"El escritor es un personaje pol¨ªtico"
Entrevista con Cesare Zavattini
Cesare Zavattini, periodista, guionista cinematogr¨¢fico, novelista pintor, setenta y cuatro a?os, est¨¢ dictando en su despacho tapizado de estanter¨ªas repletas, ordenad¨ªsimas. Habla con boca, ojos y manos.Quiere informaci¨®n sobre la orientaci¨®n de el pa¨ªs y sobre los puntos de Roma donde se vende prensa espa?ola.
Zavattini muestra gran inter¨¦s por el proceso pol¨ªtico que se est¨¢ viviendo en Espa?a y quiere conocer, detalladamente c¨®mo se jerarquiza el poder. ?Me parece -dice- que las situaciones de Espa?a e Italia son antit¨¦ticas. Nosotros tenemos una Constituci¨®n y la verdadera lucha ser¨ªa el hacerla interpretar. En Espa?a hay una Constituci¨®n y la verdadera lucha ser¨ªa el alejarse de la misma.?
EL PAIS: ?C¨®mo ve usted al periodista, guionista, novelista y pintor Cesare Zavattini?
C. Z.: ?Tengo setenta y cuatro a?os, me encuentro en plena actividad en varios sectores que convergen en el ¨¢mbito del escritor. El escritor es, como nadie, un personaje pol¨ªtico, no en sentido profesional, sino por lo que ata?e a su responsabilidad y su participaci¨®n. El escritor se expresa mediante instrumentos m¨¢s o menos tradicionales -palabra, pluma, imagen- y gracias a medios que crea la sociedad t¨¦cnica. Yo quisiera usar estos medios nuevos con la esperanza de llegar, por el aggiornamento que significan, a un aggiornamento de contenidos. Sobre m¨ª se ha escrito mucho y, como tantos tengo amigos y enemigos.?
?He vivido mi juventud bajo el r¨¦gimen fascista y mi madurez bajo el r¨¦gimen democr¨¢tico. Casi sin darse cuenta, se dice r¨¦gimen democr¨¢tico: es una contradicci¨®n, pero hay algo de verdadero. No creo haber sido, bajo el fascismo uno de los m¨¢s evidentes y activos. Sin embargo, fui uno de los muchos que aceptaron sustancialmente.?
?Al aceptar, se producen formas de colisi¨®n y complicidad Despu¨¦s me encontr¨¦ en una situaci¨®n de contestaci¨®n.?
Cine y contestaci¨®n
EL PAIS: ?Se trata de neorrealismo?C. Z.: ?No, no, se trata de formas de contestaci¨®n que he ejercido de varios modos. Lo que pasa es que el cine tuvo una cierta vistosidad y un cierto peso cualitativo y cuantitativo y se produjo una cierta identidad entre cine y contestaci¨®n.?
?Tengo conciencia de lo que se pod¨ªa haber hecho y no se hizo fuera de las estructuras corrientes. Pero esto es muy pesado y, casi siempre, se termina intentando aportar cr¨ªticas y an¨¢lisis en el marco de las estructuras que prevalecen y que se cree combatir. Ello no ha de impedir llevar a cabo ciertas batallas complementarias, como, por ejemplo, para la desaparici¨®n real de la censura.?
EL PAIS: A?os atr¨¢s, usted defini¨® el neorrealismo como rastreo de la realidad ?Ha seguido rastre¨¢ndola de alg¨²n modo?
C. Z.: ?Como todo el mundo, estoy destinado a ser etiquetado con algunas definiciones. Aquella definici¨®n respondi¨® a una necesidad m¨ªa, la necesidad de un hombre que reconoc¨ªa no haber sido capaz de tener contacto con la realidad.?
EL PAIS: ?Qu¨¦ significa su ¨²ltima novela La notte in cui ho dato uno schiaffo a Mussolini?
C. Z.: ?La cr¨ªtica dice que, desde el punto de vista racional, representa un salto hacia lo que yo escrib¨ªa antes, como si de nuevo comenzase a tomar contacto con la realidad de modo m¨¢s expl¨ªcito.?
