La pierna
Ha aparecido, una pierna humana, de caballero, en el Metro, entre las estaciones de Goya y General Mota. Como el Metro est¨¢ invadido de publicidad del refer¨¦ndum, alguien se ha suicidado de una pierna para evitar la tentaci¨®n de ir por su pie a votar.Ayer recomendaba yo ir a la cola del refer¨¦ndum en silla de ruedas. Hoy recomiendo ir a la pata coja, dej¨¢ndose la otra pierna en casa para cuando haya otro refer¨¦ndum, que lo habr¨¢. Ya lo dec¨ªan los m¨ªsticos:
-Si una mano te hace pecar, c¨®rtatela.
Si una pierna te hace votar, c¨®rtatela. Le he mirado al parado a ver si le faltaba a ¨¦l alguna pierna, y tambi¨¦n al quiosquero. Llamo a Pitita y me dice que ella tiene las dos piernas, aunque, como anda metida en parapsicolog¨ªa, cualquier d¨ªa llega a la embajada con una pierna de menos. He tratado de levantarle la faldumenta a Nadiuska, a ver si tiene las dos piernas, pero dice que me est¨¦ quieto, que hay ni?os delante.
Me llama uno de Comisiones Obreras que trabaja en el Metro:
-Don Francisco, que aqu¨ª nos sobra una pierna.
-?No ser¨¢ el abrazo de Santa Teresa? -le pregunto.
Porque como el abrazo de Santa Teresa tiene ahora menos uso, pues a lo mejor lo pierde alg¨²n se?or del Patrimonio Art¨ªstico Nacional. Pero el de Comisiones insiste, con la noble obstinaci¨®n del lumpemproletariado, en que el brazo es una pierna y de caballero, talla normal.
Miguel Mihura, al que acaban de hacer acad¨¦mico -un abrazo maestro-, me echa ¨²ltimamente el tel¨¦fono para quejarse de su pierna. As¨ª que ya lo tengo. Es la pierna de Miguel Mihura, que adem¨¢s ese Metro pasa cerca de su casa:
-Miguel, ?has mirado a ver si tienes las dos piernas?
-Descangaltadas, pero las tengo.
Puede ser la pierna de un mutilado de la Rep¨²blica, que como ahora les tasan tan bajo sus mutilaciones, la habr¨¢ tirado al Metro al saber que s¨®lo vale trescientas pesetas al mes, y eso que es una pierna que estuvo en Brunete.
Esa pierna, esa pierna que le sobra o le falta hoy a Madrid -siete millones de piernas todo el d¨ªa de ac¨¢ para all¨¢-, puede ser s¨®lo el comienzo del gran suicidio nacional colectivo de antes y despu¨¦s del refer¨¦ndum. Hoy es una pierna y ma?ana puede ser un p¨¢ncreas de procurador que lo ha perdido despu¨¦s de hacerse el harakiri en las Cortes, o un p¨ªloro de funcionario de la censura, ahora que dice que quitan Informaci¨®n y Turismo.
El Metro puede empezar a llenarse de menudillos democrataorg¨¢nicos y eso que el poeta Carlos Oroza llama bocas boca abajo. Ayer lo dijo Tierno Galv¨¢n presentando el libro de Pedro Calvo Hernando.
-Abandonamos una sociedad barroca y circular para ir hacia una sociedad lineal y progresiva.
Bueno, pues con el cambio de velocidad, ah¨ª tiene usted, profesor, ya hemos perdido una pierna. Siento un gran respeto y dolor por el hombre desconocido que ha perdido una pierna de esta forma macabra, pero su pierna -y lo siento- ya no es una pierna, sino una cosa llena de sugestiones literarias surrealistas y sociol¨®gicas. Ya no es un miembro, sino un signo.
Llamo a Prado del Rey para saber si es que el tigre le ha comido una pierna a Sandok¨¢n, pero me dice Rafael Ans¨®n que no ha sido el tigre, que han sido las fans de El Corte Ingl¨¦s las que quisieron comerle los higadillos. El rojer¨ªo, por cierto, est¨¢ muy contento con el serial de Sandok¨¢n, que viene a ser algo as¨ª como la Heidi de los rojos, pues, es una historia antimperialista y guerrillera. Ha venido Carlos Barral a Madrid a presentar un libro, y pregunt¨® a mi esp¨ªa croata si la pierna es catalana, por si fuera la pierna de Carlos Barral. Dice que no parece, porque no lleva calcetines de Tarrasa. No he querido explicarle que Barral usa calcetines de Manchester.
Pudiera ser una pierna de Alianza Popular, que dice que el grupo cojea por culpa de Areilza y Cabanillas. Pero no creo, porque la pierna no tiene liga con los colores vaticanos, que es como dice fque las usa Silva Mu?oz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Refer¨¦ndum Reforma Pol¨ªtica
- Pol¨ªtica nacional
- Opini¨®n
- Enrique Tierno Galv¨¢n
- Nadiuska
- Pedro Calvo Hernando
- Carlos Barral
- Miguel Mihura
- Francisco Franco
- Ley Reforma Pol¨ªtica
- Legislaci¨®n espa?ola
- Refer¨¦ndum
- Metro
- Franquismo
- Fascismo
- Reformas pol¨ªticas
- Transporte urbano
- Dictadura
- Ultraderecha
- Elecciones
- Transporte ferroviario
- Historia contempor¨¢nea
- Ideolog¨ªas
- Historia
- Transporte