El marco institucional
En cualquier caso, la Administraci¨®n deber¨¢ hacer expl¨ªcita la alternativa que decida adoptar as¨ª como el c¨¢lculo econ¨®mico y su peri¨®dica puntualizaci¨®n, ya que en los pr¨®ximos a?os, va a ser clave para la evoluci¨®n econ¨®mica global, y para la de algunas actividades en especial. Al mismo tiempo y de acuerdo con la alternativa que se acepte, deber¨¢ decidirse los instrumentos m¨¢s eficaces, para llevarla a la pr¨¢ctica.En este sentido deber¨¢ analizarse el actual marco institucional del sector. Ci?¨¦ndonos exclusivamente a la parcela que dentro de dicho marco ocupa la Administraci¨®n caben plantearse dos planos de problemas distintos: 1) En el normativo, si la pluralidad existente de centros de decisi¨®n permite una actuaci¨®n flexible y eficaz, y 2) A nivel industrial, si la configuraci¨®n actual de las Empresas P¨²blicas, cuya actividad se desarrolla en el sector energ¨¦tico es la m¨¢s adecuada, para la pol¨ªtica a seguir en este sector.
La primera cuesti¨®n ha sido comentada en varias ocasiones por la prensa y revistas especializadas. La gravedad con que ahora se plantean los problemas hace m¨¢s acuciante su resoluci¨®n. Que una actividad tan importante como la energ¨¦tica dependa de varios ministerios, adem¨¢s de organismos aut¨®nomos y empresas p¨²blicas, supone para la econom¨ªa un riesgo importante de incoherencia por falta de coordinaci¨®n. Lo que parece m¨¢s adecuado es la existencia de un ¨²nico centro de decisi¨®n, que probablemente deber¨ªa ser independiente de los ministerios actualmente implicados con objeto de abarcar todos los aspectos que las actividades energ¨¦ticas presentan.
En otro plano, relacionado con la intervenci¨®n directa del sector p¨²blico, se situa la cuesti¨®n sobre el actual marco institucional de las empresas p¨²blicas. Su eficacia puede verse limitada por la falta actual de objetivos claros y definidos, aparte de que las distintas caracter¨ªsticas de las mismas hace dif¨ªcil establecer una acci¨®n coordinada entre ellas.
Esta diversidad de empresas p¨²blicas, en n¨²mero y caracter¨ªsticas, resulta evidente en algunas actividades como la del petr¨®leo: existen varias empresas p¨²blicas en la explotaci¨®n y producci¨®n dependientes del INI -quien a su vez participa directamente en algunos sondeos-; hay una empresa en el refino dependiente tambi¨¦n del INI, adem¨¢s de la participaci¨®n a trav¨¦s del Patrimonio del Estado y CAMPSA en otras sociedades refinadoras. Finalmente, CAMPSA se ocupa de la distribuci¨®n, cuyas caracter¨ªsticas son completamente distintas de las anteriores empresas; a¨²n siendo privada est¨¢ sometida a unas reglas de control espec¨ªficas por el Estado. Con respecto a CAMPSA, el planteamiento de la pol¨ªtica del sector p¨²blico deber¨ªa tener en cuenta la especial situaci¨®n futura del monopolio interior del petr¨®leo en las negociaciones con la Comunidad Europea.
En estas condiciones resulta dif¨ªcil esperar que el Gobierno pueda utilizar su presencia en la industria del petr¨®leo con una cierta eficacia y sin embargo, lo que cabe proponer no es tanto una serie de cambios en este ?maremagnum? de empresas como que haga expl¨ªcitos sus objetivos para de acuerdo con los mismos poder determinar la educaci¨®n de la estructura institucional establecida.
Algo similar cabr¨ªa decir respecto a la situaci¨®n de las empresas el¨¦ctricas o a las de gas; en este ¨²ltimo caso, a pesar de la existencia de la E. N. del Gas, se han establecido una serie de empresas distribuidoras a escala provincial con una participaci¨®n p¨²blica distinta en cada una de ellas. Esto obedecer¨¢ a unos criterios de pol¨ªtica en este sector que no se han hecho expl¨ªcitos, por lo que no puede analizarse su mayor o menor correcci¨®n. Dado que en un sistema de mercado la participaci¨®n directa del sector p¨²blico o en las actividades productivas no es un fin en s¨ª misma, hay que suponer a dicha participaci¨®n una mejora en las estructuras o en los resultados de dichas actividades.
En resumen, es necesario que junto a la alternativa energ¨¦tica que se adopte, se consideren las variables sobre las que se van a incluir y los instrumentos que van a utilizarse para llevar a la pr¨¢ctica, dicha alternativa. Un paso adelante ser¨ªa cuantificar los objetivos a cumplir por las empresas p¨²blicas, ya que de esta forma podr¨ªa establecerse un cierto control objetivo sobre las mismas. L¨®gicamente dicha cuantificaci¨®n no es f¨¢cil de establecer, y en alg¨²n caso, necesitar¨ªa una negociaci¨®n laboriosa con todas las dem¨¢s fuerzas que participan en el sector energ¨¦tico. Sin embargo, saber a qu¨¦ atenerse sobre aspectos tan importantes como los aqu¨ª tratados, reportar¨ªa ventajas evidentes para alcanzar una racionalidad econ¨®mica.
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