El censo inflexible

El Gobierno y la Administraci¨®n -convendr¨®a que empez¨¢ramos ya a distinguirles- han endurecido para el reci¨¦n celebrado refer¨¦ndum, la inflexibilidad de las condiciones para participar en la consulta. Con una buena raz¨®n: abrir portillos concretos en la normativa vigente podr¨ªa degenerar en una r¨ªada de arbitrariedades y de sospechas.Sin embargo, tampoco pueden desconocerse los innumerables casos de frustraci¨®n que se han producido entre personas deseosas de votar, seguras de que pod¨ªan ha cerlo, y frenadas ante las mismas urnas por causas muy diversas, y, en ciertas ocasiones, por motivos sospechosos de manipulaci¨®n previa. Una de las conexiones de RTVE con Canarias, en la larga noche del refer¨¦ndum, nos revel¨® que s¨®lo en la provincia de Tenerife cuatro mil votantes, deseosos de ejercer su derecho c¨ªvico y cumplir con su deber hist¨®rico, se quedaron sin hacerlo por motivos formales. El hecho, repetido en toda Espa?a millares de veces, parece suficientemente grave como para meditar y conseguir inmediatamente una soluci¨®n ante las pr¨®ximas elecciones generales. No hace falta insistir en que las posibles actuaciones de la picaresca electoral no merecen esa meditaci¨®n, sino una implacable persecuci¨®n legal; muchos votantes que hab¨ªan recibido la citaci¨®n, por ejemplo, no estaban despu¨¦s registrados en el Colegio correspondiente. Casos asi pueden deberse a desentrenamiento, a simple incompetencia cuando no a artima?as inmovilistas o abstencionistas de baja ley. Si tales trampas, se han fraguado en alguna sucursal del Movimiento-organizaci¨®n ello ser¨ªa un argumento m¨¢s para el desamantelamiento de tan anacr¨®nicos reductos ante las pr¨®ximas elecciones.

Pero no hablamos ahora de estos casos. La normativa para la inclusi¨®n de los ciudadanos en el censo parece, a estas alturas, algo hirsuto e inflexible. Es verdad que por descuido o por inercia muchas personas no se hab¨ªan preocupado de verificar su situaci¨®n censal; pero la Administraci¨®n tiene el deber de ayudar todav¨ªa mucho m¨¢s a los ciudadanos para que lo puedan ser de verdad; aunque s¨®lo sea como compensaci¨®n de sus prolongados intentos para ahogarlos deseos de participaci¨®n, para contribuir a ego que llamaba Dionisio Ridruejo la desertizaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs. Es preciso ampliar y profundizar el alcance de la informaci¨®n administrativa, pero es tambi¨¦n necesaria, en servicio del pueblo que acaba de demostrar tan concluyentemente su decisi¨®n participante, una reforma flexible de los procedimientos y sistemas de inclusi¨®n en el censo, entre los que deber¨ªa figurar un procedimiento de urgencia con plazo de pocos d¨ªas entre la solicitud y su efecto. El censo es para el p¨²blico, no al rev¨¦s. Hay que ahogar la tremenda injusticia burocr¨¢tica que se ha cometido con los espa?oles residentes en el extranjero, que son doblemente espa?oles. a los que se ha despreciado pr¨¢cticamente, con escarnio administrativo del que son culpables, a partes iguales. las imprevisiones y las rutinas de la Administraci¨®n interior y del servicio exterior. No pedimos exigencia de responsabilidades, sino inmediata correcci¨®n de errores cuando todav¨ªa es tiempo para la pr¨®xima consulta.

La correcci¨®n normativa y de procedimiento es urgent¨ªsima si no se quiere repetir el penoso es pect¨¢culo de las abstenciones forzadas en las pr¨®ximas elecciones, que van a ser quiz¨¢s todav¨ªa m¨¢s decisivas que el refer¨¦ndum. Parece que para que los nuevos empadronamientos sean eficaces deben transcurrir seis meses desde la inscripci¨®n. Entonces quienes se inscriban ahora tampoco van a poder elegir a sus representantes en la proxima primavera. Habr¨ªa que terminar con tanta rutina y tanta rigidez. En el extranjero deber¨ªan bastar las listas consulares para Participar en las votaciones, sin necesidad de complicadas gestiones que, resultan imposibles para la mayor¨ªa de nuestros emigrantes y residentes. Se trata de un problema que, hay que abordar ahora, antes de que termine el proximo mes de enero. Quienes tienen la responsabilidad de hacerlo no deben olvidar la profunda frustracion c¨ªvica, pol¨ªtica y personal de millares y miliares de espa?oles merecedores de mejor trato por parte de su propia Administraci¨®n.