La Iglesia, contraria a la formaci¨®n de partidos pol¨ªticos cristianos

El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n se ha mostrado contrario a la formaci¨®n de partidos pol¨ªticos cristianos, en su carta cristiana publicada el pasado domingo en el bolet¨ªn Iglesia en Madrid.

Tras se?alar que existen en Europa y en Espa?a partidos pol¨ªticos que se llaman cristianos, el cardenal Taranc¨®n dice que comprende las razones que movieron a los cat¨®licos y a¨²n a los obispos a promocionar partidos pol¨ªticos confesionales en determinadas circunstancias concretas, para indicar a continuaci¨®n que lo que pudo ser l¨ªcito en un momento hist¨®rico puede no ser conveniente en otra ¨¦poca hist¨®rica o en otro clima social, o en una coyuntura especial de un pueblo determinado.Despu¨¦s se pregunta el arzobispo de Madrid si en el a?o 1976, despu¨¦s del Concilio Vaticano y en la situaci¨®n actual de Espa?a, es conveniente que exista un partido con el apellido de cristiano. ?La Iglesia como tal -afirma-, el cristianismo, no puede estar ligado a ning¨²n r¨¦gimen pol¨ªtico y menos, evidentemente a una tendencia pol¨ªtica que ineludibiemente ha de ser germen de divisi¨®n.?

?Los espa?oles -a?ade-, en su inmensa mayor¨ªa son al¨¦rgicos actualmente a la intervenci¨®n de la Iglesia en el campo pol¨ªtico, porque creen que la Iglesia se ha valido del poder para defender sus intereses espec¨ªficos. Todo aquello, pues, que puede dar la impresi¨®n de que el cristianismo -o la la Iglesia- pretende el poder pol¨ªtico o de que la Iglesia, aunque sea oficiosamente, act¨²a en ese campo, ser¨ªa actualmente un peligro. Los esfuerzos realizados por la jerarqu¨ªa espa?ola para aclarar esos criterios resultar¨ªan bald¨ªos?, explica el cardenal.

?Tambi¨¦n dice el Concilio, hablando de las opciones temporales de los cristianos, que "a nadie le est¨¢ permitido reivindicar en exclusiva a favor de su parecer la autoridad de la Iglesia", ya que dentro de la fidelidad al Evangelio caben soluciones distintas -y hasta divergentes- para los problemas temporales.?

?Y un partido que se presenta como confesional-cristiano -finaliza el cardenal- siempre ofrece el peligro de que sea considerado como portavoz de la jerarqu¨ªa o como la expresi¨®n genuina -la ¨²nica- del Evangelio. Lo cual ser¨ªa sencillamente funesto. La Iglesia no debe dar la impresi¨®n de que se vincula a un determinado partido ni que ambiciona el poder para imponer a todos sus postulados evang¨¦licos.?