Las tribulaciones de un mandar¨ªn

En este libro, inexplicablemente secuestrado por la Administraci¨®n durante cuarenta a?os, se incluyen tres guiones del grupo (Viento del Este, Pravda y Luchas en Italia), una Carta a Jane Fonda, firmada por Godard y Gorin, y diversas entrevistas con el realizador franc¨¦s.El nexo com¨²n de todos los apartados no es otro que el de una decidida militancia marxista-leninista, con el consiguiente didactismo que toda postura radical conlleva.

La historia del grupo Dziga-Vertov se remonta a mayo del 64 en los que el ?compromiso? de Godard con su entorno se ve potenciado por los acontecimientos callejeros. Si hasta entonces la filmograf¨ªa godardiana estaba repleta de b¨²squedas y experimentaciones, desde los sucesos de mayo el realizar asume apasionadamente el rol de transmitir la buena nueva: Marx, Lenin y Mao tienen la luz y Godard la transporta.

La experimentaci¨®n formal sirve de apoyatura a las reflexiones conceptuales. La imagen no es ya tanto un veh¨ªculo expresivo ?per se?, como una palestra para el an¨¢lisis. Parafraseando a Malraux, podr¨ªa afirmarse que para Godard ?una imagen no vale nada, pero nada vale lo que una imagen?.

Pese a todo, resulta apasionante el seguir la trayectoria personal y creativa de Godard. Si en un principio aseguraba que la ¨²nica cr¨ªtica cinematogr¨¢fica coherente era el realizar otra pel¨ªcula (por aquello de equiparar lenguajes), con el tiempo, sus filmes devienen en aut¨¦nticos ensayos. Godard hace tiempo que ?escribe cine? y, con frecuencia, escribe panfletos, sin que el t¨¦rmino se utilice peyorativamente. Sus guiones son peque?os ensayos pol¨ªticos en los que el didactismo surge con la constancia normal de los que escriben desde la convicci¨®n de poseer la verdad absoluta.

Viento del Este, Pravda y Luchas en Italia no son sino reflexiones pol¨ªticas sobre las t¨¢cticas err¨®neas -la burguesa y la revisionista, naturalmente- del movimiento obrero y estudiantil, contrapuestas a la t¨¢ctica -que en este caso deviene en praxis- correcta: la que se apoya en los tres pilares del marxismo-leninismo para mostrarse inasequible al desaliento revolucionario.

La Carta a Jane Fonda (un amplio estudio de la manipulaci¨®n occidental de la imagen, aprovechando una fotograf¨ªa de la actriz en Hanoi) es un claro precedente de las ¨²ltimas pel¨ªculas de Godard -realizadas en video tape- en las que divaga sobre una fotograf¨ªa (en su ¨²ltima pel¨ªcula es una imagen de una manifestaci¨®n lisboeta y posveinticinco-abrilista). Al margen del inter¨¦s de las elucubraciones, la Carta a Jane Fonda demuestra la preponderancia de la personalidad de Godard en el seno del grupo Dziga-Vertov, actualmente disuelto. El discurso de la carta es exacto, al menos en cuanto al m¨¦todo, al de sus ¨²ltimas pel¨ªculas. Conclusi¨®n: Godard no pudo librarse de su rol mandarinesco, con o sin seud¨®nimo colectivo.

En resumen, Anagrama ofrece un libro repleto de inter¨¦s para quienes deseen conocer una opini¨®n sobre el papel del intelectual en el proceso revolucionario.