Marx-Piaget: un confuso maridaje
Calificar el trabajo de J. Piaget como hace J. A. del Val en su art¨ªculo de 26 de diciembre como ?experimental? es hablar de la metodolog¨ªa emp¨ªrica con una ligereza impropia ya de cualquiera de nuestros alumnos de primer curso. Y utilizar tal terminolog¨ªa para respaldar un pretendido antagonismo con el que desvirtuar una actividad psicol¨®gica rigurosamente emp¨ªrica es a¨²n m¨¢s lamentable. A este respecto, si el doctor Del Val entiende por conductismo contempor¨¢neo el trabajo llevado a cabo por un grupo de psic¨®logos entre los a?os veinte y mitad de los treinta, hay que indicarle el retraso de cuarenta a?os que el autor tiene en Psicolog¨ªa. Si, por el contrario, confunde el trabajo que actualmente realizamos los psic¨®logos con el mecanicismo, al retraso anterior hay que a?adirle la ignorancia propia de quien ha aprendido bien los errores de otros.Sorprende en el art¨ªculo el uso que de un principio psicol¨®gico se hace al presentarnos ese confuso maridaje Marx-Piaget. Esto es un ejemplo pr¨¢ctico de lo que t¨¦cnicamente es conocido en Psicolog¨ªa como el principio del reforzamiento. Si con ello lo que el autor del art¨ªculo pretende es avalar con el marxismo la teor¨ªa de Piaget, ser¨¢ porque el autor no encuentra esos avales en la propia doctrina piagetiana. Ni, por su parte, el marxismo necesita de m¨¢s confirmaci¨®n que la que se desprende de los resultados de su puesta en pr¨¢ctica. Por lo dem¨¢s, esos pretendidos ?... puntos en com¨²n y su confirmaci¨®n experimental... ? probablemente no existen m¨¢s que en la inspirada imaginaci¨®n del doctor Del Val.
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