Madrid, entre la "pintada" contracultural y la consigna pol¨ªtica
Definir ideol¨®gicamente a los vecinos de un barrio madrile?o en funci¨®n del contenido de las pintadas que pueblen las paredes v¨ªrgenes de esa zona resulta una tarea in¨²til, pues la actividad de pintar muros con slogans pol¨ªticos escapa del control de tal o cual vecindario Un vecino no es responsable de que una ma?ana cualquiera, las paredes de: su portal aparezcan embadurnadas con una frase determinada, ni tampoco lo es por el hecho de que el vecino de enfrente borre. con pintura negra la pintada puesta sobre su portal. Sin embargo, cabe establecer una correlaci¨®n m¨ªnima -pero significativa- entre unas pintadas peculiares y unos barrios espec¨ªficos, en virtud de que deter minado tipo de slogans suele ser m¨¢s viable y puede permanecer durante un plazo mayor de tiempo en un barrio que en otro. La raz¨®n de esta evidencia se encuentra en la personalidad social, econ¨®mica y pol¨ªtica de un barrio espec¨ªfico, que cristaliza, a trav¨¦s de la extracci¨®n de clase mayoritaria a la que el vecindario, globalmente considerado, pertenece.Un ¨¢rea mayoritariamente poblada por personas de muy elevado standing econ¨®mico y social, pero a la vez detentadoras de cargos en la Administraci¨®n -una zona residencial o urbanizaci¨®n en una zona perif¨¦rica del norte de la ciudad, por citar un ejemplo-, dif¨ªcilmente ver¨¢ perpetuarse sobre sus paredes pintadas de cariz obrerista. Por contra, un barrio proletario raramente presenciar¨¢ que una pintada de tipo procapitalista o fascista dura sobre sus muros.
Por todo ello, parece posible afirmar que el individuo o grupo que escribe un slogan pol¨ªtico sobre un muro busca para ¨¦sta cierta viabilidad, intenta que la pintada dure, adem¨¢s de pretender un impacto de atenci¨®n sobre los transe¨²ntes que la observar¨¢n.
Independientemente de las pintadas subjetivas, realizadas por un individuo aislado que busca en el graffiti una forma de comunicaci¨®n para aislar o afirmar su soledad, las pintadas m¨¢s reveladoras suelen ser las que disciplinada y, coherentemente con sus planteamientos, realizan los grupos pol¨ªticos, mediante campa?as espec¨ªficas.
Racionalidad
Resulta sencillo comprobar que existe un principio de racionalidad en estas campa?as, a tenor de que se aprecia cierto grado de elaboraci¨®n en los slogans y cierta adecuaci¨®n entre lo que se va a escribir y el lugar elegido para manifestarlo. Elegir, por ejemplo, una zona de descampados y deshabitada, para hacer propaganda mural sobre una samblea constituyente de intelectuales no cuadra mucho con la pretensi¨®n de lograr all¨ª rentabilidad pol¨ªtica a esa campa?a. Sin embargo, sobre las mismas tapias, puede tener visos de rentabilidad otra campa?a de otro tipo, emprendida, por ejemplo, por un partido u organizaci¨®n pol¨ªtica que se nutra de individuos marginados de la sociedad, outsiders o lumpenproletarios.
Una contemplaci¨®n somera de los muros de Madrid resulta reveladora, no s¨®lo de los diferentes planteamientos y campa?as que las organizaciones pol¨ªticas desarrollan, sino tambi¨¦n, del caudal de cambios verificado en la pir¨¢mide social. Cualquier transici¨®n social relevante se acusa en los muros de un barrio, no en un plazo entre d¨ªas, sino a lo largo de las etapas durante las cuales el cambio se ha operado.
Es preciso tener en cuenta adem¨¢s, que existen ritmos distintos en cuanto a la, significaci¨®n ideol¨®gica de las pintadas. Una campa?a propagand¨ªstica como la convocatoria franquista del 20 de noviembre -muralmente de las m¨¢s extensas verificadas en Madrid o la todav¨ªa m¨¢s reciente por la liberaci¨®n de Santiago Carrillo-, asimismo muy extendida -no tienen ¨¢mbito fijo de aplicaci¨®n, pues pr¨¢cticamente todo Madrid pudo ver pintadas alusivas en cualquier parte de la ciudad-. El anagrama ?20-N? o el ?Libertad para Carrillo?, fueron reproducidos en los barrios m¨¢s distantes, social y econ¨®micamente hablando, de Madrid.
