Para la paz en el Pa¨ªs Vasco
EL PROBLEMA m¨¢s enconado y peligroso que ha heredado la Monarqu¨ªa est¨¢ localizado en el Pa¨ªs Vasco. La ¨²nica zona que ha dado una abstenci¨®n superior al 50 por cien en el refer¨¦ndum ha sido la del litoral vasco. La mayor parte de los presos no comunes que quedan en las c¨¢rceles son vascos. La preocupaci¨®n en las ciudades y en los pueblos de Navarra, Alava, Gu¨ªp¨²zcoa y Vizcaya no hace sino crecer mientras en la mayor parte de Espa?a cede la tensi¨®n. Las ra¨ªces del problema no son econ¨®micas, pues los tres millones de vascos tienen una renta media comparable a la de B¨¦lgica. Un contrapunto del refer¨¦ndum se celebr¨® all¨ª el 27 de septiembre, cuando la regi¨®n fue a la huelga, virtualmente total, para pedir la amnist¨ªa de sus presos.El oleaje de acontecimientos que sacude al Pa¨ªs Vasco conmueve una y otra vez a la opini¨®n p¨²blica de Espa?a. Sin embargo, esa opini¨®n masiva carece de los datos indispensables para penetrar en un proceso complejo, agravado por una desinformaci¨®n de varlas d¨¦cadas.
En los ¨²ltimos d¨ªas, una serie de hechos anuncian que la tensi¨®n no mejora: un muchacho de dieciocho a?os ha perdido la vida en Santesteban, tras un incidente evitable: una enorme expectaci¨®n en las cuatro Provincias vasco-navarras ha esperado la posible ampliaci¨®n de la amnist¨ªa para las fiestas navide?as: dos ayuntamientos, los de Tolosa y Mondrag¨®n, han pedido la retirada de ciertos elementos de la fuerza p¨²blica: veintisiete municipios m¨¢s han pedido que se autorizara la bandera realonal; y la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa, cuyos miembros fueron designados por el r¨¦gimen anterior, acaba de solicitar la amnist¨ªa total.
Dos enfoques se interfieren en el problema. De un lado, las vivencias de los propios vascos, que se sienten discriminados y sometidos a vejaciones diversas. La segunda consicieraci¨®n parece haber alcanzado ya a los m¨¢s altos niveles del Estado, y se resume as¨ª: un mal de esta naturaleza pone en peligro este r¨¦gimen cualquier sistema, por s¨®lido que sea. Tanto m¨¢s si se trata de una etapa de transici¨®n hacia la racionalidad democr¨¢tica en un momento de dificultad econ¨®mica.
La primera medida para encarar el problema consistir¨ªa en desmontar el c¨²mulo de equ¨ªvocos y deformaciones para. proceder a un gran debate nacional capaz de clarificar la situaci¨®n y definir las fuerzas en presencia.
El segundo paso consistir¨ªa en comprender las razones de la tensi¨®n acumulada en estos a?os. Los ataques reiterados, desde el terreno administrativo al cultural, contra la identidad del pueblo vasco deben analizarse en profundidad para evitar su repetici¨®n en el futuro. La lengua vasca, prohibida en la postguerra civil y perseguida luego, hubiera muerto de no existir el nivel de conciencia en generaciones y estamentos, que han luchado por mantener el idioma materno.
Pero el fen¨®meno que pide soluci¨®n m¨¢s apremiante es la espiral acci¨®n-represi¨®n-acci¨®n, desarrollada durante la ¨²ltima d¨¦cada. A ello han contribuido, sin duda, la barbarie de peque?os grupos de etiqueta separatista y conducta terrorista. Esos grupos han utilizado como justificaci¨®n la otra barbarie, no por aislada menos escandalosa, de ciertos funcionarios que el Estado deber¨ªa, por su buen nombre, disciplinar y controlar. Otros elementos han actuado, en el Pa¨ªs Vasco, con torpe mentalidad de ocupaci¨®n, y una parte amplia de la poblaci¨®n ha replicado a su vez con una mentalidad de resistencia. El castigo indiscriminado, municipio a municipio, ha sido el aglutinante movilizador de colectividades enteras. Evidentemente la espiral tiene un techo, a¨²n no alcanzado, pero rozado esta Nochebuena. Por eso es necesario comprender cuanto antes, que la espiral no es posible si una de las partes se abstiene de entrar en el juego.
Con demasiada frecuencia el poder central ha vuelto sus espaldas a esta realidad a lo largo de las ?ltimas d¨¦cadas. Este divorcio entre los hechos y los deseos ha convertido un problema localizado en un foco de deterioro general, de consecuencias. Un comando terrorista cambi¨® el curso del franquismo con el asesinato del almirante Carrero, otro grupo de activistas intent¨® desestabilizar la situaci¨®n con el ametrallamiento, a la luz del d¨ªa, del se?or Araluce. Esas y otras acciones tienen un denominador com¨²n: la falta de esclarecimiento sobre sus m¨®viles ¨²ltimos. Acciones de esta naturaleza suelen ejercerse sobre naciones de equilibrio precario, pero no sobre colectividades cuya establildad democr¨¢tica permanece ajena ante los procedinilentos al uso en el Caribe.
A lo larqo de 1976, el Rey ha visitado las principales regiones espa?olas. No ha podido viajar a Vasconia. Con la prudencia demostrada hasta hoy, don Juan Carlos ha dado muestras de atenci¨®n al grav¨¦ problema, y ha anunciado, en su mensaje de Navidad, su prop¨®sito e visitar el Pa¨ªs Vasco. adelantando se?ales inequ¨ªvocas de un completo plan pacificador.
S¨®lo los planteamientos realistas har¨¢n viable el sistema que ha sutituido al poder de Franco. All¨ª donde el r¨¦gimen anterior se obsesionaba por creer que no exist¨ªa un problema, debe haber una acci¨®n para hacer frente a la realidad.
La herida vasca, irresponsablemente abierta durante tantos a?os, ha de cerrarse en 1977. Las claves de la soluci¨®n han sido ya enunciadas: amnist¨ªa total para delitos nocomunesy r¨¦gimen aut¨®nomo. El pueblo vasco debe ser consciente de que su futuro va unido al de lit comunidad espa?ola, pero necesita un Estado deniocr¨¢tico que destierre los criterios centralistas.
La paz en el Pa¨ªs Vasco es quiz¨¢ la primera clave de la estabilidad espa?ola. Y es, con seguridad, la cancelaci¨®n de una larga injusticia hist¨®rica que ha causado ya demasiada sangre, demasiados terrorisinos, y un nivel de riesgo permanente que un Estado moderno no puede aceptar.
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