Estreno de la "Sinfon¨ªa", de Olavide
Teatro Real Orquesta y Coro Nacionales. Director: Garc¨ªa Polo. Solistas: P¨¦rez I?igoy Bruguera. Obras de Olavide, Mozart, Poulency Borodin. 11, 12y 13 de marzo.Gonzalo de Olavide, residente en Ginebra desde hace mucho tiempo, da fe de vida y de trabajo con alguna frecuencia en los programas. espa?oles. Es compositor s¨®l¨ªdamente preparado y si su aislamiento del ambiente nacional es bien de lamentar, en cambio mantiene contactos con los medios internacionales en los que calladamente y sin alharacas ha logrado un puesto de evidente consideraci¨®n.
La ¨²ltima muestra del talento de Olavide nos la ha tra¨ªdo la Nacional, de la mano de Isidoro Garc¨ªa Polo. Se trata de una Sinfon¨ªa -en el concepto actual del t¨¦rmino, que en cierto modo recupera la significaci¨®n primitiva-, muy pensada y calculada en su conjunto y en las muy diversas estructuras que la componen.M¨²sica no entregad¨¢ a la mera seducci¨®n t¨ªmbrica, en ella importan tanto los valores pl¨¢sticos como- los estructurales dentro de una coherencia temporal-espacial plena de perspectivas.
El lenguaje de Olavide se constituye as¨ª en un hecho total, y hablar de una prosodia referid¨¢- tan s¨®lo a los sonidos que sepronunc¨ªan y articulan ser¨ªa aislar del todo una de sus partes. Del mismo modo que cargar la mano sobre la racionalidad de la Sinfon¨ªa, harto visible, no debe suponer ausencia de imaginaci¨®n pues, a¨²n sin b¨²squeda de grande ' s sorpresas, Olavide consigue interesar nuestra atenci¨®n gracias a no pocas soluciones y tratamientos de materiales al uso en nuestros d¨ªas. Composici¨®n trabajada sensible e intelectualmente, sin prisas ni persecuci¨®n de ¨²ltimas modas, la de Gonzalo Olavide refleja una personalidad actual, madura y sosegada. Garc¨ªa Polo llev¨® el estreno con fidelidad y buen orden expositivo, y aun trat¨¢ndose ,del. p¨²blico conservadox de los viernes, el compositor sali¨® a saludar repetidamente entre1pk aprobaci¨®n de la mayor¨ªa. La obra est¨¢ dedicada a la memoria de Manuel de Falla.
Francis Poulenc es m¨²sico de- masiado olvidado entre nosotros, a pesar de sus ligazones y admira ciones espa?olas, a partir del discipulaje con Ricardo Vifies y la ferviente amistad con Manuel de Falla. Pero, sobre todo, Poulenc es
un m¨²sico excelente y aut¨¦ntico. El Stabal Mater programado en " esta ocasi¨®n es p¨¢gina de una emoci¨®n, una claridad, una agudeza instru mental, extraordinarias. A trav¨¦s de una serie de piezas sint¨¦ticas, enemigas de cualquier ret¨®rica cuya suma f¨®rma un conjunto li neal muy contrastado, Poulenc se alza como lo que tan tas veces ha sido llamado: un Schubert de nuestro tiempo.
La versi¨®n de Garc¨ªa Polo fue m¨¢s que buena; estuvimos ante la labor de un m¨²sico tan instintivo como cultivado que, entre otros valores, aprendi¨® de su maestro, Celibidache, el de la rigurosa exigencia, el de saber ajustar la est¨¦tica a la ¨¦tica. Paloma P¨¦rez I?igo luci¨® las bellezas de su color y su hacer y el coro que dirige la profesora Rodr¨ªguez de Arag& sirvi¨® ¨¢esde un buen nivel cuanto la partitura y el maestro ped¨ªan. Justa, flexible,' disciplinada, c¨®moda, la ONE enriqueci¨® la sesi¨®n con el trabajo solista de uno de sus profesores m¨¢s brillantes: tl trompa Francisco Bruguera. Que haya trac al saltar desde el atril al plano concert¨ªstico no s¨®lo es l¨®gico , sino noble. Que ello ino impidi¨® gozar del sonido bello y caliente de Bruguera, de su excelente musical¨ªdad, no es. menos verdadero. El triunfo de Bruguera fue muy grande, as¨ª como el de la orquesta y el director invitado. Lo contrario de un esp¨ªritu divista, Garc¨ªa Polo posee la t¨¦cnica necesaria para hacerse entender con claridad, y cuanto pide y consigue, obedece a orientaciones de la mejor ley. La efectividad expresiva lograda en Poulenc alcanz¨® matice s sobresalientes en tanto las Danzas de Borod¨ªn cerraron el programa desde una bien controlada brillantez, tan bien servida por la ONE como por el coro.
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