Ulla, la prostituta
Ulla es el seud¨®nimo que utiliz¨® al entrar a hacer carrera una prostituta. Luego se convertir¨ªa en la l¨ªder laboral de las prostitutas y ser¨ªa la capitana del movimiento franc¨¦s que concluy¨® con un encierro en la catedral de Lyon. El tema, la traducci¨®n, nos llega un poco tarde. La rebeli¨®n de las putas llega en cuanto se respiran aires de libertad y en cuanto la sociedad empieza a admitir -ioh!- que existen. Pues s¨ª. Existen. Se llaman putas. Est¨¢n por la calle o por las casas. Lo sabe todo el mundo a escala de tertulia, pero no a escala de despacho. Y digo que nos llega tarde, porque la rebeli¨®n de las putas se presenta en cuanto la palabra se descarga de su obligada deuda al mal gusto. La primera manifestaci¨®n, en Portugal tras el 25 de abril, fue precisamente las de estas profesionales. Y en Barcelona, hace muy poco tiempo las putas organizaron el foll¨®n, no por reivindicaciones de tipo profesional, sino por la competencia il¨ªcita de las extranjeras. Ulla nos cuenta en su libro (que, claro, no es una maravilla literaria ni sociol¨®gica, ni siquiera narrativa) algo que est¨¢ dentro de ella y de todas sus compa?eras: el desprecio social. La presi¨®n a que est¨¢n sometidas simplemente porque la otra sociedad, la hip¨®crita, la que sabe que existen, la que las utiliza, y que no se Io cree, lo ordena. Ulla cuenta c¨®mo sufr¨ªan las persecuciones caprichosas, alternativas, casuales de la polic¨ªa. Y en el trasfondo de todo ello, cuenta tambi¨¦n c¨®mo en esa profesi¨®n -s¨ª, porque ?qu¨¦ es sino una profesi¨®n?- se pasan muy malos tragos, sujetas a caprichos, obligadas por el aserto de que quien paga manda.Ulla no es un buen libro. Pero es un libro curioso que incide como tantos otros en la triste realidad de lo que por tradici¨®n se ignora.
Ulla,
por Ulla.Editorial Grijalbo. 220 p¨¢gs. 1976.
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