?Hacia la separaci¨®n de las ideas de defensa y orden p¨²blico?
La comisi¨®n delegada para Asuntos Militares, creada por el Consejo de Ministros del pasado d¨ªa 23, parece que operar¨¢ en dos vertientes netamente diferenciadas: la de la defensa nacional, concebida como un asunto militar, y la del orden p¨²blico. En la primera vertiente, la comisi¨®n deber¨¢ ayudar a preparar urgentemente, seg¨²n se trasluce de la informaci¨®n disponible, criterios sobre la organizaci¨®n superior de la defensa nacional, sobre la actualizaci¨®n de las dotaciones presupuestarias en los pr¨®ximos a?os y sobre la pol¨ªtica del personal militar. En la segunda vertiente se considerar¨¢n criterios sobre la pol¨ªtica de personal de las fuerzas de orden p¨²blico, y se estudiar¨¢ un reajuste de competencias de la jurisdicci¨®n militar. Asimismo, el Consejo de Ministros trat¨® de dos reales decretos por los que se regulan las atribuciones, funciones y responsabilidades de los jefes del Estado Mayor Central del Ej¨¦rcito, y del Estado Mayor del Aire. Esta regulaci¨®n es un tema central en la reorganizaci¨®n del esfuerzo defensivo espa?ol, y se espera sirva para dar a ¨¦ste cohesi¨®n, organicidad y unidad. Curiosamente, el Consejo de Ministros no ha preparado un decreto similar sobre el Estado Mayor de la Marina, debido sin duda, a que ¨¦ste, en su estructura actual, ha podido servir de inspiraci¨®n a la reestructuraci¨®n de aqu¨¦llos, en el sentido de fortalecer la figura del jefe del estado mayor correspondiente y darle superior jerarqu¨ªa funcional, tal como ocurre en la Armada.Estas importantes iniciativas tienen lugar bajo la influencia de hechos de sobra conocidos: 1) el creciente inter¨¦s por participar en el esfuerzo defensivo occidental. lo que impone una racionalizaci¨®n de la estructura de las Fuerzas Armadas; 2) un movimiento de confrontaci¨®n de algunos sectores de las Fuerzas de Orden P¨²blico con el Gobierno, ejemplificado en las manifestaciones de polic¨ªas armados y guardias civiles. Estos hechos ponen de relieve la implicaci¨®n mutua actual entre defensa y orden p¨²blico. El proceso de reforma emprendido parece tender a separar ambos conceptos. Se tratar¨ªa de un esfuerzo de racionalizaci¨®n, desde la perspectiva de la reforma pol¨ªtica y de la soluci¨®n de los problemas internacionales de Espa?a. Esta cuesti¨®n se present¨® desde el principio como de car¨¢cter netamente pol¨ªtico, y como tal fue abordada. Hace casi dos a?os, el blanco de los ataques de la corriente ideol¨®gica franquista fue el proyecto de ley Org¨¢nica de la Defensa Nacional, retirado por el Gobierno ante la resistencia de la comisi¨®n de Defensa de las Cortes que no quer¨ªa dar carta blanca a un fortalecimiento del Alto Estado Mayor, ni primac¨ªa al car¨¢cter t¨¦cnico de la funci¨®n defensiva. Meses antes, el autor de ese proyecto de ley, el teniente general Diez Alegr¨ªa, hab¨ªa sido destitu¨ªdo como jefe del Alto Estado Mayor. Donde ese sector se mostr¨® m¨¢s activo fue en el de orden p¨²blico, apoyando las medidas en el Pa¨ªs Vasco y dando los pasos que condujeron al decreto-ley de lucha contra el terrorismo. El clima de deterioro de la ¨²ltima etapa del franquismo hizo comprender a Estados Unidos. que era imposible la recuperaci¨®n internacional del r¨¦gimen, que era pol¨ªticamente inconveniente la prolongaci¨®n autom¨¢tica del acuerdo militar hispano-norteamericano y que la salida de Espa?a hacia la OTAN, que Washington hab¨ªa preconizado en el Consejo de la Alianza (mayo de 1975). estaba cegada. De ah¨ª su negativa a aceptar los t¨¦rminos de la generosa oferta de Cortina, para la renovaci¨®n de los acuerdos, en octubre de ese a?o, y su ansioso deseo de imprimir un nuevo curso a sus relaciones con Espa?a, una vez instaurada la Monarqu¨ªa.
Dos tensiones han estado operando sobre la conciencia de los responsables en este terreno: la de dar una soluci¨®n internacionalmente v¨¢lida al esfuerzo defensivo espa?ol y una soluci¨®n pol¨ªtica a los problemas de convivencia y orden p¨²blico. Las resistencias presentadas a ambas soluciones por el franquismo ideol¨®gico han sido enormes en el curso de los casi seis meses transcurridos del Gobierno Su¨¢rez y de su vicepresidente Guti¨¦rrez Mellado, el m¨¢s carecterizado representante de la corriente ?profesionalizada? de las Fuerzas Armadas.
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