?No me parece haber entrado en una ¨¢rea nueva. Creo que con mi singularidad he vivido y convivido con problemas muy difundidos, pero siempre he seguido un mismo camino. Siempre he dado en un mismo clavo. Lo que voy a decir quiz¨¢ no hab¨ªa conseguido nunca expresarlo con tanta claridad. Me ha movido una profunda melancol¨ªa del pensamiento, el sentir estupor ante la vida y la existencia de los dem¨¢s. Pero estos elementos no eran suficientes para plantear un aut-aut. Al preguntarme qu¨¦ hago, me respondo que escribir otro libro no es suficiente para tranquilizar la propia ansia de saber m¨¢s, de hacer m¨¢s.?
Acercamiento a la realidad
EL PAIS: Entonces, ?est¨¢ preparando otro libro?C. Z.: ?No dir¨ªa que estoy preparando otro libro, porque podr¨ªa hacer alguna otra cosa en el ¨¢mbito de mi camino. Sigo buscando un acercamiento a la realidad. Pero a veces no consigo hacerlo por mi posici¨®n de escritor, porque se termina atribuyendo a las formas de comunicaci¨®n, de reflexi¨®n y de an¨¢lisis una propia fijeza y una propia eternidad cuando en realidad el mismo escritor es uno de los productos hist¨®ricos. Se trata de evitar repeticiones en el campo del esp¨ªritu, no hay que intervenir, como artista, en lo institucionalizado.?
EL PAIS: Usted fue el primero en Italia en usar en la radio una palabrota muy com¨²n (carajo). ?Atribuye capacidades significantes particulares a este empleo radiof¨®nico de la palabrota?
C. Z.: ?Quien conoce mi producci¨®n no puede maravillarse de que, hablando por radio, yo emplee esta palabra. En cierto sentido, me siento humillado por quien dice que no se sabe de donde sali¨®. Sali¨® de m¨ª mismo, porque tiene que ver con mi modo de sentir, de expresarme.?
EL PAIS: ?Qu¨¦ piensa del uso democr¨¢tico de los medios de comunicaci¨®n de masas en Italia?
C. Z.: ?El modo de emplearlos es elemento clave en la transformaci¨®n democr¨¢tica. Puede decirse que, oficialmente, en Italia hay una democracia. Sin embargo, hasta ayer, los medios de comunicaci¨®n se usaron m¨¢s bien con apariencia que con voluntad democr¨¢tica, entendiendo por voluntad democr¨¢tica el deseo de crear estructuras gracias a las cuales, enriqueciendo el proceso de cr¨ªtica, la democracia llegue a las esferas del poder y lo ponga, a priori, en crisis.?
?Italia parece vivir un momento de tranquilidad ideol¨®gica. En cambio, creo que existen saludables fermentos de autocr¨ªtica y critica. Asumir la democracia no significa asumir una palabra, sino establecer una realidad creadora. Esto probablemente ha comenzado a suceder ya en Italia. Hay dem¨®cratas verdaderos que desean profundizar en la comprensi¨®n y en la asunci¨®n del t¨¦rmino. Hay otros que lo asumen lo necesario para persistir y ejercer de modo reformado y algo diferente el poder.?
?Podr¨ªa decirse que la batalla por la democracia en mi pa¨ªs puede dar lugar a ant¨ªtesis muy concretas y comprensibles para todo el mundo. Tales antitesis, aun en su singularidad, en su (illegibile) pol¨ªtica espec¨ªfica, puede aunarlas la voluntad de traducir en realidad los contenidos constitucionales.?
EL PAIS: ?Cree usted que los cuadros suyos que se exponen y las pel¨ªculas que se proyectar¨¢n en Madrid dan una idea precisa de su obra?
C. Z.: ?Creo que en Italia, como en Espa?a, hay personas que de m¨ª saben m¨¢s que yo mismo.... de los filmes quiero decir que los dirigi¨® Vittorio de Sica, quien, desgraciadamente, se nos fue, para recordarlo de modo especial.?
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