Sautier Casaseca
A don Guillermo Sautier Casaseca le han dado la medalla de plata del Trabajo con ramas de roble. Es el escritor que m¨¢s ha hecho llorar a Espa?a. ?Y a m¨ª no me dan nada?-Usted m¨¢s bien hace reir- salta el parado, no s¨¦ con qu¨¦ intenci¨®n.
Siempre me ha gustado estudiar la ca¨ªda del Imperio Romano, la decadencia barroca del Imperio espa?ol y la poes¨ªa del Rilke tard¨ªo y hemof¨ªlico (no leuc¨¦mico, como ha escrito alguien estos d¨ªas). Siempre me ha gustado rastrear decadencias, porque dan un perfume sutil, y creo qu¨¦ entre lo que pudi¨¦ramos llamar el franquismo residual (meros decimales, seg¨²n el refer¨¦ndum), est¨¢n las medallas de Trabajo con ramas de roble y otras bisuter¨ªas bizarras. M¨¢xime si se le imponen a un autor que est¨¢ entre demag¨®gico y radiof¨®nico.
-Le devora a usted la noble envidia profesional- anota el quiosquero.
Puede ser. A m¨ª me devora casi todo. Pero creo que la medalla de plata le ha llegado a don Guillermo justo a tiempo sobre su pecho guerrero literario. Un d¨ªa m¨¢s y su prosa radiof¨®nica hubiera pasado al Rastrillo de las duquesas con el Tribunal de Orden P¨²blico. las consolas que subasta Dur¨¢n, el Juzaado de Orden P¨²blico, la Demostraci¨®n Sindical del Bernab¨¦u y la sonrisa de Sol¨ªs.
Porque la radio tambi¨¦n es pol¨ªtica y durante cuarenta a?os nos hemos alimentado los espa?oles de esencias y transistor, de modo que hab¨ªa llegado a cantarlo el pueblo en su fatalismo sabio y pastoril:
No hay parto sin dolor ni hortera sin transistor.
Y en el transistor, el Domingo Deportivo Espa?ol, el parte de Radio Nacional y el llanto de Ama Rosa, Lo que nunca muere y otras sagas (entonces ¨¦ramos Tercer mundo y dec¨ªamos seriales) de Sautier Casaseca y dem¨¢s miembros de su generaci¨®n, todo un 98 de la radio.
La espa?ola se hab¨ªa resignado a parir con dolor. porque lo mandaban las Escrituras y el Instituto Nacional de Previsi¨®n (Seguro de Enfermedad). El espa?ol se hab¨ªa resignado a su transistor. o al de su se?ora, y habiendo tanto que llorar en Espa?a. llor¨¢bamos por Ama Rosa, que era una t¨ªa que ni nos iba ni nos ven¨ªa. O sea, la despolitizaci¨®n del llanto.
Hab¨ªa que despolitizarlo todo. empezando por la pol¨ªtica. Hab¨ªa que despolitizar incluso el llanto, pero como la gente necesita llorar, que es un desahogo, como el re¨ªr, y relaja mucho, pues se cre¨® el llanto colectivo y vicario de los seriales, que era una manera de llorar sin saberlo por los muertos de la guerra, los enfermos del hambre, los presos de Carabanchel y los repatriados del Sem¨ªramis. Una gozada.
A m¨ª me parece que con ese acto sencillo, viril y ministerial. celebrado en la Sociedad de Autores, de imposici¨®n de medalla de plata del Trabajo. con ramas de roble, al escritor Sautier Casaseca, doncel talludo que armoniz¨® las armas y las letras. se cierra eso que Tamames llama la Era de Franco. Ni la disoluci¨®n de las Cortes, ni el refer¨¦ndum, ni la reforma, ni el cese de Emilio Romero en la Prensa del Movimiento. Lo que cierra el franquismo con justicia y sencillez es esta ¨²ltima medalla. munici¨®n final de una ¨¦poca demasiado plet¨®rica -ay- en medallas y municiones.
Los ex ministros est¨¢n en sus Consejos de Administraci¨®n. los ex embajadores est¨¢n en sus capillas de centro-derecha, entronizados por el culto de los fieles con cepillo de ¨¢nimas. pero faltaba hacerle justicia al hombre que despolitiz¨® el llanto. as¨ª como otros despolitizaron la informaci¨®n, el turismo, la econom¨ªa y la pol¨ªtica. A Sautier Casaseca.
Se han olvidado de m¨ª, que he despolitizado el art¨ªculo de peri¨®dico, la cr¨®nica, la columna y en lugar de hablar de pol¨ªtica. como Apostua, Calvo Hernando, Oneto, Aguilar, Pi o Alvarez-Sol¨ªs, hablo de Pitita, de Nadiuska, de quiosqueros y panaderos. Se han olvidado de m¨ª que he despolitizado incluso el pan. He ido a Trabajo a pedir mi medalla y me dice el ujier: ?Que dice el jefe que usted no que est¨¢ muy politizado?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.