Una conflictiva antolog¨ªa po¨¦tica
Los dif¨ªciles "poetas del Resurgimiento"
?Toda antolog¨ªa que el paso del tiempo no decante, entra?a numerosos riesgos. El tiempo es fundamental en Arte en la medida en que confirma las obras verdaderas. Bajo esta perspectiva, toda antolog¨ªa es, en principio, una aventura, una provocaci¨®n, un libro que confunde a cr¨ªticos y lectores. ?Esto dice Antonio Colinas, el poeta m¨¢s s¨®lido de esta conflictiva antolog¨ªa, recogida por V¨ªctor Pozanco y publicada por la nueva editorial Ambito. Nueve poetas del Resurgimiento es un nombre confuso para un libro que se presenta como confuso, que ha aparecido ya con algunos rumores escandalosos, desde la no conformidad de alg¨²n poeta antologado finalmente, hasta el dif¨ªcil reconocimiento de este grupo que se supone est¨¦ticamente contestatario respecto a la ¨²ltima antolog¨ªa esc¨¢ndalo, los Nov¨ªsimos, de Castellet. Tambi¨¦n nueve.
As¨ª que, en un tono discretamente agresivo, ?se llega incluso a hablar de generaciones a prop¨®sito de las antolog¨ªas. A la larga la que sale perdiendo es la poes¨ªa, ese fen¨®meno fundamentalmente interior, revelador para el hombre que nada tiene que ver con aventuras antol¨®gicas y proyectos generacionales?, sigue diciendo Colinas en un tono agresivo, digo, se asiste a la presentaci¨®n del libro, un acto acad¨¦mico, explicador seguramente, que presenta adem¨¢s el indudable trabajo y logros de estos j¨®venes editores. Y luego se celebra una rueda en EL PAIS. Asisten Jos¨¦ Santamar¨ªa, Luis Su?¨¦n y.Antonio Colinas. Faltan Cristina Peri Rossi, Luis Izquierdo, Jaime Siles, Antonio Bouza, Gim¨¦nez-Front¨ªn, Manuel Benavides. Y el ant¨®logo.
?Creo que s¨ª se puede decir que tenemos una misma est¨¦tica. En un sentido muy amplio,claro. No partimos de lo mismo, pero confluimos. Hay, por ejemplo, la lectura de los barrocos espa?oles y de los rom¨¢nticos alemanes, que nos diferencia de los nov¨ªsimos: all¨ª hab¨ªa un surrealismo soterrado y un predominio, al menos tem¨¢tico, de los mass media. Hay que a?adir, por nosotros, la presencia de los simbolistas y del modernismo pict¨®rico. Y luego, a niveles ¨¦ticos, la, recuperaci¨®n de gente como el grupo c¨¢ntico, injustamente silenciado tanto tiempo.? Firman lo dicho Santamar¨ªa y Su?en.
Llegada la hora de valorar la antolog¨ªa, a la mayor parte de las preguntas me remiten a Pozanco, que al final es el responsable del libro. Los desniveles de ¨¦ste, la disparidad de criterios est¨¦ticos es evidente. Incluso las edades. Inclusiones y ausencias, que hacen evidente, un extra?o prop¨®sito de resurrecciones. Y, es de esperar, si es que algo queda de vivo en nuestra cultura libresca, que las pol¨¦micas y las ventas hagan de este libro un raro y divertido texto. Una unanimidad, por parte de estos dos noveles que est¨¢n entre lo m¨¢s digno del texto: Colinas y Siles -que son dos consagrados, para entendernos- son definitivos. Cierra Colinas, exc¨¦ptico: ?La autolog¨ªa del resurgimiento incurre en los mismos defectos que la nov¨ªsima. Es verdad que en los del resurgimiento se deja ver una sensibilidad mas serena, menos es pasm¨®dica, aunque no en todos. Yo, a fin de cuentas, s¨®lo me responsabilizo de mi creaci¨®n personal, y no de las aventuras en equipo, Seguir hablando de este asunto, fomentar la pol¨¦mica, es in¨²til.?
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