Los empresarios modestos, al asalto del monopoIio
El mundillo taurino cada vez se complica m¨¢s. Las recientes asambleas y reuniones han producido y producir¨¢n una serie de reacciones en cadena y en este justo momento no sabemos si van a perfilarse posiciones o si los distintos estamentos entrar¨¢n en una mara?a de la que puede ser muy dif¨ªcil salir.
Hay una aut¨¦ntica lucha de intereses, cada cual defiende su parcela como mejor le conviene, y nos parece bien, pero lo que a¨²n no hemos o¨ªdo a nadie, absolutamente a nadie, sean auxiliares, subalternos, matadores, novilleros, rejoneadores o la junta directiva de empresarios, es una sola palabra acerca de cualquier intenci¨®n de defender la pureza de la fiesta o de revalorizarla; algo que suponga una esperanza, aun remota, para el aficionado.Constituye un gran peligro para ellos mismos, y por supuesto para, la fiesta, olvidar tan ol¨ªmpicamente al aficionado. Porque -esta es la cruda realidad, que ayer mismo nos manifestaba un empresario alineado en la fila de los poderosos- hace ya tiempo que el p¨²blico empez¨® a desentenderse de los toros: cada d¨ªa cuesta m¨¢s no ya llenar una plaza, sino vender en taquilla lo suficiente para que el montaje de la corrida no tenga saldo negativo. Excepto determinados cosos, esto tambi¨¦n es verdad -al menos por ahora-, pero esos est¨¢n en manos de muy pocos, los m¨¢s fuertes, que en definitiva son quienes manejan la mayor y m¨¢s sustanciosa parte del negocio.
En tal orden de cosas hay perspectivas de cambio, seg¨²n anunci¨¢bamos hace dos d¨ªas en estas p¨¢ginas, porque el resto de los empresarios, o por lo menos una treintena, que podr¨ªa incrementarse va a estudiar el lunes la defensa de sus intereses, no exactamente a ra¨ªz de las aspiraciones laborales de los toreros, sino frente a la media docena de empresarios poderosos, cuya actitud dictatorial, demostrada durante a?os, les oprime, impide su desarrollo. Y para ello quieren hacer saltar ciertas normas, usos y reglamentos que son exactamente gran muralla protectora que a su antojo, y con la culpable pasividad de quienes ten¨ªan la obligaci¨®n de impedirlo, levant¨® esa minor¨ªa mon¨®pol¨ªstica.
Muchas cosas tratar¨¢n el lunes los empresarios medios y modestos, disidentes por primera vez en la historia de la tauromaquia, con un sentido pragm¨¢tico de cu¨¢l debe ser su actitud en el futuro y convencidos de que la uni¨®n har¨¢ la fuerza y si lo que resuelvan est¨¢ a tono con lo que algunos de ellos nos han hecho saber podemos adelantar que arbitrar¨¢n f¨®rmulas nuevas para que haya algo de cordura en la insensatez a la que han conducido a la fiesta los inconsecuentes y los ego¨ªstas: y esas f¨®rmulas supondr¨¢n perjuici¨® notable para ¨¦stos, y bien para el toreo, lo que en definitiva ser¨ªa, a su vez, bien para el p¨²blico y motivo de su reconciliaci¨®n con el espect¨¢culo, que no hace tanto tiempo fue -y lo hab¨ªa sido durante siglos- el m¨¢s popular del pa¨ªs.
Exprimidos hasta la uni¨®n
Nos rebaja el optimismo, sin embargo, saber que la reuni¨®n se presume numerosa, con no poco de revuelto y participaci¨®n de otros que a su nivel hacen tambi¨¦n da?o a la fiesta, tan torpes y fr¨ªos como aquellos a quienes pretenden combatir, solo que menos ricos (y ah¨ª es donde les duele), m¨¢s quienes medran como domesticos de los poderosos, y procurar¨¢n hilar fino a la conveniencia de ¨¦stos. Pero todos los participantes son lo suficiente mente mayorcitos para darse cuenta de que esta es su ocasi¨®n: acaso la ¨²ltima. Y de que el grave plante de la torer¨ªa, m¨¢s la deserci¨®n masiva de aficionados, son consecuencia de que, los que pod¨ªan, ni supieron ni quisieron dar en su momento a cada cual lo suyo.
Por lo que concierne a los matadores, nos dicen que en la ¨²ltima asamblea -a la que no pudo entrar la prensa, por prohibici¨®n expresa de la presidencia- hubo votaci¨®n para designar representantes distintos de quienes la ostentaban de forma oficial, y que salieron elegidos cinco novilleros cuyos nombres no nos han sido facilitados, m¨¢s Tin¨ªn, Gabriel de la Casa, Antonio Le¨®n, Antonio de Jes¨²s y Antonio Francisco Vargas. Este ¨²ltimo es el que nos facilita la informaci¨®n, con las siguientes puntualizaciones: Primera. Agradecemos a las empresas -son palabras textuales- que nos hayan exprimido tan despiadadamente que han logrado que nos unamos todos de forma definitiva. Segundo. Denunciamos la poca representatividad de la presidencia de la asamblea, pues fue elegida, en su d¨ªa, en base a un sistema, anticuado y sin garant¨ªas Tercera. Ped¨ªmos que se convoquen elecciones democr¨¢ticas y libres. Cuarta. Estimamos que con nuestras reivindicaciones laborales no causamos perjuicios a los pequenos empresarios, como alg¨²n medio informativo ha dicho: m¨¢s bien hay que se?alar que aqu¨¦llos daban espect¨¢culos reduciendo gastos con perjuicio de los toreros, y si no ten¨ªan posibilidad de pagarles lo que es justo, debieron y deber¨¢n optar por no organizar festejos taurinos. Quinta. Quede clara nuestra buena voluntad respecto a las justas aspiraciones de los subalternos; pero como no somos empresarios, hemos de desentendernos de esta funci¨®n respecto a ellos e ir a la libre contrataci¨®n.
Vargas, que nos dict¨® estos puntos, dijo hablar en representaci¨®n de la comisi¨®n elegida en la asamblea y, en nombre propio, afirm¨® que aun reconociendo la buena voluntad de la agrupaci¨®n no puede decir lo mismo de Jaime Ostos -ausente en Am¨¦rica-, el cual se ha aprovechado de su cargo, para granjearse el favor de los empresarios de plazas americanas y as¨ª poder torear en ellas.
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