Prop¨®sito de enmienda
En la actual circunstancia, parece evidente que la transici¨®n hacia la democracia va a efectuarse manteni¨¦ndosa pr¨¢cticamente en su integridad el actual conjunto normativo. Tambi¨¦n se deduce de las manifestaciones, tanto del Gobierno, como de la Oposici¨®n, que cualquier modificaci¨®n fundamental, y el reconocimiento de nuestra autonom¨ªa lo es, deber¨¢ efectuarse a partir de las Cortes Constituyentes, derivadas de las primeras elecciones.Ello conlleva, en primer lugar, a olvidar maximalismos basados en una extructuraci¨®n ?ex novo? de un poder auton¨®mico. Y en segundo lugar, a adoptar una decisi¨®n sobre si preferimos esperar a que la Asamblea Constituyente de al Estado una estructura al menos, de autonom¨ªas, o si intentamos ir haciendo camino en tal sentido desde este momento. La primera alternativa nos hace desconfiar, pues la experiencia viene demostrando que al poder central, de cualquier significaci¨®n que sea, le cuesta mucho ceder en algo m¨¢s que no sea la mera descentralizaci¨®n o delegaci¨®n de funciones. Y la autonom¨ªa es siempre la creaci¨®n de un nuevo poder, situacion presumiblemente competitiva, puesto que las futuras entidades territoriales aut¨®nomas pretender¨¢n ciertamente, unas atribuciones superiores a las que el centralismo est¨¦,en principio, dispuesto a conceder. Adem¨¢s, supondr¨ªa un problema importante en el terreno pr¨¢ctico, pues habr¨ªa que improvisar, dentro de cerca de dos a?os, toda una base administrativa, de medios y funcionarios sobre la que descansar¨¢ el poder auton¨®mico, con todos los problemas pr¨¢cticos que ello significa: nuevas demarcaciones territoriales, lengua, hacienda p¨²blica, etc¨¦tera.
La segunda es dif¨ªcil, pero posible. Ser¨¢ inviable, desde luego, si en este per¨ªodo intermedio desde ahora a la disoluci¨®n de las constituyentes. no se arbitra una soluci¨®n de este tipo para Catalu?a, Euzkadi y Galicia. Pero todo hace pensar que en tal sentido se avanzar¨¢. Y lo que los valencianos debemos conseguir es que nuestro pa¨ªs merezca similar trato. Sufrimos un h¨¢ndicap importante: Carecemos de texto legal que nos sirva de referencia, como aquellas nacionalidades tienen. Pero la l¨®gica nos hace suponer,que dif¨ªcilmente pueda restablecerse la vigencia de los antiguos Estatutos de Autonom¨ªa de la Rep¨²blica, ya queno pueden encajar plenamente en la normativa actual. La soluci¨®n ser¨¢ encontrar un sistema que permita -la instauraci¨®n de alg¨²n tipo de Gobierno aut¨®nomo ?basado en los principios, e instituciones? que crearon aquellos estatutos.
Atribuciones delegadas
Dentro de esta perspectiva, pienso que todav¨ªa es posible conseguir para el Pa¨ªs Valenciano una configuraci¨®n de este tipo, a lo largo del per¨ªodo intermedio. Partiendo de la normativa vigente fuertemente centralista, habr¨ªa que poner en marcha un mecanismo legal y de poder que permita, en lo que hoy es posible, la administraci¨®n de nuestros intereses desde el propio Pa¨ªs Valenciano. Es presumible, que en tal circunstancia, la mayor parte de las atribuciones seguir¨¢n siendo atribuciones delegadas, porque la ley as¨ª lo prev¨¦. Pero las delegaciones pueden concretarse en muy diversas personas. La actual normativa supone para cada provincia, a nivel de Administraci¨®n del Estado, un gobernador civil y nueve delegados ministeriales, adem¨¢s de otros cargos de menor importancia. Y la Administraci¨®n Local, el presidente de la Diputaci¨®n y alcaldes. Excepto alg¨²n caso excepcional, son todos cargos de designaci¨®n directa, por tanto perfectamente pactables. El primer paso ser¨¢ entonces la negociaci¨®n directa con el Gobierno para la provisi¨®n de tales cargos. (Pi¨¦nsese a modo de ejemplo, la importancia que pod¨ªa tener para la ense?anza de la lengua unas delegaciones del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia orientadas por.el criterio auton¨®mico). Se trata, consecuentemente, de concretar un posible punto de negociaci¨®n donde todos los partidos pol¨ªticos del pa¨ªs coincidan, e inicien ya una reivindicaci¨®n pol¨ªtica concreta en este sentido.
