La paz no ser¨¢ posible si mantenemos la intolerancia
?La celebraci¨®n de la Jornada de la Paz, propuesta por el Papa para toda la Iglesia, es una interpelaci¨®n muy seria para todos los espa?oles en estos momentos concretos de nuestra patria: ?ser¨¢ posible realizar la evoluci¨®n que todos estamos intentando en un clima de serenidad y de paz??, comienza diciendo el cardenal Enrique Taranc¨®n en un mensaje sobre esta celebraci¨®n.?Porque la paz -sigue diciendo el cardenal- no ser¨¢ posible mientras ciertos sectores mantengan posiciones de intolerancia-, mientras algunos utilicen medios de violencia y de terror para imponer sus propios criterios: mientras nos dejemos guiar por sentimientos de revancha. mientras no hagamos todos un esfuerzo por comprendernos y para superar las divergencias, mirando al bien de la patria.?
?Distintos acontecimientos ponen en peligro la convivencia pac¨ªfica entre los espa?oles: la conciencia p¨²blica est¨¢ angustiada por un secuestro inexplicable, cuyo final se presenta oscuro y en el que peligra la vida de un hermano nuestro; otros acontecimientos turban la serenidad de los esp¨ªritus y aumentan las dificultades para poder proclamar y respetar abiertamente los derechos, de los hombres y conseguir la verdadera libertad.?
?Es indispensable que todos los ciudadanos, guiados por las autoridades, sepamos crear un clima de respeto mutuo, de comprensi¨®n, de libertad, de justicia y de amor.
?La Jornada de la Paz -concluye el mensaje- con que empieza el a?o 1977 puede ser -debe ser- la consolidaci¨®n de una paz justa, llevadera y estable. Esta jornada nos ofrece ocasi¨®n obligada para que las comunidades cristianas renueven sus s¨²plicas ante Dios, Padre de las Misericordias. Estoy seguro de interpretar el sentir de la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles, cuando en el umbral del nuevo a?o alzo mi voz de pastor de la Iglesia, apelando a todos los cat¨®licos y a los hombres de buena voluntad, para que colaboren sin regateos en el sincero esfuerzo de promover la paz y la justicia. evitando por encima de todo. las discordias que en otros momentos han desgarrado el cuerpo de nuestra querida Espa?a.?
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