Peligros del catastrofismo
La sesi¨®n de bolsa de ayer puede calificarse de hist¨®rica. No se conoc¨ªa entre los habituales del lugar una jornada con tan bajo volumen de contrataci¨®n ni con la presencia de un solo valor -el Metro- en la lista de alzas. De los 43 millones de pesetas nominales contratadas, catorce corresponden al Banco Meridional que empieza a contar su ampliaci¨®n y otros tantos se reparten entre Telef¨®nica, L¨®pez Quesada, Hidro Catalu?a, Hidrola, Fintisa, Fecsa y Trasmediterr¨¢nea. El resto son peque?as partidas de los otros 66 valores contratados.En medios burs¨¢tiles se estima que el comportamiento del mercado en las dos sesiones de 1977 parece responder a objetivos catastrofistas de algunos protagonistas importantes del mismo. Parece que algunos intereses desestabilizadores pretenden que el term¨®metro pol¨ªtico que es la Bolsa marque un bajo m¨ªnimos en estos momentos de transici¨®n.
Creemos que la gravedad de la crisis econ¨®mica no justifica la aton¨ªa burs¨¢til. Los cambios est¨¢n situados a unos niveles en los que te¨®ricamente se puede decir que han llegado al suelo.
Muchas sociedades, desde las el¨¦ctricas a algunos bancos, est¨¢n por debajo de su valor contable. Hidrola, que capitanea la familia Oriol, y Sevillana, sociedad en la que tambi¨¦n tienen participaci¨®n, est¨¢n ya por debajo de la par.
Ni la grave situaci¨®n econ¨®mica (v¨¦ase editorial) ni la urgencia de una pol¨ªtica que merezca tal nombre justifica en estos momentos una debacle burs¨¢til que hunda al peque?o ahorrador que aun sigue en el mercado de valores y produzca una oteada de miedo e inestabilidad en el empresariado y las clases medias.
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