Monse?or Taranc¨®n, en favor del respeto a las minor¨ªas
El cardenal Taranc¨®n comienza una nueva serie de cartas cristianas en la revista Iglesia en Madrid. La primera de ellas, Un futuro de todos y para todos, comienza con una cita del Concilio Vaticano II: ?Los cristianos deben, tener conciencia de la vocaci¨®n particular y propia que tienen en la comunidad pol¨ªtica; en virtud de esta vocaci¨®n est¨¢n obligados a dar ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al bien com¨²n ? (Gaudium et spes).?La palabra democracia -comienza el prelado- es considerada casi como una palabra m¨¢gica. Suficiente por si misma para resolver todos los problemas que nuestro pueblo tiene planteados en, esta encrucijada de nuestra historia.
Los mismos que antes recelaban de la palabra y de la realidad que entra?a, parecen convencidos ahora -aunque algunos de ellos prefieren calificarla con apellidos- de que en ella est¨¢ el porvenir econ¨®mico, cultural y social de nuestra patria.
Lo interesante, al parecer, es que, sea como sea, se implante pronto la democracia. Como si todo lo dem¨¢s se nos tuviese que dar por a?adidura, por la fuerza interna de esa palabra o de la realidad social que significa.
Me da la impresi¨®n -a?ade monse?or Taranc¨®n-, de que una vez m¨¢s buscamos la soluci¨®n de los problemas reales con palabras o frases m¨¢s o menos sonoras, o con estructuras sociales distintas, como si fuese suficient e la sonoridad de unas palabras o el cambio de unas estructuras econ¨®micas o sociales para que se solucionen los problemas que plantean, definitivamente, las personas: su mentalidad, su sicolog¨ªa, sus posturas.
Creo, sinceramente, que el problema que estamos viviendo es un problema de fondo, no de formas. Un problema de convencimiento y de conducta personal, no s¨®lo de estructuras sociales.?
Convivencia pac¨ªfica
Tras se?alar que se debe respetar el derecho de las ?minor¨ªas? e incluso el individual para conseguir la convivencia pac¨ªfica de todos los espa?oles, a?ade: ?Pero he de confesar -quiz¨¢ mi larga experiencia me haga desconfiado en demas¨ªa- que ante lo que estoy viendo todos los d¨ªas, ante las posturas que van tomando los distintos partidos pol¨ªticos-, la misma existencia de tantos partidos en estos momentos de transici¨®n es ya sospechosa -ante la superabundancia- de informaci¨®n pol¨ªtica en los medios de comunicacion sociales, no siempre constructiva, ante los temas m¨¢s bien ?revanchistas? que se levantan como band¨¦ras y que pueden herir la conciencia de muchos, no es el af¨¢n de integraci¨®n el que se manifiesta.?Mientras creo, al propio tiempo, que es ahora, por una serie de circunstancias, cuando quiz¨¢ por primera vez en la historia podamos conseguir esa Espa?a de todos y para todos.?
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