Una madre angustiada

Todos pueden imaginarse unas fiestas navide?as con un hijo ausente. Yo he sentido en lo m¨¢s hondo de mi coraz¨®n una pena, ya de doce a?os, de ver vac¨ªo el sitio de mi hijo. ?Por qu¨¦ no vino? Porque le declararon pr¨®fugo en Espa?a, su patria, a la que no quiso faltar ni dejar de ser espa?ol, cuando bien pudo haber tomado la nacionalidad suiza y haber venido en seguida. Pero no quiso hacerlo. Al haber amnist¨ªa se acogi¨® a ella en agosto pasado y hasta esta fecha no hay ninguna contestaci¨®n.?Qu¨¦ hay de la tan cacareada amnist¨ªa? ?Hay o no hay? Y, ?para qui¨¦n? Para los pr¨®fugos, no.

Es muy posible que, de seguir as¨ª, me muera antes de ver a mi hijo. Me siento cansada y vieja, sin serlo del todo, pero las penas tambi¨¦n minan las mejores naturalezas y eso me pasa a m¨ª. Los a?os pasan y mi hijo no viene. El march¨® a trabajar a Suiza porque aqu¨ª no se colocaba, entonces la emigraci¨®n estaba a la orden del d¨ªa y sin pensarlo mucho, march¨® a ver si encontraba algo que pudiese incrementar los ingresos de la casa, pues eran siete hijos, y lo ¨²nico que consigui¨® fue dejar el hogar paterno para no poder regresar.