El Madrid juega mejor fuera del Bernab¨¦u
En San Sebasti¨¢n la Real y el Madrid anduvieron a partes iguales. Jugaron un f¨²tbol aceptable y basado en el patr¨®n cl¨¢sico del 4-3-3, en el que la clave fue, muchas veces, el hombre libre. Ambos conjuntos marcaron sus goles y tras ellos buscaron con mayor ambici¨®n una victoria definitiva. El empate fue el fiel reflejo del partido seg¨²n los merecimientos de los dos equipos.El campo de Atocha se abarrot¨® con la visita del Madrid. Los aspectos pol¨ªticos quedaron olvidados por completo y s¨®lo hubo gritos de aliento para la Real y de ?indios, fuera?, dirigidos a Roberto Mart¨ªnez. Por lo dem¨¢s, el encuentro transcurri¨® con total normalidad.
La Real jug¨® ante el Madrid con m¨¢s cabeza que coraz¨®n. No tuvo unos comienzos arrolladores como se pod¨ªa esperar y limit¨® sus escarceos ofensivos a buscar por alto las cabezas de Id¨ªgoras y Satr¨²stegui. Por esto el Madrid pudo jugar c¨®modamente. Con una defensa muy segura, su centro del campo adquiri¨® firmeza de la que Jensen, desde la media punta, intent¨® aprovecharse, pero desde luego, el dan¨¦s demostr¨® todo, menos genialidades.
Con este dominio altemo en el que se guardaba la ropa m¨¢s que se nadaba, la Real disfrut¨® de una excepcional ocasi¨®n de gol al resbalar el bal¨®n por los dominios de Pirri y Sol y llegar en perfectas condiciones al joven L¨®pez Ufarte; ¨¦ste se coloc¨® bien el bal¨®n, pero tir¨® fueya. El rimer susto hab¨ªa pasado y el Madrid comenz¨® a prodigar el disparo, para lucimiento de Arconada, que a los veinticinco minutos vio como el bal¨®n era repelido por el poste en una falta directa que sac¨® Pirri sobre su marco.
Al llegar el descanso ambos conjuntos hab¨ªan lanzado ya sus zarpazos. El primer tiempo hab¨ªa definido lo que era el partido. Los dos equipos quer¨ªan la victoria, pero sin arriesgar en exceso. Pirri y Murillo s¨®lo sal¨ªan de sus atr¨¢sadas demarcaciones cuando la posesi¨®n de la pelota era clara y los jugadores puntas defend¨ªan tanto como atacaban. En esta igualdad total de fuerzas, la movilidad madridista era la que pod¨ªa desnivelar la balanza, por que a fin de cuentas y olvidando la torpeza de Roberto, este jugador con sus carreras y desmarques supon¨ªa un constante peligro.
En los inicios de la segunda parte, la Real comenz¨® a dominar ligeramente. Marc¨® Satr¨²stegu igual que no pudo marcar porque el bal¨®n que le sirvieron era de los inalcanzables. A ra¨ªz de adelan tarse en el marcador fue cuando mejor jug¨® la Real. El Madrid quiso entonces tomar la iniciativa del partido, pero se vio maniatado con los peligros¨ªsimos contraataques realistas. Tuvo suerte el equipo de Miljanic en el cabezazo de Santillana, igual que tuvo antes la Real, y de nuevo el partido qued¨® equilibrado.
Los ¨²ltimos diez minutos fueron los mejor jugados por el Madrid. La Real acus¨® el empate y sus l¨ªneas quedaron debilitadas, circunstancia que aprovech¨® bien el rival, que lejos de dejar pasar el tiempo busc¨® la victoria con unas fuerzas y un coraje desusados en sus jugadores esta temporada. Incluso Del Bosque rob¨® unos balones que se convirtieron en un peligro cierto para Arconada, que tuvo que repetir sus salidas apuradas a pies de jugadores madridistas para defender su marco. La Real, por tanto, tendr¨¢ que esperar un a?o m¨¢s para quebrar la mala racha que tiene con el Madrid. Ya son veinte a?os los que lleva sin ganar. Esta vez tampoco pudo ser, porque los madridistas jugaron en Atocha con aplomo y serenidad.
Se demostr¨®, adem¨¢s, que el Madrid juega mucho mejor fuera de su terreno del Bernab¨¦u, precisamente donde menos ¨ªmpor tar¨ªan los signos de descontento en caso de hacerlo mal. Siempre se ha dicho que es quiz¨¢ m¨¢s dif¨ªcil jugar en propia casa, por aquello de tener que romper ?cerrojos? y defensivas de equipos luchadores, preparados hoy en d¨ªa hasta los dientes. Es posible que sea verdad y esta realidad se ve todav¨ªa m¨¢s cuando un equipo no tiene juego para romper barreras. Es el caso del Madrid, que en estos momentos prefiere dejar la iniciativa al rival y dentro de su modestia, parte real, parte moral, contraatacar sin los agobios impuestos por una afici¨®n que va a protestar cada bal¨®n mal pasado u ocasi¨®n perdida.
En Atocha el Madrid jug¨® a gusto y mantuvo la tradici¨®n de imbatibilidad. Lo curioso es que Cualquier d¨ªa pr¨®ximo, sea con el Mouloudia argelino, con la selecci¨®n argentina con el siguiente rival en el Bern¨¢b¨¦u, volver¨¢ a pasar sus apuros. M¨¢s o menos es lo que ha venido sucediendo en los ¨²ltimos tiempos y con los miembros que Miljanic cuenta ahora mismo tampoco se pueden hacer milagros de un d¨ªa para otro. Los problemas, claro, vienen de bastante m¨¢s atr¨¢s .
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