A modo de contricci¨®n
Esta exclusi¨®n del Pa¨ªs Valenciano de la comisi¨®n negociadora era una posibilidad, con tantas probabilidades, que plante¨® a la Taula serios problemas.Es cierto que la Taula hizo un gran esfuerzo, pero, a la vista de los resultados, no el suficiente. Y hoy nadie debe se?alar como excusa las deficiencias de otros partidos, pues la responsabilidad es de todos. Ni tampoco resulta convincente la resoluci¨®n de quedarse como partido valenciano al margen de los acuerdos adoptados por la Oposici¨®n del Estado, y aceptarlos como Federaci¨®n o como Equipo. En la ¨²ltima reuni¨®n de Madrid hubo, por nuestra parte, al menos un cu¨¢druple fallo. En primer lugar, en los partidos estatales o federales a nivel del Estado, que act¨²an en el PV, al no haber sabido imponer el reconocimiento del Pa¨ªs Valenciano dentro de los planteamientos de sus propias organizaciones. En segundo lugar, en la TauIa, al no haber comprendido que la negociaci¨®n deb¨ªa haberse hecho antes y que la comisi¨®n llegaba pr¨¢cticamente pactada a la reunion, con la aquiescencia, b¨¢sicamente, de Madrid y Catalu?a. En tercer lugar, no haber enviado una delegaci¨®n mucho m¨¢s ampl¨ªa y representativa del propio Pa¨ªs Valenciano, sin que ello desmerezca la importante labor de quienes all¨ª fueron. Una comisi¨®n en la que se deb¨ªan haber incluido representaciones externas a la Taula (Partido Popular y Partido Liberal), junto con todos los partidos que la componen, en lo posible al m¨¢s alto nivel, y una presencia efectiva de todas las comarcas del Pa¨ªs, y no s¨®lo de la ciudad de Valencia. T¨¦ngase presente que se trataba de la adopci¨®n de la decisi¨®n m¨¢s importante y definitiva de toda la Oposici¨®n con respecto al Pa¨ªs Valenciano, y que era ¨¦ste, precisamente, el punto conflictivo.
Y en cuarto lugar, en este momento, nuestro planteamiento tropieza con similares problemas t¨¦cnicos, a nivel de asunci¨®n por todo el Estado, a los de las islas Baleares y Canarias. No quiere ello decir que la situaci¨®n sea id¨¦ntica, ni que las soluciones a adoptar deban ser iguales, sino, tan s¨®lo que el Pa¨ªs. Valenciano, las islas y el archipi¨¦lago canario, tropezaban con el mismo impedimento, te¨®ricamente jur¨ªdico, para pretender alcanzar alg¨²n tipo de autonom¨ªa antes de que la Constituci¨®n se elabore: haber carecido de estatuto en vigor. Era relativamente sencillo concretar una com¨²n estrategia con sus representaciones, que no hubiera marginado a quienes hoy en Espana pretenden su autonom¨ªa, con el lastre de no contar con una referencia hist¨®rico-jur¨ªdica estatutaria. Podr¨ªa haberse conseguido alg¨²n tipo de acuerdo com¨²n, de modo que tal postura no quedara ausente de la famosa Comisi¨®n negociadora. Y ello, en beneficio de la propia comisi¨®n, por su mayor representatividad, dada la seguridad, en tal caso a la hora de la futura negociaci¨®n,de que se iba a debatir el problema. Dejo el tema apuntado. por uanto cabe alguna acci¨®n todav¨ªa en este sentido.
Labor positiva
Hoy, desde fuera de ella, debo dejar constancia de la labor positiva de la Taula en este orden, a lo largo de estos ocho meses de existencia. Posiblemente sin su creaci¨®n no estar¨ªamos donde estamos. Pero tambi¨¦n, todo hay que decirlo, los hechos demuestran que nos ha faltado al menos habilidad para haber planteado de un modo radical una exigencia posible, habiendo preferido, en ocasiones, un verbal planteamiento intransigente de una reivindicaci¨®n imposible, tal como el veredicto de los acontecimientos se ha encargado de resaltar. No basta proclamar que ?el hecho diferencial o la nacionalidad del PV es un hecho indiscutible en todos los aspectos? si luego somos incapaces de concretar en la pr¨¢ctica pol¨ªtica tal circunstancia. Es m¨¢s, me atrevo a se?alar que una pretensi¨®n inoportunamente maximalista, no por ello es m¨¢s valenciana, antes al contrario, es pol¨ªticamente m¨¢s incorrecta pues consigue un efecto diferente al pretendido, si es que sirve, de hecho, para retrasar nuestra autonom¨ªa.
