desenvolverse en las condiciones de ilegalidad y de guerra... Es indudable que la conquista de las libertades se?alar¨¢ el momento de abrir una profunda discusi¨®n en nuestras filas, sobre el funcionamiento y las caracter¨ªsticas del partido proletario, de nuevo tipo, en las condiciones de la legalidad democr¨¢tica.? Es muy f¨¢cil. Y hasta cierto punto, justificado culpar¨¢ la represi¨®n de la falta de democracia interna. Sucede, sin embargo, que en condiciones de normalidad, tampoco los partidos comunistas se han caracterizado por ella.
En conclusi¨®n, debemos, sin duda, felicitarnos de que en toda Europa occidental, el ideal de la democracia se haya extendido en todas las clases sociales y grupos ideol¨®gicos, de tal manera que llegue a ?impregnar? al propio Partido Comunista. Pero esta impregnaci¨®n no ha pasado todav¨ªa de la epidermis o, si se quiere, no ha pasado de la primera fase en la que el PCE programa su acci¨®n. Falta a¨²n mucho para que, incluso en teor¨ªa, los comunistas se identifiquen con la democracia. Y se da la circunstancia de que todav¨ªa, en todo el mundo tal identificaci¨®n te¨®rica no se ha producido, aparte de que a¨²n se est¨¢ m¨¢s lejos, de que la vinculaci¨®n, no s¨®lo te¨®rica, sino tambi¨¦n pr¨¢ctica entre comunismo y democracia se haga efectiva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.