El "pr¨®logo" de Mar¨ªas a "La rebeli¨®n de las masas"
La Rebeli¨®n de las Masas es uno de los libros m¨¢s importantes y le¨ªdos del siglo XX. Yo dir¨ªa que tambi¨¦n de los m¨¢s malinterpretados. Creo que tanto lo uno como lo otro es consecuencia del hecho de que es un libro circunstancial, por emplear la propia terminolog¨ªa orteguiana.No es un libro ucr¨®nico. Est¨¢ escrito en un momento concreto de la historia de occidente como respuesta a una serie de fen¨®menos colectivos que por aquel entonces aparec¨ªan en el ¨¢mbito de nuestras sociedades. No es nada casual que el propio Ortega se viera obligado a escribir un Pr¨®logo para franceses, en 1937 y un Ep¨ªlogo para ingleses, un a?o m¨¢s tarde. Desde hace muchos a?os las continuas reimpresiones de La Rebeli¨®n de las Masas incluyen justamente el Pr¨®logo y el Ep¨ªlogo como partes irrenunciables del famoso libro.
La Rebeli¨®n de las Masas comenz¨® a publicarse en 1926 en follet¨®n en El Sol. En forma de libro apareci¨® en 1930. Hace poco ha aparecido en la nueva colecci¨®n Selecciones Austral con una Introducci¨®n a cargo de Juli¨¢n Mar¨ªas. Me ha extra?ado que la cr¨ªtica no se haya hecho eco de esta Introducci¨®n de Mar¨ªas, que yo considero de importancia b¨¢sica para que disminuya la malinterpretaci¨®n de este gran libro.No s¨¦ si me equivoco, pero tengo una cierta impresi¨®n, que, a pesar de lo dilatado y valioso de su obra, hay en Espa?a un gran despego e infravaloraci¨®n de la figura y de la obra de Juli¨¢n Mar¨ªas. Es una especie de conspiraci¨®n de silencio entre sectores mayoritarios de la izquierda y la derecha, que ven con muy malos ojos la acci¨®n intelectual de Juli¨¢n Mar¨ªas. Antes de seguir adelante, y para advertencia de los malintencionados, quiero dejar constancia que no conozco en absoluto a Mar¨ªas, ni ¨¦l a m¨ª. He le¨ªdo casi todos sus libros, que son muchos y muy valiosos, y asisto siempre que puedo, an¨®nimamente a sus cursos p¨²blicos en Madrid. Estas circunstancias me dan libertad moral para proclamar que los espa?oles nacidos despu¨¦s de la guerra estamos en gran deuda con Mar¨ªas. Sin Mar¨ªas se hubiera interrumpido la gran tradici¨®n intelectual espa?ola de antes de la guerra.
Pues bien, siguiendo con el tema, pienso que La Rebeli¨®n de las Masas, tras la aparici¨®n de esta Introducci¨®n de Mar¨ªas, deber¨ªa reeditarse a partir de ahora siempre con este pr¨®logo de Mar¨ªas como parte de los a?adidos que este libro ilustre necesita para su certera comprensi¨®n.
Lo realmente importante de esta introducci¨®n de Mar¨ªas es que sit¨²a La Rebeli¨®n de las Masas en el contexto justo de la obra total de Ortega como un cap¨ªtulo de su sociolog¨ªa o teor¨ªa de la vida colectiva. A su vez esta teor¨ªa de la vida colectiva hay que encuadrar dentro de su metaf¨ªsica seg¨²n la raz¨®n vital, que es donde est¨¢ el n¨²cleo del pensamiento de Ortega y desde el que habr¨ªa que interpretar toda su obra. Obra que presenta un radical sistematismo como corresponde a un pensamiento que tiene la pretensi¨®n de comprender la realidad.
Libro de filosof¨ªa
Pues bien el m¨¦rito y prop¨®sitos principales de la Introducci¨®n de Juli¨¢n Mar¨ªas es que muestra como a la altura de nuestro tiempo, La Rebeli¨®n de las Masas debe ser le¨ªdo como lo que realmente es: un libro de filosof¨ªa. S¨®lo desde esta perspectiva total y globalizadora se obvia el peligro de una malinterpretaci¨®n politizante, que es lo acontecido hasta ahora con La Rebeli¨®n de las Masas.
Mar¨ªas explica certeramente las razones infraestructurales que han llevado a una interpretaci¨®n politizada de esta obra de Otega. El libro comoal libro apareci¨® en 1930. Seg¨²n los c¨¢lculos generacionales de Mar¨ªas, La Rebeli¨®n de las Masas pertenece a la zona de fechas 1916-1931, ¨¦poca de gran porosidad intelectual, que da fama instant¨¢nea a escritores de primera calidad, hecho muy infrecuente en la vida de la cultura. ?Esto hizo posible -escribe Mar¨ªas-, la resonancia inmediata de este libro espa?ol. Pero apenas se hab¨ªa secado la tinta de la imprenta, coincidiendo con las primeras traducciones, se produce hacia 1931 un- cambio de generaci¨®n. El libro naci¨® en una, pero vivi¨® desde la cuna en otra bien distinta: en una ¨¦poca de politizaci¨®n. Es decir, un tiempo en que todo -lo pol¨ªtico y lo que no lo es-, se toma pol¨ªticamente y como si fuera pol¨ªtico, en que todo se re duce a esa ?¨²nica cuesti¨®n?, de averiguar si algo o alguien es de derecha o de izquierda?. He transcrito largamente esta cita de Juli¨¢n Mar¨ªas porque me parece - un an¨¢lisis cient¨ªficamente solvente de la pertinaz interpretaci¨®n politizada de La Rebeli¨®n de las Masas.
Al parecer Ortega pens¨® hacia 1950 escribir una segunda parte titulada Veinte a?os despu¨¦s. Era plenamente consciente que los fen¨®menos hist¨®rico-sociales que anunciaba tendr¨ªan un posterior desenvolvimiento. Lo cierto es que Ortega no escribi¨® esa segunda parte. En cierta medida, creo que la introducci¨®n de Mar¨ªas viene a cumplir una funci¨®n similar aunque s¨®lo sea de tipo enunciativo e incitador. Lo escribe el propio Mar¨ªas: ?Quisiera llamar la atenci¨®n sobre el prop¨®sito y el contenido de este libro, y preguntarme qu¨¦ ha pasado con ¨¦l, tres generaciones m¨¢s tarde, cuando son hombres maduros, lindantes con la vejez, los que fueron juveniles lectores de La Rebeli¨®n de las Masas. ? Pienso que este gran libro de Ortega no deber¨ªa editarse m¨¢s sin el agregado de la introducci¨®n de Juli¨¢n Mar¨ªas. Ortega es un cl¨¢sico que necesita y exige anotaciones para no ser malentendido. Su decir iba dirigido a un p¨²blico concreto en una circunstancia determinada. Su intelecci¨®n adecuada exige conocer los supuestos desde los que escribi¨® el gran fil¨®sofo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.