Unas elecciones con mordaza
Nuestro colaborador ha regresado de una estancia de seis meses en R¨ªo, de Janeiro, en cuya Universidad Federal ha dado un curso para alumnos, graduados sobre ?El Quijote y los Libros de Caballer¨ªas?. En los art¨ªculos que empieza a publicar hoy EL PAIS analiza la situ¨¢ci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del coloso sudamericano.
En Estados Unidos ha habido elecciones en el mes de noviembre, en Brasil, tambi¨¦n. Cualquier parecido entre las dos es pura coincidencia. Brasil ha que.rido evitar que sus elecciones se conviertan en uno de los carnavales en el que los candidatos pronuncian cientos de discursos, gastan cientos de miles de d¨®lares y estrechan cientos de manos. Lo ha conseguido... Tambi¨¦n ha conseguido que tengan bien poco de democr¨¢ticas.Brasil cuenta con dos partidos pol¨ªticos, uno est¨¢ en el poder y se llama Arena (Alianza Renovadora Nacional) y otro en la oposi ci¨®n. que se llama MDB (Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o). La Arena es el fruto de la llamada Revoluci¨®n militar, de 1964 que termin¨® con el sistema parlamentario en su esencia, aunque mantuviese su aspecto exterior. La palabra revoluci¨®n es una de las voces pol¨ªticas que m¨¢s atrae a la gente sudamericana este es el ¨²nico continente donde se puede hacer una revoluci¨®n en nombre de los militares conservadores, como en el caso de Brasil. La trad¨ªci¨®n democr¨¢tica que existe en estos pa¨ªses oblig¨® a que no se implantase una dictadura, sino un Estado de derecho en el que funciona oficialmente los poderes judiciales. legislativo al margen del Ejecutivo. y con la autonom¨ªa necesaria para cumplir su cometido.
Lo que ocurre es que, para impedir que esas. libertades fueran rrial usadas por los brasile?os. fue aprobada por la mayor¨ªa de la Arena en el Congreso Federal un acta institucional -la AI-5- que permite al presidente de la Rep¨²blica decidir qui¨¦nes el que. entre los brasilenos. no merece libertad tan generosamente concedida. Y as¨ª el diputado, el senador, el concejal, el gobernador o el alcalde que levant¨® la voz m¨¢s de lo necesario se encuentra de pronto con el hacha del A 1-5 sobre la nuca deja de existir como tal senador, diputado o alcalde. As¨ª de f¨¢cil.
?Para qu¨¦ sin-en los fueros?
Una vez, en Espa?a, una norteamericana me pregunt¨® qu¨¦ significaba la noticia del peri¨®dico sobre la supresi¨®n temporal de algunos p¨¢rrafos del Fuero de los Espa?oles. Le expliqu¨¦ que esa ley era la garant¨ªa de los derechos pol¨ªticos en nuestro pa¨ªs.
? Y los pueden suprimir cuando quieran?
-As¨ª es.
-Entonces, ?para qu¨¦ sirven?
Efectivamente. ?para qu¨¦ sirven? ?Para qu¨¦ sirven los fueros brasile?os, cuando se pueden inutilizar con una firma del presidente de la Rep¨²blica?
El paralelo con la Espa?a franquista me ha seguido desde que llegu¨¦ a este pa¨ªs. Hay, sin embargo, algunos matices diferenciales. La prensa aqu¨ª, por ejemplo, es mucho m¨¢s libre que la espa?ola desde 1939 a 1970. Quiz¨¢ por mantener una tradici¨®n que existe en este continente desde la independencia. los peri¨®dicos hablan siempre, con mayor o menor soltura, de los problemas internos sin vacilar en atacar a columnas del r¨¦gimen como el Ej¨¦rcito o la Marina no como tales instituciones, sino en la figura de alguno de sus oficiales, cosa impensada en la Espa?a de Franco. El que esas alusionesy a¨²n acusaciones, incluso con datos y pruebas no sirven para nada a la hora de la verdad, no implica que no puedan hacerse. 0 quiz¨¢ por ello se permiten. Es una melanc¨®lica comprobaci¨®n que las protestas de parte de los peri¨®dicos sudafricanos no acaban con el ?apartheid? iii la paraguaya con los arrestos del general Stroesner. Con lo que la libertad de la prensa, que para muchos espa?oles sometidos era un sue?o de justicia. termina siendo, en algunos casos, s¨®lo el derecho al pataleo.
Cuando el pa¨ªs tiene un Gobierno conservador es mu-v f¨¢cil que consiga el apoyo de EEUU. Pero tiene que mostrar. al menos. una apariencia de democracia que Washin-ton pueda mostrar a la prensa liberal. The New York Times. el Washington Post, acus¨¢n al Gobierno de, Brasilia de impedir el ejercicio de las libertades c¨ªvicas. Hay que hacer elecciones de vez en cuando -v el Gobierno de Gelsel lanz¨® este a?o la convocatoria despu¨¦s de muchas dudas.. porque en 1972 la oposici¨®n obtuvo resultados brillantes y toda precauci¨®n espoca. Las desear¨ªan s¨®lo para vereadores, es decir, concejales.
