Juana Franc¨¦s: "Mi pintura cuenta la soledad del hombre"
Juana Franc¨¦s expone su terrible pintura, sus asustadores armatostes en los bajos de la Biblioteca Nacional. Juana Franc¨¦s parece tener una visi¨®n del mundo atronadora, de este mundo, en que la m¨¢quina y el hombre se entremezclan hasta confundirse. Por eso, en una ambigua cara aparentemente humana coinciden las tripas de un despertador, las bielas de un coche o los mecanismos de un radiotransistor. ?No s¨®lo, estamos amenazados por las guerras y las bombas -dice a EL PAIS-. Hay algo alrededor de nosotros que nos va aprisionando y asfixiando, casi sin que nos demos cuenta. Que est¨¢ secando las condiciones m¨¢s ¨ªntimas del hombre y las m¨¢s humanas. El hombre se va volviendo una cosa. Se est¨¢ cosificando. Y este proceso que me aterra es el que motiva mi pintura, el que me empuja a pintar estas cosas que te parecen terribles.?
Pero Juana Franc¨¦s no siempre ha pintado as¨ª. En esta inmensa exposici¨®n, con cierto car¨¢cter retrospectivo, se van viendo sus ¨²ltimas evoluciones desde aquellas tierras grumosas, y sombr¨ªas. hasta estas especies de hombres, injerto de robot.
E la explica sus pasos as¨ª: ? Bueno, no me cost¨®, mucho desprenderme, de los modos acad¨¦micos de la Escuela de San Fernando, donde hice Bellas Artes. Pronto, mis formas, se hab¨ªan estilizado, y se presentaban rugosas, y casi geom¨¦tricas. En seguida dej¨¦ el ¨®leo por las pl¨¢sticas y las arenas. Y ya desde entonces cre¨® que estoy en una l¨ªnea informalista. En el 57, forme parte del incipiente grupo El Paso, y expuse con ellos en Madrid y en Oviedo. Luego, me tengo que fijar en la tierra, y aparecen ciertas su gerencias de paisajes, y mis cuadros tienen nombres de pueblos espa?oles.?
Esto era por los primeros a?os sesenta, y algunos de estos cuadros est¨¢n en esta exposici¨®n.
?Lo que pasa, es que de la tierra es irremediable pasar al hombre y del campo a la ciudad. Con este paso, -alrededor del 63- dejo el informalisimo otra vez, se empiezan a marcar abstractas figuras humanas que van a cristalizar en la serie que llamo El hombrey la ciudad. ?
Respecto a este cambio de atenciones art¨ªsticas y simplemente humanas explica a EL PAIS.
?Bueno, la evoluci¨®n no ha sido traum¨¢tica en absoluto. No sabr¨ªa decir si va primero la idea o su expresi¨®n pl¨¢stica. S¨¦ que ahora me veo casi obligada a plasmar la realidad actual, esta que rodea al hombre en su creaci¨®n m¨¢s terrible: la ciudad. A lo mejor, porque siento la angustia de esta especie de monstruo, la contradicci¨®n entre el orgullo del hombre por el progreso que cre¨® y que la ciudad simboliza y el atropello que estas fuerzas ejercen sobre su creador. La criatura, que tiene su propia din¨¢mica y se traga al hombre.? .
? Mis personajes -dice- no luchan, no gritan, no se rebelan. Miran implacables e inamovibles. Es que no representan, al hombre mismo, sino a esas fuerzas que pueden y deben provocar su angustia y su rebeld¨ªa. En realidad, y subraya esto, son como una gran amenaza que nos rodea. Es la sociedad que archiva, ahoga y enumera todo. ?
Los cuadros de Juana Franc¨¦s impresionan. Dan una oscura sensaci¨®n de dolor. Y ella dice: ?Es que me impresiona tanto la terrible soledad del hombre en la multitud ciudadana. Es que se coordinan tan bien las dos condiciones que afectan a la actual condici¨®n humana: por dentro, la soledad, la angustia. ?
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