La C¨¢mara de Diputados reconoce al grupo de "misinos" escindidos
Giorgio Almirante, secretario general del Movimiento Social Italiano (neofascista), no lleg¨® a tiempo desde la isla de Sicilia, donde estaba preparando el congreso nacional de enero pr¨®ximo, para impedir que los ?rebeldes? y ?moderados? de su partido pidieran al presidente de la C¨¢mara de Diputados, el comunista Pietro Ingrao, el reconocimiento como grupo independiente o aut¨®nomo.La c¨¢mara, sin embargo, ha reconocido a los 16 diputados rebeldes, de un total de 35, el derecho a asociarse en un grupo parlamentario que se denominar¨¢ Constituyente de Derechas- Democracia Nacional. El reglamento exig¨ªa que fueran 20, pero la presidencia de la c¨¢mara puede autorizar una formaci¨®n con un n¨²mero inferior, a condici¨®n de que en las elecciones anteriores inmediatas haya presentado listas de propios candidatos por lo menos en veinte colegios, y haya obtenido un m¨ªnimo de 300.000 votos. As¨ª lo hizo el 20 de junio pasado, la llamada corriente Democr¨¢tica Nacional bajo el lema de Movimiento Social Italiano-Constituyente de Derechas.
Los parlamentarios rebeldes han dirigido un llamamiento para que confluyan en su postura todos los que en el seno del movimiento social, de la derecha nacional y de otros sectores acepten los postulados de libertad, antitotalitarismo y reconocimiento del sistema democr¨¢tico y constitucional. Detr¨¢s de estas palabras hay que leer precisas acusaciones contra Almirante y su pol¨ªtica de abolici¨®n de las corrientes en el partido, de haber hecho excesivas concesiones a los ultras de derecha identificando el partido con el partido fascista, prohibido por la constituci¨®n.
La escisi¨®n del Movimiento Social Italiano, que en las ¨²ltimas elecciones obtuvo un 7% de votos, favorece de hecho la formaci¨®n en el pa¨ªs de una derecha limpia. Por el momento, el nuevo grupo ofrece alianza a la Democracia Cristiana, sin contrapartida alguna. Tambi¨¦n se profesa antifascista, porque como dice su portavoz, Clemente Manco, el fascismo hay que considerarlo hist¨®ricamente cerrado, y sue?a con la creaci¨®n de un amplio frente anticomunista que vaya desde la Democracia Nacional al Partido Republicano y Socialdem¨®crata, pasando por la Democracia Cristiana y el Partido Liberal.
Ante una operaci¨®n ambiciosa, pero no irreal, la Democracia Cristiana demuestra desconf¨ªanza: Aunque la escisi¨®n fascista sea presentada m¨¢s en funci¨®n de est¨ªmulo que de ruptura, es dif¨ªcil que la Democracia Cristiana como partido de masas olvide sus ra¨ªces populares, aunque sea a cambio de un mejor futuro de partido conservador.
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