Siguiendo la misma teor¨ªa de vigilar m¨¢s lo popular, la censura de libros apenas existe y s¨®lo son retirados los francamente hostiles al r¨¦gimen. Pi¨¦nsese que en este pa¨ªs de 110 millones de habitantes hay ?trescientas! librer¨ªas y que vender una edici¨®n de 3.000 ejemplares, constituye un gran ¨¦xito.
C¨®mo presentarse sin palabras
Y las elecciones se celebraron con gran afluencia a las urnas Para m¨¢s ¨ªnri el voto es obligato r¨ªo.
Un chiste de Otavio (Folha da Tarde, de Sao Paulo, 1-XI-76) mostraba un curioso interrogando aun pol¨ªtico brasile?o. Y si le eligen concejal, ?qu¨¦ har¨¢ usted por la ciudad? Contesta el otro: Todo lo que est¨¢ siendo dicho por radio y TV. El chiste radica simplemente en que no se ha dicho nada por la radio y la TV.
Una campa?a "sui generis"
Esta campana no se parece a la campana norteamericana ni a la de cualquier otro pa¨ªs dem¨®crata del mundo. Los candidatos de aqu¨ª no tienen posibilidad alguna de explicar al pueblo cu¨¢les son sus intenciones, sus proyectos, sus prop¨®sitos, lo que piensan realizar en eltiempo de su mandato s¨ª salen elegidos. La ley Falcao (Falcao =Halc¨®n) por el diputado que la present¨® -nombre fat¨ªdico- prohibe terminantemente cualquier exposici¨®n de proyectos para el futuro. Evidentemente esta es la gran originalidad del sistema electoral brasile?o. En otros pa¨ªses se dice de d¨®nde viene, hoy a d¨®nde se va. Aqu¨ª puede decirse s¨®lo de d¨®nde se viene...
Con lo que la imaginaci¨®n de los cerebros en combate han buscad¨®,un camino sinuoso. Si no dejan decir lo que har¨ªamos va, mos a intentar que nuestro pasado pueda vaticinar nuestro porvenir. Y as¨ª. en la propaganda electoral. tras el nombre del candidato a vereador, aparecen los t¨ªtulos que puedan atraer m¨¢s la simpat¨ªa del p¨²blico. Dada la extrema reli-losidad del brasile?o -re??,-iosidad extendida en sentido inuy amplio desde la ortodoxia'cat¨®lica al culto de la Macumba- hav -rari ¨¦nfasis en las connotaciones eclesi¨¢sticas. Uno es de los cursillos de cristiandad. otro di¨¢cono de la Iglesia Pentecostal: la segunda votaci¨®n de R¨ªo de Janciro se la llev¨® una se?ora muy conectada con los c¨ªrculos espirituales de la ciudad. El deporte puede valer, pero ah¨ª el terreno, nunca mejor dicho, es resbaladizo. Dada la pasi¨®n partidista existente el que se declare directivo del Flamengo, por ejemplo, conseguir¨¢, sin ninguna duda, el voto de los seguidores de ese equipo carioca, pero autom¨¢t¨ªcamente tambi¨¦n el contrario de los partidarios del Fluminense, el club rival de R¨ªo de Janeiro.
Por ello muchos prefieren mencionar la pertenencia a asociaciones deportivas juveniles' -lo que le marca como presunto protector del f¨²tbol de barrio-
Seamosjustos. Tambi¨¦n se pueden hacer discursos electorales y enviar con bandas de ?samba?, camiones -los utilizan los dos partidos- y arrojar folletos al pueblo que pasa. Incluso se puede, hablar en locales que est¨¢n si-' tuados a m¨¢s de quinientos metros de oficinas civiles o militares. y siempre que al hablar no se propugnen procedimientos violentospara subvertir al r¨¦gimen, el orden pol¨ªtico y social ni provoque animosidad entre las Fuerzas A rmadas o contra ellas ni calumnie, di/affie o injurie ¨®rganos o entida.des que ejerzan autoridadp¨²blica, vaguedad que el lector espa?ol habr¨¢ ya asociado probablemente con nuestro inefable y ?damocleciano? art¨ªculo 2. de la ley de Prensa. La respuesta m¨¢s gr¨¢fica y m¨¢s graciosa a esos impedimentos lo ha dado el candidato del MDB en Teresina (NE) Jos¨¦ Ribanar Mota, que aparece en los comicios con un elocuente esparadrapo tap¨¢ndole la boca.
Hubo otros trucos para deslizar la propaganda. Un candidato m¨¦dico deja cincuenta cruzeiros (unas doscientas pesetas) en la mano de cada enfermo del hospital que visita. Otro regala camisetas con el n¨²mero 5 1, que oficialmente no va contra la ley porque no es un n¨²mero de inscripci¨®n como candidato, pero por el cual es identificado por todos los habitantes de Santa Mar¨ªa en R¨ªo G.rande do Su?. Parece que el mote nac . i¨® cuanjo el se?or Ferteiserfervis¨ªt¨® In¨²tilmente todas las zapater¨ªas del pueblo intentando encontrar calzado para el tama?o de sus pies. Otro aprovecha sus consejos t¨¦cnicos radiados de c¨®mo usar un pant¨®grafo enviando luego a los solicitantes un folleto con instruccIOnes donde se le¨ªa ?Viva la A rena? terminando con ese intento de soborno. Si quieren unpant¨®grafo gratis vavan a la direcci¨®n local de ?Arena?.
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