Alemania y Francia, frente a EEUU en el negocio del siglo
A fines de abril de 1976, durante la conferencia cumbre de los jefes de Estado de la CEE en Luxemburgo, el canciller Schmidt, bien informado sobre los planes franceses de exportaci¨®n de tecnolog¨ªa nuclear a Pakist¨¢n -y de los recelos norteamericanos sobre ese punto-, le manifest¨® en un aparte al presidente Giscard d'Estaing: ?Ahora estarnos en el mismo barco, y ambios tendremos que hacer frente pronto a una ofensiva de Washington contra nuestro mercado exterior.? Giscard dEstaing habr¨ªa replicado con alguna iron¨ªa: ?S¨ª, seguramente es el mismo barco, pero lo de Pakist¨¢n s¨®lo es un salvavidas en el trasatl¨¢ntico de ustedes en el Brasil, en el Ir¨¢n y en Sur¨¢frica, que adem¨¢s navega por aguas norteamericanas. ?
Los acontecimientos posteriores se encargaron de darle la raz¨®n al se?or Schrnidt, sin quit¨¢rsela, claro est¨¢, al se?or Giscard d'Estaing. El 8 de agosto, Kissinger se present¨® en Pakist¨¢n y amenaz¨® con retirar le la ayuda econ¨®mica al pa¨ªs -cincuenta millones de d¨®lares en 1976- si insist¨ªa en comprar a Francia una planta de procesamiento de uranio. El 15 de ese mes tuvo en Francia una conversaci¨®n muy poco amistosa con Sauvagnargues, entonces ministro de Relaciones Exteriores de Giscard d'Estaing, a consecuencia de la cual, Chirac, ?premier? en ese instante y adem¨¢s ya campe¨®n gaullista, se vio obligado a recordar la ?independencia? francesa en esa materia (y en todas las dem¨¢s). Poco despu¨¦s, en septiembre y octubre, el se?or Carter empez¨®, durante su campa?a, a dirigir el ataque contra lasyentas de Bonn, sin olvidarse de las francesas; ataques que el se?or Mondale hizo m¨¢s espec¨ªficos durante su visita a Bonn y Par¨ªs, a fines de enero ¨²ltimo.El 1 de febrero, Schmidt se apresur¨® a declarar en Berl¨ªn que ?la exportaci¨®n de plantas nucleares no constituye un problema espec¨ªfico, o ¨²nico, entre la RFA y Estados Unidos.?, y que Bonn no cerraba las puertas ?a un tratado adicional sobre la exportaci¨®n de plantas at¨®micas con fines pac¨ªficos?. Finalmente, el jueves y viernes pasados, volvi¨® a discutir el asunto con Giscard d'Estaing en Par¨ªs, durante la veintinueve ?cumbre? francoalemana. No cabe duda de queel ?trasatl¨¢ntico? alem¨¢n intenta formar un frente pol¨ªtico com¨²n con el ?salvavidas? franc¨¦s, con vistas a la gran conferencia occidental de Londres, en mayo o junio pr¨®ximos. Giscard d'Estaing ya ha dicho que rescindir¨¢ el contrato con Pak¨ªst¨¢n si el Gobierno pakistan¨ª toma la iniciativa en ese sentido, lo que evidentemente no es decir demasiado. En cuanto, a Bonn, el problema parece mucho mal complejo, y cuantioso.
