El Rayo, m¨¢s cerca del ascenso
El Rayo venci¨® al Gij¨®n con menos dificultades de las previstas, y se pone as¨ª en cabeza de la clasificaci¨®n de Segunda en muy buenas condiciones para intentar el ascenso. Su juego fue suelto y tranquilo, y domin¨® siempre al Sporting gracias, especialmente, al acertado marcaje de sus hombres punta. El gran juego de Felines en el centro del campo fue la segunda clave de la victoria rayista.Rayo y Gij¨®n, en lo alto de la tabla de Segunda, convocaron en la ma?ana de Vallecas a una gran masa de p¨²blico, que por primera vez en la historia del nuevo campo lo llen¨®. La afici¨®n madrile?a acudi¨® algo temerosa del rival. El Sporting, f¨¢cil goleador y equipo con marchamo de Primera, se presum¨ªa como un enemigo muy dif¨ªcil. Despu¨¦s, no lo ser¨ªa. El Rayo anul¨® completamente a sus tres delanteros, Mor¨¢n, Quini y Ferrero; sus respectivos marcadores les superaron siempre, y el Gij¨®n se ve¨ªa por ello maniatado. Las ¨²nicas ocasiones en que alarm¨®, vinieron propiciadas por acciones absurdas de Uceda, que trata de incorporar a su repertorio jugadas de libero supert¨¦cnico, estilo Pereira, y que se muestra por culpa de ello, fall¨®n e inseguro, lejos de su aire resolutivo de otras veces.
Sujeto el Gij¨®n en la delantera, quedaba por ver si el Rayo ser¨ªa capaz de marcar y de asegurarse el triunfo. Su esquema de ataque fue el de siempre: dos puntas Gonz¨¢lez y Alvarito, y cuatro hombres en el centro del campo, Francisco, Felines, Guzm¨¢n y Rial, los cuatro con permiso para presentarse en el ¨¢rea contraria en busca de la sorpresa. El equipo funcion¨® bien desde el principio gracias al magn¨ªfico juego de Felines, que bord¨® el f¨²tbol en su misi¨®n de constructor. A los ocho minutos, adem¨¢s, llegaba el primer gol, obra de Guzm¨¢n. Para entonces, el Rayo ya hab¨ªa dado muestras de soltura en su juego de ataque, y este tanto ven¨ªa a ser la renta l¨®gica de su superioridad.
Con el gol en contra, el Gij¨®n perdi¨® la posibilidad de jugar la baza de la defensiva, y el Rayo ganaba la tranquilidad necesaria para hacer el partido que le conven¨ªa. Y como quiera que el Gij¨®n sigui¨® encontr¨¢ndose frenado en la delantera, las cosas continuaron con la misma t¨®nica, y no habr¨ªa altibajos en el juego de uno y otro equipo durante todo el partido. El Rayo, sereno, fuerte y suelto, hizo un partido bueno, magn¨ªficamente dirigido por Felines, y su superioridad le fue rentando. Al descanso lleg¨® con la ventaja duplicada, y pudo haber hecho alg¨²n gol m¨¢s; el rebote en el palo de un disparo de Francisco y alguna excelente parada de Castro se lo impidieron.
En la segunda mitad, Miera, introdujo un par de cambios. Sali¨® Abel como nuevo delantero para que Quini ocupara una zona m¨¢s retrasada, la de Ciriaco, y Herrera sustituy¨® a Jos¨¦ Manuel. El Sporting, con ello, no mejor¨® en absoluto, y el Rayo sigui¨® con el mando en el juego y en el marcador. Su firmeza atr¨¢s fue la misma, y ah¨ª acababan todos los intentos del hasta entonces l¨ªder. En los ataques, el Rayo inquietaba, pon¨ªa a prueba a Castro y ofrec¨ªa una imagen casi brillante ante sus alborozados partidarios. Un penalti fallado impidi¨® que se aumentara la ventaja a poco de empezar el segundo tiempo, pero a ocho minutos del final, Gonz¨¢lez marcaba un precioso gol que daba paso libre a la apoteosis. Casi sobre la hora de terminar, Quini encontrar¨ªa, por fin, el resquicio para su gol. Un gol ¨²til ya ¨²nicamente para enriquecer su cuenta personal. El Rayo, ya l¨ªder, se encuentra con excelentes perspectivas ahora para intentar el ascenso.
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