Hay que tener presente, adem¨¢s, que la actividad de pintar los muros suscita grados diferentes de adhesi¨®n, tolerancia o repulsa, en funci¨®n de coyunturas u orientaciones pol¨ªticas generales. Tambi¨¦n influye el contenido de las inscripciones de cara a la viabilidad sobre la tapia en la cual hayan sido transcritas. Habitualmente una pintada de cariz derechista sobre cualquier muro madrile?o ha tenido mayores expectativas de duraci¨®n que otra de car¨¢cter socialista o comunista. La explicaci¨®n de estos hechos resulta evidente, a tenor de las vigencias sociales y pol¨ªticas que han permanecido sobre la realidad y sobre los sistemas de valores de los madr¨ªle?os.
Nadie quiere borrar pintadas Sin embargo, tambi¨¦n en el terreno de la permisividad o aceptaci¨®n colectivas de estas inscripciones se han operado cambios. Dif¨ªcilmente se borra, hoy, una pintada socialista o comunista en cualquiera de los barrios tradicional o novedosamente proletarios de Madrid. Pero no s¨®lo en estos, sino tambi¨¦n en ¨¢reas del casco urbano muy espec¨ªficas y no precisamente caracterizadas por su composici¨®n social obrera. Por ejemplo, el ¨¢rea de San Bernardo, Fuencarral, Bravo Murillo o Cuatro Caminos, habitada hoy, mayoritariamente, por sectores de la peque?a y media burgues¨ªa, ve perpetuarse sobre sus paredes inscripciones del cariz descrito. Independientemente de la iniciativa municipal por borrar o no las pintadas, el fen¨®meno revelador es el de que no hace muchos a?os, distintos factores -hoy inexistentes- explicaban el hecho de que las pintadas no duraran m¨¢s que unas horas. No faltaban denunciantes o personas que en un exceso de celo -hoy sin vigencia- borraban la pintada por cuenta propia.
Barrios derechistas e izquierdistas
El fen¨®meno de la duraci¨®n de este tipo de pintadas se aplica tambi¨¦n a otros ¨¢mbitos madrile?os, caracterizados precisamente por ser colectores de las inscripciones murales de signo distinto. Tal es el caso del barrio de Salamanca. Una zona muy espec¨ªfica de este distrito, la comprendida entre las calles de Ortega y Gasset por el norte, Jorge Juan por el sur, General Mola por el este y el paseo de Recoletos por el oeste, es tal vez la zona de Madrid donde la densidad de pintadas de la extrema derecha es m¨¢s apretada. Rara es la esquina que no posee una inscripci¨®n de este cariz y dif¨ªcilmente alguien borra una de ¨¦stas. La explicaci¨®n de esta ubicaci¨®n, de la correlaci¨®n entre una zona determinada y un tipo de inscripciones murales, surge tras un breve an¨¢lisis del ¨¢rea. La composici¨®n social de esta zona del barrio explica la perpetuaci¨®n de estas pintadas, al igual que explica la de signos distintos en Aluche o Vallecas.
Sin embargo, existen excepciones zonales dentro de ¨¢reas mayoritariamente embadurnadas por pintadas ideol¨®gicamente espec¨ªficas. Por ejemplo, dentro del barrio de Salamanca, la zona de Conde de Pe?alver, desde Narv¨¢ez hasta Diego de Le¨®n, se caracteriza por pintadas de diferente significaci¨®n, m¨¢s bien socialistas o comunistas. Estas pintadas permanecen y su explicaci¨®n puede venir dada en funci¨®n de que, geogr¨¢ficamente, la zona es de encuentro entre barrios de extracci¨®n social distinta. Conde de Pe?alver engarza el barrio de Salamanca con ¨¢reas proletarias y constituye lugar de paso obligado para los habitantes de los barrios perif¨¦ricos madrile?os, preferentemenle obreros, que han de acceder al centro de Madrid.
Con todo, este rasgo de las paredes madrile?as no es en absoluto definitorio de las coordenadas ideol¨®gicas de los barrios de Madrid. El n¨²mero de pintadas realizadas en los muros madrile?os, si es elevado, puede llegar a significar elevados grados de compromiso entre los militantes del grupo que realiza la campa?a, Puede revelar tambi¨¦n n¨²meros notables de afiliados capaces de distraer noches para propagar su ideario, pero, en ¨²ltimo t¨¦rmino, las inscripciones no dejar¨¢n de ser lo que son, si sus redactores no saben definir, en un momento determinado, los objetivos, intereses o inquietudes de grandes mayor¨ªas. Con certeza, la reivindicaci¨®n de una guarder¨ªa infantil inscrita con spray en la pared de un barrio mal dotado, resultar¨¢ much¨ªsimo m¨¢s le¨ªda que una parrafada ideol¨®gica, aderezada con anagramas rimbombantes.
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