El contrato del siglo
Por el llamado contrato del Siglo -m¨¢s de 10.000 millones de d¨®lares- la RFA se comprometi¨®, el 27 de junio de 1975, a entregarle a Brasil ocho centrales nucleares y dos plantas de procesamiento de uranio en quince a?os. Los reactores queman uranio 235 (fisionable.) y al mismo tiempo transforman el uranio 238, no susceptible de fisi¨®n en plutonio, que s¨ª lo es. Dos de las centrales empezaron a ser entregadas a Brasil el 23 de julio de 1976. Paralelamente, la misma empresa alemana que intervino en el negocio -la Kraftwerk Union (KWU)- concluy¨® el 2 de julio un convenio con Ir¨¢n por valor de 300.00.0 millones de pesetas para la instalaci¨®n de dos centrales de 1.200 megavatios cada una, a orillas del golfo P¨¦rsico, en las proximidades de Bushehr, que empezar¨¢n, a funcionar a principios de 1980 y de 1981. La KWU firm¨® adem¨¢s un segundo contrato con Brasil para la construcci¨®n de otras dos centrales de 1.325 megavatios, a 130 kil¨®metros de R¨ªo de Janeiro. El 30 de Julio, Nigeria tambi¨¦n anunci¨® la adquisici¨®n de una central de quinientos-seiscientos megavatios a la KWU, la primera que se instalar¨¢ en el Africa negra. Por esas fechas, la KWU consigui¨®, a la vez, arrebatarle a Francia el mercado de Sur¨¢frica, donde adem¨¢s la RFA podr¨¢ aprovisionarse en el futuro de uranio natural. En estos momentos los negocios de las compa?¨ªas alemanas incluyen la construcci¨®n de veintis¨¦is centrales. nueve para la propia RFA y el resto para el exterior, por un total de 900.000 millones de pesetas, comprendida la central de Trillo, en Espa?a y otras tres para Austria (447 megavatios), Holanda (723 Mg) y Suiza (970 Mg).
En un instante de crisis econ¨®mica sin posibilidades inmediatas de soluci¨®n, 900.000 millones son muchos millones. Por si fuera poco, Bonn ha sabido darle a su negocio un entramado pol¨ªtico extraordinario. As¨ª, por ejemplo ser¨¢ Estados Unidos el que proporcionar¨¢ uranio enriquecido a las centrales alemanas en Brasil hasta que este pa¨ªs -dentro de siete u ocho a?os- sea capaz de producirlo por su cuenta y, simult¨¢neamente, ser¨¢ la Uni¨®n Sovi¨¦tica la que se lo vender¨¢ a las situadas en Ir¨¢n. De un solo golpe Schmldt supo asegurarse la complicidad de los dos grandes due?os del ¨¢tomo.
El hongo latinoamericano
No sorprende as¨ª que el 1 de febrero el Gobierno de Brasilia haya declarado oficialmente que ?no ve la posibilidad de interrumpir o suspender la ejecuci¨®n del acuerdo con la RFA? -justamente cuando Schmidt dec¨ªa en Berl¨ªn que no hay un ?problema espec¨ªfico? por esa cuesti¨®n con Washington-, ni que ya antes, el 26 y el 29 de septiembre de 1976, Brasilia volviera a negarse a firmar el tratado de no proliferaci¨®n nuclear, y Brasilia y Bonn, conjuntamente, rechazaran toda perspectiva de revisi¨®n de su acuerdo ?comercial?. Hasta el Gobierno argentino, que siempre ha observado con recelo el desarrollo nuclear brasile?o, indic¨®, el 2 de febrero, que las superpotencias nucleares est¨¢n intentando presionar ?a los pa¨ªses de menor desarrollo? at¨®mico, lo que indirectamente supone un respaldo a Brasil, aunque lo que Buenos Aires teme en realidad es no poder beneficiarse en el futuro de contratos similares al germano-brasile?o, sobre todo en una hora en que Argentina ya dispone de una central de la KWU alemana en Atucha, inaugurada en marzo de 1974, de 320 Mg, y ya ha arreglado con Canad¨¢ la construcci¨®n de una planta de agua pesada en Bah¨ªa Blanca (1. 500 Mg), sin contar otras dos centrales de la AECL canadiense, de 600 Mg cada una, tambi¨¦n para Atucha y Bah¨ªa Blanca. Buenos Aires ve, no sin raz¨®n, que Brasil puede hacer estallar su primera bomba at¨®mica antes que Argentina -como lo pronostic¨® ya en 1974 el ceneral ?desarrollista? Juan Guglialmelli, amigo de Frondizi-, y que la ofensiva ?antinuclear? de Carter lleva camino de dejar desamparado a Buenos Aires fren ofensiva ?antinuclear? de Carter te a la estrategia hegem¨®nica de Itamaraty.
El 27 de enero de 1976, Estados; Unidos, la URSS, Francia, Canad¨¢, la RFA y Gran Breta?a firmaron un acuerdo para controlar y, limitar la exportaci¨®n de tecnolog¨ªa nuclear. El se?or Carter lo recuerda, y el se?or Brejnev tambi¨¦n. Pero desde entonces el hongo no ha hecho m¨¢s que crecer.
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