Deber¨ªa crearse adem¨¢s. alguna organizaci¨®n a nivel de Pa¨ªs Valenciano con todos o parte de los referidos cargos, ocupados va, hasta su provisi¨®n legal democr¨¢tica, por personas resultado de la negociaci¨®n, que pudiera sentar las bases pr¨¢cticas de una Administraci¨®n propia, la cual, evidentemente, despu¨¦s quedar¨ªa definitivamente estructurada conforme el Estatuto de Autonom¨ªa. libremente aprobado por los valencianos.
Desde luego, no es esto m¨¢s que un apunte de una simple posibilidad. que me limito a sugerir. Me consta que se halla suficientemente elaborada e desarrollada e incluso redactada a nivel de propuesta de textos legales.
He querido, no obstante. rese?arla a¨²n con la conciencia de que no es m¨¢s que la sugerencia de un camino posible porque considero urgente que todos los, partidos pol¨ªticos valencianos puedan presentar unas bases m¨ªnimas de acuerdo a este respecto, a los valencianos, y a todo el Estado. Porque la negociaci¨®n habr¨¢ que hacerla tanto con el Gobierno como con la propia Oposici¨®n. que si bien c¨®n sensibles matices diferenciales, de hecho, han coincidido. hasta la fecha de ir posponiendo el tema de nuestra autonom¨ªa.
Frente valenciano
De la puesta en pr¨¢ctica de este proyecto o cualquier otro similar puede derivarse la circunstancia de que la autonom¨ªa del Pa¨ªs Valcenciano se obtenga a corto plazo, o se vea postergada hasta tiempos que no lleguemos a conocer, Y nuestra pretensi¨®n auton¨®mica, en una situaci¨®n provisional, solamente podr¨¢ ser asumida por el Estado Central, tanto por lo que hoy es Gobierno, como por lo que hoy es Oposici¨®n, que son en definitiva, quienes han de ceder competencias, si es tin¨¢nimemente exigida por todos los partidos pol¨ªticos, y entidades sociales, con una cierta representatividad y relevancia, en lo que hoy son provincias de Castell¨®n, Valencia y Alicante.
Para conseguir esto no basta, con ser muy valioso, el solo esfuerzo de la Taula. Han de colaborar en ello los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos que se encuentran a la derecha de la misma. E incluso instituciones ciudadanas, de modo que se pueda lograr un com¨²n frente valenciano para la transici¨®n. Pi¨¦nsese que no se trata de redactar un estatuto. Hay que reconocer, en lo que valen, los esfuerzos realizados ya en este sentido, si bien comprender que los modelos estatutarios redactados s¨®lo pueden actuar como modelos. Ser¨ªa ¨¦sta adem¨¢s, una pretensi¨®n excesiva, pol¨ªticamente imposible y l¨®gicamente absurda, pues el contenido concreto del estatuto depender¨¢ de la relaci¨®n de fuerzas existentes en nuestro pro pio proceso constituyente. Es tan solo arbitrar hoy un sistema, para que tal proceso,de elaboraci¨®n libre y democr¨¢tica del estatuto pueda pr¨®ducirse.
Insisto en que esta pretensi¨®n habr¨¢ que negociarla tanto con los poderes actuales como con la Oposici¨®n a nivel del Estado. Por ello, hay que presentar f¨®rmulas elaboradas y viables. en evitaci¨®n del sistem¨¢tico rechazo que venimos recogiendo. No podemos, como Pa¨ªs Valenciano, quedar marginados del proceso general 'de construcci¨®n de un Estad¨® democr¨¢tico. Exigir un ?reconocimiento a plazo fijo? de nuestra personalidad, con la amenaza de considerarnos no concernidos si ¨¦ste no se produce, provocar¨ªa simplemente un aislamiento de las diversas fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs, y el olvido general de nuestros intereses. Por ello hay que plantear bien claro, con un proyecto de desarrollo normativo, qu¨¦ queremos, pues de los contrarrio ni poder ni Oposici¨®n, centralistas ambos, pactar¨¢n sobre lo que no entienden m¨¢s que como un problema molesto, o en el mejor de los casos, algo que habr¨ªa que solucionar, si bien, al carecer de referencias formales concretas al respecto, sin excesiva prisa para no crear mecanismos generadores de inseguridades o sorpresas. El problema podr¨ªa obviarse, o al menos se plantear¨ªa en sus justos t¨¦rminos. si nosotros, los valencianos. pudi¨¦ramos expresar del modo m¨¢s concreto posible qu¨¦ esto que pretendemos para este per¨ªodo intermedio. Y si no tenemos hoy la referencia. tratemos de elaborarla.
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