Nostalgia de la frescura
Hay que, tomar este espect¨¢culo como lo) que es: una reconstrucci¨®n enternecida del antiguo y ?bondadoso? mundo teatral. Esto es muy visible en la ternura del decorado, en la leve iron¨ªa del vestuario en la marcaci¨®n indicada a los actores cuyos movimientos tienen un suave encanto arcaico y remoto. Los frescos, habil¨ªsimamente recosidos y rehabilitados por Alfonso Paso, representan muy bien el humor de recibo en el primer tercio de nuestro siglo. Este humor en su forma verbal y en su manejo de las situaciones, asi como en el contrapunto de los tipos, constituye hoy un curioso documento que ilumina bastantes cosas de la sociedad que en su d¨ªa lo ri¨® y aplaudi¨®. La carga sat¨ªria que subyace en el texto, muy leve era la de un c¨®mplice ben¨¦volo. Gran tradici¨®n por otra parte. Porque cerca o lejos del p¨ªcaro, el fresco apela a la gracia tradicionalmente concedida a sus peque?as desverg¨¹enzas. Interesante. Interesante, claro es, como reconstrucci¨®n. Es increible imaginar que el astr¨¢c¨¢n, el c¨®mico juguetismo, el retru¨¦cano o el desbordamiento de las situaciones pueda ser v¨¢lido hoy en d¨ªa. El famoso taento teatral de Mu?oz Seca estaba re?ido con cualquier enfoque literario: surg¨ªa a ramalazos, atropellando posibilidades Uricas y posibilidades dram¨¢ticas para erguir b¨¢rbaramente los mecanismos m¨¢s aptos en la r¨¢pida obtenci¨®n de la carcajada sonora. Todo lo que no sirviese a esa cruda intenci¨®n quedab¨¢ fulminantemente eliminado. Es m¨¢s. todo quedaba deglutido -incluso el dolor, incluso la desaracia, incluso la ternura- y convertido en chorros de irresponsable risa.
Los frescos, de Pedro Mu?oz Seca, versi¨®n libre de Alfonso Paso
'Director: .Narciso Ib¨¢?ez Menta. Figurines. ambientaci¨®n v escenarios: Vil¨ªn Cortezo llustraciones musicales: F¨¦rnando G.Morcillo. Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Esperanza Navarro. Esther Gala, Loreta Tovar, AImudena Cotos, Beatri-Carvajal, Luisa Fernanda Gaona. Luis Zor¨²a, Tom¨¢s Zori.Jos¨¦ Alises y Fernando Teatro.
Hoy a los cincuenta y cinco a?os de su estreno, s¨®lo es posible ver Los frescos con perspectiva hist¨®caa. Y ¨¦sa creo que est¨¢ conseguida La fidelidad de Paso al proyecto de Mu?oz Seca le ha aconsejado una aceleraci¨®n del ritmo y la eliminaci¨®n de los datos m¨¢s envejecedores. Y as¨ª Zori y Santos entran en el teatro ?de verso? a trav¨¦s de una experiencia en la que siguen siendo quienes eran sin dejar de ser quienes, al parecer, van a pretender ahora ser. La idea es buena. Competentes, eficaces y simp¨¢ticos, Zori Santos salen de su habitual terreno Y se miden en un terreno nuevo que les permite conservar las armas. Un poco m¨¢s dif¨ªcil resulta cosa para las actrices. Mar¨ªa Esperanza Navarro marca un tono burl¨®n, inteligentemente distanelado, y sus compa?eras la siguen. Era la ¨²nica posibilidad.
No creo que nuestra sociedad siga siendo reidera ante estos granujillas de guardarrop¨ªa. Han durado mucho. (En las Navidades de 1902, en el teatro de la Comedia, abri¨® el fuego de la gran riada de frescos un juguete c¨®mico de Abati y Reparaz, Los hijos artificiales, que tomaba el tipo de una comedia alemana. Desde entonces, los disgustos, equilibrios e inventos de los maridos con ganas de diversi¨®n extramatrimonial han sufrido alternativas hasta su actual desapanci¨®n. Su gloria mayor est¨¢ vinculada a dos t¨ªtulos que a¨²n recuerdan muchos aficionados y algunos profesionales: El terrible P¨¦rez y El pobre Valbuena. Quiz¨¢ podr¨ªa a?adirse El orgullo de Albacete. El esquema era siempre el mismo y, en definitiva, lo fij¨® con alta econom¨ªa de s¨ªlabas un personaje de El ¨²ltimo Bravo: ?Ni?a preciosa,/ lindo arabesco, / t¨² eres la rosa,/ yo soy el fresco ...?) La temporalidad es un dato muy caracter¨ªstico de casi toda la materia c¨®mica. S¨®lo en el contexto de una ilustraci¨®n de el poca adquiere valor esta experiencia. Creo que eso es lo que se pretende.
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