El Jard¨ªn Bot¨¢nico, no
Catedr¨¢tico de Bot¨¢nicaEl d¨ªa 3 de enero, en la emisi¨®n de RTVE titulada ??Qui¨¦n es??, dedicada a Cruz Mart¨ªnez Esteruelas, el ¨²ltimo ministro de Educaci¨®n y Ciencia del general¨ªsimo Franco, o¨ªmos con asombro que el citado ex ministro, al ser preguntado por las realizaciones durante su paso por el Ministerio, dec¨ªa que hab¨ªa solucionado el problema del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid.
Como antiguo director del jard¨ªn y ex consejero de n¨²mero del Patronato Alonso de Herrera del CSIC, creo mi deber hacer algunas consideraciones sobre lo afirmado por el se?or Mart¨ªnez Esteruelas.
Ser¨ªa faltar a la verdad no mencionarque el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas hizo mucho en favor de la investigaci¨®n cient¨ªfica en Espa?a. Pero tambi¨¦n ser¨ªa no decir verdad el silenciar que durante un larguisim¨® per¨ªodo de aquella epoca tres centros estuvieron casi abandonados por el organismo que por precepto legal ten¨ªa el deber de cuidar de ellos. Me refiero al Patronato Alonso de Herrera, del que depend¨ªan entre otros: el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Museo Etnol¨®gico v el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid.
El Museo de Ciencias Naturales estuvo y a¨²n est¨¢, en un grado de abandono tal que cuando vinio a Espa?a el pr¨ªncipe heredero del Jap¨®n no pudo serle mostrado a pesar de su inter¨¦s por conocerlo. Como vicepresidente de la junta asesora del museo viv¨ª de cerca el caso.
En la ¨¦poca del triunfalismo, no sabemos bajo qu¨¦ Instigaci¨®n pero s¨ª con el fin de que quedase difuminado todo lo que proced¨ªa del siglo de la Ilustraci¨®n y de la Junta de Ampliaci¨®n de Estudios, se deslig¨® del museo la Entomolog¨ªa creando un instituto separado.
Precisamente en esta ciencia hab¨ªa destacado el museo!
El edificio en que se aloja el organismo en que explicaron tantos zo¨®logos y ge¨®logos, honra de Espa?a, estuvo a punto de ser derribado, pues durante la presidencia del se?or Arias se pens¨® construir all¨ª la Presidencia del dobierno. El director del museo solicit¨® nuestra modesta intervenci¨®n a,causa de nuestra amistad con una alta per sonalidad municipal para tratar de conseguir la construcci¨®n del museo cerca de la instalaci¨®n del zoo en la Casa de Campo. ?Gracias a Dios, el presidente Su¨¢rez eligi¨® el palacete de La Moncloa, evitando as¨ª da?os irreparables a causa del traslado de las delicadas, colecciones!
El Museo Etnol¨®gico Nacional, el conocido y legendario museo del doctor Velasco, fue devuelto por el CSIC a la Direcci¨®n General de Museos y Bibliotecas. Da la sensaci¨®n de que al organismo encargado de la investigaci¨®n en aquellas fechas no le interesaba demasiado la Antropolog¨ªa ni la Etnolog¨ªa.
En cuanto al Jard¨ªn Bot¨¢nico, estuvo abandonado casi por completo desde el fallecimiento del director, profesor Caballero. En aquella ¨¦poca de triunfalismo, ?era poco? y no serv¨ªa a los fines propagand¨ªsticos el jard¨ªn fundado por Carlos III. Se ?invent¨®? el Instituto Cavanilles, en el que se integr¨® el jard¨ªn llegando incluso a considerarlo como un simple departamento.
En aquella ¨¦poca el abandono lleg¨® al m¨¢ximo: no se pagaba el agua, no se pod¨ªan comprar libros, anos enteros se deb¨ªan al Canal de Isabel II. El personal del jardin que no se hab¨ªa integrado en el consejo ganaba sueldos que no llegaban ni a la mitad de los del consejo, mucho de cuyo personal hab¨ªa sido nombrado a dedo.
Mientras las instalaciones del jard¨ªn se hund¨ªan, se destinabas igoentes cantidades para construir rascacielos en la calle de Serrano, destinados a otras ciencias de nue vocuno.
Pero sobre el jard¨ªn se cern¨ªa, desde los tiempos de Alvarez de Sotomayor, una grave tormenta: la ocupaci¨®n de parte de sus terrenos para el Museo del Prado.
Pero lleg¨® el se?or Mart¨ªnez Esteruelas al Ministerio y se atrevi¨® a firmar lo que ning¨²n ministro del General¨ªsimo se hab¨ªa decidido a realizar, a pesar de las presiones y campa?as de prensa. No fue, pues, cuesti¨®n de r¨¦gimen, sino de criterio ministerial.
Su decreto-ley de reorganizacion del jard¨ªn priv¨® al Bot¨¢nico de la poca autonom¨ªa de que disfrutaba. Por cierto, que en dicho decreto-ley hay un grave error hist¨®rico, al afirmar que el Museo-Jard¨ªn Bot¨¢nico hab¨ªa sido una unidad. La realidad es que eliard¨ªn es muy anterior al museo; y lo cierto es que, como una premonici¨®n, el local creado por Juan de Villanueva por encargo de Carlos III, para Gabinete de Historia Natural, fue destinado por Fernando VII, en 1818, para Real Museo de Pintura y Escultura.
Con su decreto-ley, el se?or Mart¨ªnez Esteruelas priv¨® al jard¨ªn de su independencia. Si bien se le concedieron despu¨¦s cr¨¦ditos para su restauraci¨®n, ello fue a costa de una pesada hipoteca: ceder parte de sus terrenos para el Museo de Goya.
En la prensa han salido las cr¨ªticas al proyecto, pero no nos vamos a referir a ello, ni a la deforestaci¨®n, ni la supresi¨®n de los setos, ni a la implantaci¨®n de c¨¦spedes estilo ingl¨¦s en un jard¨ªn del siglo XVIII; tampoco comentaremos los paseos de color de rosa, ni la p¨¦rgola de acero cerca del estanque, m¨¢s propia de una sala de firestas. Lo grave, a nuestro juicio, es la desaparici¨®n de la Instituci¨®n Jard¨ªn Bot¨¢nico como centro aut¨®nomo, su dependencia, por una parte, del CSIC, y por otra, de la junta mixta Museo del Prado-Jard¨ªn.
El se?or Mart¨ªnez Esteruelas no arregl¨® el problema del Jard¨ªn Bot¨¢nico; lo que hizo fue intervenir en una pol¨¦mica entre el museo y el jard¨ªn, inclin¨¢ndose de parte del museo. Lo l¨®gico hubiera sido construir un nuevo museo lejos del Ioco de contaminaci¨®n de Atocha. respetando el jard¨ªn como zona verde. Pero, al parecer, eso no era posible, pues se tem¨ªa que el alejamiento del centro de Madrid hicise disminuir el n¨²mero de visitantes.
Los hombres p¨²blicos tienen una servidumbre: es el derecho de los gobernados a juzgar la actuaci¨®n de los gobernantes. Crea que los naturalistas espa?oles no olvidaremos el nombre del se?or Mart¨ªnez Esteruelas ni el del director, entonces, de las Bellas Artes.
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