El a?o agr¨ªcola
Aunque la Secretar¨ªa General T¨¦cnica del Ministerio de Agricultura acaba de anunciar a bombo y platillo los datos correspondientes a la agricultura espa?ola... ?en 1975!, las fechas son quiz¨¢ m¨¢s apropiadas para comentar algunos de los cambios operados en el sector primario durante el a?o que acaba de terminar: es decir, 1976.Aparte de los balances de resultados que ir¨¢n apareciendo en las pr¨®ximas semanas referentes a circunstancias meteorol¨®gicas, producciones, precios y dem¨¢s magnitudes, es urgente se?alar una serie de factores de naturaleza m¨¢s bien estructura? que han aparecido o se han consolidado durante los pasados,doce meses.
En primer lugar, hay que se?alar un hecho que va a tener graves consecuencias; para la econom¨ªa nacional en los pr¨®ximos a?os: se trata de la institucionalizaci¨®n de un paro end¨¦mico en numerosas zonas del campo espa?ol en momentos de crisis econ¨®mica nacional e Internacional que impiden la absorci¨®n de los excedentes de mano de obra que a¨²n se generan en el sectoragrario. El modelo desarrollista impuesto en la d¨¦cada de los a?os sesenta contaba con reducir aceleradamente la proporci¨®n de poblaci¨®n activa agr¨ªcola del pa¨ªs (no importa con qu¨¦ costes sociales) hasta llegar a una tasa inferior al 15%, similar a la mantenida en pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados. Pero la tesis desarrollista- no cont¨® con que la crisis econ¨®mica iba a congelar dicha proporci¨®n a un nivel superior al 20% y que ello iba a producir un paro estructural de muy dif¨ªcil soluci¨®n. Todo esto sin contar con el crecimiento vegetativo de la poblaci¨®n y la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo con lo que. por primera vez en muchos a?os podr¨ªa verse aumentado en 1977 el volumen relativo de poblaci¨®n activa ocupada en actividades agrarias.
El segundo hecho. puesto claramente de manifiesto en el a?o reci¨¦n terminado. es la penuria de medios financieros para, llevar a cabo las transformaciones que todav¨ªa necesita nuestra agricultura. La persistencia de condiciones climatol¨®gicas adversas durante las tres ¨²ltimas campa?as agr¨ªcolas. junto con la continua deterioraci¨®n de la relaci¨®n entre precios percibidos y precios pagados por el agricultor, han reducido las disponibilidades empresariales al m¨ªnimo haciendo desaparecer cualquier posibilidad de autofinanciaci¨®n en un sector que hasta no hace mucho tiempo era fuente de recursos financieros para el desarrollo del resto de las actividades econ¨®micas del pa¨ªs. A pesar de ello. ¨¦stas ¨²ltimas son todav¨ªa capaces de extraer gran parte del ahorro.que a¨²n se genera en el campo a trav¨¦s de los Bancos y Cajas de Ahorro (que no cesan de abrir nuevas oficinas en el medio rural), sin que esos recursos redunden de forma alguna en beneficio del medio en el que fueron captados. Este hecho. que se pone de manifiesto-al comprobarlos irrisorios porcentajes que las entidades financieras citadas dedican a cr¨¦ditos destinados a la inversi¨®n agraria. habr¨¢ de ser resuelto con urgencia si no se quiere asistir en el ano 1977 a la completa descapitalizaci¨®n de las explotaciones campesinas.
Por ¨²ltimo. es preciso hacer referencia a un hecho que pr¨®ximamente reconocer¨¢n todas las fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs: de acuerdo con la ley de Reforma Pol¨ªtica aprobada en diciembre y con la ley Electoral que est¨¢ en proceso de elaboraci¨®n, no es dif¨ªcil pronosticar que el voto rural va a tener especial importancia en las pr¨®ximas elecciones, hasta el punto de que es muy posible que m¨¢s de un tercio de la C¨¢mara de Diputados sea elegido en provincias con menos de 500.000 habitantes que -a excepci¨®n de Alava- cuentan con una mayor¨ªa de la poblaci¨®n directamente ocupada en actividades agrarias o muy estrechamente ligada a ellas. En este sentido, el cambio de premisas pol¨ªticas operado en 1976 significar¨¢ una variaci¨®n radical en el tratamiento que de los problemas del campo se har¨¢ en el futuro si es que se quiere mantener en el pa¨ªs una democracia estable.
Los tres hechos citados, que de alguna manera se contradicen y complementan hacen de 1976 un a?o de excepcional importancia para el sector ya que muestran, cada uno a su manera. que la actividad agraria sigue ocupando lugar fundamental en el desarrollo econ¨®mico y pol¨ªtico del Estado espa?ol.
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