Los valencianos, y el resto de los espa?oles, estamos en estos momentos inmersos en un proceso de cambio pol¨ªtico de importancia. Se trata de conseguir nuestro autogobierno, y para ello considero imprescindible que la futura estructuraci¨®n del Estado admita, desde un principio, la autonom¨ªa de toda regi¨®n o nacionalidad que lo desee, haya o no tender un antecedente jur¨ªd¨ªco en vigor hace ya cuarenta a?os. Tal concreci¨®n es preciso que sea efectuada a nivel constitucional. Lo cual exige, para que en su d¨ªa as¨ª se consiga, preparar ya en la pr¨¢ctica el funcionamiento de tal sistema auton¨®mico.
Por lo que al Pa¨ªs Valenciano respecta, y a causa de los motivos aducidos. se Impone la evidencia de un pacto que recoja a todos los partidos pol¨ªticos que en Valencia operen. con el ¨²nico fin de plantear camino concreto para llegar a conseguir este poder auton¨®mico. Comprendo las dificultades que una propuesta de este tipo encierra. Puede plantearse, en primer lugar, la posible exclusi¨®n de los partidos estatales que act¨²an en el PV. Desde una perspectiva ajena a los mismos, pienso, de todos modos, que ser¨ªa un grave error prescindir de ellos. de consecuencias adem¨¢s contraproducentes para la autonom¨ªa. M¨¢s a¨²n, cuando de contrario se podr¨ªa aducir que basta con suprimir una letra, o crear una federaci¨®n o un equipo para jugar en los dos bandos, lo cual es, evidentemente, tambi¨¦n inexacto. Es claro que hay partidos con una carea m¨¢s valencianista que otros, no obstante, en beneficio de ese valencianismo, habr¨ªa que intentar, al plantear el pacto pro autonom¨ªa, englobar en ¨¦l a todos los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos que act¨²an en el Pa¨ªs.
No se puede ocultar tampoco que el Pa¨ªs Valenciano como proposici¨®n, opera y es utilizado de diversos modos. seg¨²n la pers pectiva ideol¨®gica del partido que lo emplea. El Pa¨ªs Valenciano es algo distinto, por ejemplo, para un partido de clase que para un partido interciasista. Por otro lado, tiene a veces diversos significados cuando seutiliza desde diferentes referencias geogr¨¢ficas: por ejemplo, Valenca-ciudad, La Safor, Vinaroz, Alicante, Orihuela, etc¨¦tera. Asimismo, cuando se hace desde comarcas castellano-parlantes o catalano-parlantes. Y todav¨ªa,desde perspectivas regionalistas o nacionalistas. Y dentro de ¨¦stas, cuando interfiere, con voluntad pol¨ªtica, la idea de los pa¨ªses catalanes. Estas y otras muchas connotaciones plantean, de, modo evidente, la circunstancia de que el concepto Pa¨ªs Valenciano ni es, ni ser¨¢ posiblemente nunca, un¨ªvoco. Lo que se traduce, obviamente, en la dificultad de plantear una estrategia com¨²n a todos los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos en orden a conseguir un ¨²nico proyecto auton¨®mico.
Apoyo popuIar
A la vista de ello, habr¨ªa que rehuir la discusi¨®n concreta de una futura norma estatutaria, antes de saber el apoyo popular con que cada postura cuenta. Pero hay un punto com¨²n, a corto plazo, en que s¨ª puede caber hoy el pacto: la autonom¨ªa es un avance democr¨¢tico, la autonom¨ªa permite un acercamiento del poder a las gentes, y la autonom¨ªa trasladar¨ªa a los valencianos la gerencia de nuestros propios asuntos. En ello todos los partidos est¨¢n interesados. El contenido de esa autonom¨ªa -de esa gerencia, de ese poder, de esa democracia-, ya se lo dar¨¢n los partidos mayoritarios.
De otro punto, dif¨ªcilmente habr¨¢ autonom¨ªa, y la experiencia es buena consejera, si no imponemos ya esta exigencia, aun antes de que las constiltuyentes redacten definitivamente la Constituci¨®n. con todo,el car¨¢cter provisional que, l¨®gicamente, tal autonom¨ªa deber¨¢ tener. Y hay que presumir que esta exigencia se debe imponer al Estado central, donde mande quien mande, siempre hemos encontrado problemas para comprender cualquier cosa que no fuera m¨¢s all¨¢ de, la simple delegaci¨®n de poderes.
Se impone, en tal caso, al menos a mi criterio, un pacto entre todos los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos que en Valencia operen, para reivindicar una estructuraci¨®n preparatoria de la autonom¨ªa, viable en estos momentos de transici¨®n. Y negociar, esta vez en serio, tal programa con Gobierno y Oposici¨®n de todo el Estado.
No podemos seguir en un voluntarioso amateurismo pol¨ªtico con simplistas planteamientos infantiles. Y es bien triste que el Pa¨ªs Valenciano sufra tan a menudo las consecuencias de la inexperiencia de hombres de buena voluntad y las consecuencias de la voluntad ambigua de hombres expertos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.