El contenido m¨ªnimo del pacto sindical
Si para lograr que en este pa¨ªs reine la democracia hay que evitar que el pa¨ªs se hunda econ¨®micamente, y para ello es necesario un pacto sindical, yo soy decidido partidario de tal pacto.Por supuesto que el punto de partida debe ser el establecimiento, sin dilaci¨®n, de la libertad sindical. De ah¨ª que el primer punto del posible pacto sindical deba ser la ratificaci¨®n, en un plazo m¨ªnimo y convenido, de los Convenios 87 y 98 de la OIT, para, a partir de ah¨ª, legalizar la situaci¨®n de tolerancia de los sindicatos democr¨¢ticos. Congruentemente con ello en el pacto sindical debe figurar el compromiso estatal de no intervenir, ni positiva ni, negativamente, en la creaci¨®n y desenvolvimiento de los sindicatos que existan o se creen.
F¨¢cilmente se comprende que, por lo hasta aqu¨ª dicho. el segundo punto de ese posible pacto sindical deba ser el desmantelamiento de la Administraci¨®n Institucional de Servicios Socioprofes¨ªonales (AISS), heredera oficial de su antecesora, a¨²n viva, la Organizaci¨®n Sindical (OSE). El desmantelamiento de la AISS es posible legalmente porque el decreto-ley de 8 de octubre de 1976, que la cre¨®, es un marco ctaramente transitorio. Se tratar¨ªa desacar en un plazo fijado en el pacta sindical, de la te¨®rica situaci¨®n de neutralizaci¨®n en que el gobierno Su¨¢rez ha colocado desde el pasado octubre al patrimonio procedente de la OSE y los funcionarios sindicales adjudicados a la AlSS.
Desmantelar la AISS significa atribuir a la Administraci¨®n del Estado no pocas de las funciones que aqu¨¦lla tiene y que son propias de ¨¦ste. Significa asimismo que el patrimonio de la AISS pase a los sindicatos obreros, distinguiendo el que corresponde a las organizacione sindicales existentes en 1939 (UGT, CNT .... ) del generado desde entonces con cargo a la obligatoria cuota sindical verticalista. Conv¨¦nzanse los empresarios espa?oles de que, efectivamente, tienen que organizarse, pero sin contar para ello con su aportaci¨®n a la cuota sindical, pues una cosa es que formalmente la cuota haya incidido sobre los empresarios, y otra, seriamente realista, que el pago de esa cuota sindical empresarial no haya sido transferido, que lo ha sido a los consumidores (mayoritariamente asalariados), incluyendo el importe de la cuota empresarial en los precios de venta de bienes y servicios.
Desmantelar la AISS significa asimismo que en el pacto sindical que postulo se resuelva el destino de los funcionarios sindicales. El pacto deber¨¢, en este punto, conjugar cuando menos el derecho a un puesto de trabajo de quienes hasta ahora han trabajado (no cobrado sin trabajar) en la OSE, y ahora lo hacen en la AISS (al menos en teor¨ªa) en funciones de gesti¨®n y administraci¨®n, con los derechos adquiridos y en curso de adquisici¨®n de los funcionarios p¨²blicos y de los contratados del Estado y de sus organismos aut¨®nomos.La aceptaci¨®n de la amnist¨ªa laboral aparece tambi¨¦n como condici¨®n necesaria e inevitable para el establecimiento del pacto sindical de que hablamos.
La acci¨®n sindical
A partir de ah¨ª el Pacto sindical debe abordar la necesaria ordenaci¨®n de la acci¨®n sindical en la empresa. Soy, de quienes creen, como muchos trabajadores lo demuestran con hechos cada d¨ªa, que deben desaparecer cuanto antes, y de manera coordinada, las instituciones verticalistas existentes en las empresas: enlaces sindicales, jurados.... Se hace necesario que el pacto sindical contemple cu¨¢les van a ser a corto plazo las v¨ªas de representaci¨®n obrera en la empresa, lo que exige pactar desde el reconocimiento de la legalidad de las asambleas de empresa hasta la institucionalizaci¨®n de las secciones sindicales que, en cada empresa o centro de trabajo, vayan a poder establecer los sindicatos constituidos legalmente, pasando por aspectos como los medios y v¨ªas de recaudaci¨®n de las cuotas de los militantes de cada sindicato, o como el ejercicio concreto de la libertad de acci¨®n sindical en f¨¢bricas, tajos, talleres y oficinas.
La regulaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva y las de la huelga y el lock-out deben ser tratadas asimismo en el pacto sindical. Qui¨¦n negociar¨¢ las condiciones de trabajo, qu¨¦ valor tendr¨¢n los vigentes convenios colectivos (o sus suced¨¢neos, los laudos de la Administraci¨®n Laboral), qui¨¦n podr¨¢ acordar ir a la huelga, cu¨¢les van a ser las causas de despido justo y cu¨¢l el tratamiento procesal de los despidos y, finalmente, en qu¨¦ condiciones se admitir¨¢ el cierre patronal, son temas de clara y necesaria negociaci¨®n, salvo que el Gobierno Su¨¢rez quiera que empresarios y trabajadores los resuelvan por v¨ªas no acordadas.
No puede acabar con lo hasta ahora expuesto el contenido del pacto sindical. La situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, con un m¨¢s que seguro aumento del paro durante 1977 y con elevadas tasas de deterioro de la capacidad adquisitiva de los asalariados, requiere que se llegue a acuerdos m¨ªnimos sobre c¨®mo estimular el empleo de los parados y el de quienes por primera vez se asoman al mercado de trabajo, y sobre c¨®mo controlar los aumentos del coste de la vida, en cuya elaboraci¨®n y control deben participar t¨¦cnicos designados por los sindicatos obreros.
Unase a ello, finalmente, la necesidad de lograr un encuentro de voluntades en materia fiscal que, dando un justo trato tributario a sueldos y salarios, garantice a los trabajadores, a trav¨¦s de una clara y controlada orientaci¨®n social de la inversi¨®n y del gasto p¨²blico, la prestaci¨®n. aut¨¦nticamente gratuita, de servicios y prestaciones, sociales y comunitarias tan b¨¢sicas como la ense?anza, la salud, las guarder¨ªas para hijos de trabajadores, los transportes, el saneamiento y la urbanizaci¨®n de zonas de residencia obrera, etc, siempre en adecuadas condiciones de cantidad y calidad. Valga lo hasta aqu¨ª dicho como punto de partida y de reflexi¨®n inicial para la elaboraci¨®n del posible ¨ªndice de un posible pacto por la libertad sindical, con calendario concreto y corto en el tiempo, no sin se?alar que no identifico el concepto de pacto sindical, ni por su filosof¨ªa, ni por sus fines, ni por su contenido, con el concepto de pacto social, contra el que, ahora como lo hice en estas p¨¢ginas el pasado mes de mayo, me pronuncio.
Los sindicatos obreros, las organizaciones empresariales, y el Gobierno son los interlocutores del posible pacto sindical, pero si hay que destacar una responsabilidad, no cabe duda que sobre el Gobierno Su¨¢rez, como posible motor inicial para un encuentro de voluntades pesa la mayor parte de la misma.
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