El pluralismo en la ense?anza / 1
Con frecuencia, cada vez m¨¢s intensa, los sectores conservadores de la ense?anza citan los textos de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos y de los Pactos de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas en que se reconoce el derecho de los padres a elegir para los hijos centros de ense?anza, el derecho de las personas y entidades particulares para fundar y dirigir instituciones de ense?anza, el derecho a escoger la educaci¨®n de los hijos y el derecho a que ¨¦stos reciban una educaci¨®n religiosa y moral que est¨¦ de acuerdo con sus propias convicciones.Dejando para m¨¢s adelante el an¨¢lisis de los pluralismos de car¨¢cter ideol¨®gico y religioso en la educaci¨®n, examinemos primero el derecho de los padres a elegir para los hijos centros de ense?anza.
Como es sabido, en Espa?a hay centros estatales y no estatales en todos los niveles educativos, incluso el universitario, desde que con la creaci¨®n de la Universidad del Opus Dei en Navarra se rompi¨® el monopolio estatal de este nivel educativo. Por tanto, no existe en nuestro pa¨ªs restricci¨®n alguna al derecho a la libre elecci¨®n de centro docente dado que existen centros privados, regidos o no por religiosos, que ofrecen una alternativa a la ense?anza estatal. Las restricciones aparecen en el momento en que se trata de ejercitar el derecho y vienen derivadas de dos hechos entre s¨ª relacionados que son la situaci¨®n de los centros no estatales y los precios que cobran.
A nivel de Educaci¨®n General B¨¢sica y de Bachillerato (la Universidad merece estudio aparte) no pueden ejercitar el derecho a la elecci¨®n de centro docente para sus hijos todos aquellos padres espa?oles que viven en zonas rurales, semiurbanas o urbanas deprimidas, por la sencilla raz¨®n de que en las mismas no existe la ense?anza privada. Y no existe, no porque haya encontrado dificultades de instalaci¨®n por parte de la Administraci¨®n del Estado, sino porque la ense?anza privada s¨®lo se ha instalado en aquellas zonas capaces de proporcionarle una clientela provista de los medios econ¨®micos necesarios para hacer frente a su r¨¦gimen de precios. Existe una correlaci¨®n clara entre importancia del sector no estatal respecto al estatal y nivel de renta rovincial.
Y tampoco pueden ejercitarlo gran parte de los padres de familia que viven en zonas urbanas porque los centros no estatales, en su mayor¨ªa, est¨¢n situados o en las zonas c¨¦ntricas o en suburbanas privilegiadas, bien lejos de donde tiene su domicilio la poblaci¨®n trabajadora. Si a ello se une el r¨¦gimen de precios de ense?anza de los centros no estatales y el encarecimiento que suponen los servicios complementarios de transporte y comedor, queda claro en qu¨¦ condiciones se ejercita el derecho a la libre elecci¨®n de centro docente, y se puede concluir que el pretendido derecho funciona de facto como un privilegio, puesto que est¨¢ restringido su ejercicio a aquellos padres que re¨²nen la doble condici¨®n de vivir en un n¨²cleo urbano importante y de poseer el nivel de renta necesario para pagar unos elevados precios de ense?anza. La inmensa mayor¨ªa de los trabajadores ni ejercita el derecho, ni, como se ver¨¢, est¨¢ interesada en hacerlo, puesto que para quien carece de un puesto escolar digno y gratuito el planteamiento sector no estatal plural versus sector estatal monopolista le suena a m¨²sicas celestiales.
En definitiva, pocos pueden ejercitar el derecho, pero, ?qu¨¦ obtienen los que lo hacen? ?de qu¨¦ les sirve? ?hay una aut¨¦ntica opci¨®n ideol¨®gica o, incluso, pedag¨®gica entre los que eligen centro docente? La realidad es que para quienes carecen de recursos econ¨®micos, el mejor centro es el m¨¢s barato. Para quien los tiene, lo es el m¨¢s caro. El que en el primer caso, el centro sea estatal o no estatal subvencionado no importa tanto como que sea barato y est¨¦ cerca. El que en el segundo caso, sea religioso o privado, tenga un planteamiento pedag¨®gico u otro, importa menos que las razones de prestigio social que impulsan a muchos padres en busca de ?lo mejor, lo m¨¢s caro? para sus hijos.
Los colegios caros, los supuestamente mejores, los de buena calidad de ense?anza, los bien dotados de instalaciones docentes y deportivas, se encuentran normalmente alejados de las poblaciones, lo que, lleva aparejado el que deban prestar los servicios suplementarios de transporte y comedor escolar. Y el que contra toda preceptiva pedag¨®gica los escolares privilegidos obtengan como contrapartida la p¨¦rdida de una o dos horas diarias de autob¨²s, la fatiga que ello comporta y el alejamiento del hogar familiar desde las ocho de la ma?ana a las siete de la tarde, premonitorio de lo que ser¨¢n sus vidas cuando ocupen los puestos ejecutivos a que el tipo de educaci¨®n que est¨¢n recibiendo les lanzar¨¢n, sin duda. El transporte escolar, un mal menor reservado para los alumnos de zonas rurales, se convierte en un mal absoluto para los alumnos privilegiados de la ciudad, am¨¦n de ser el principal causante del colapso circulatorio que sufren nuestras ciudades en las llamadas horas puntas.
Frente a esta situaci¨®n derivada de la ?libertad de elecci¨®n? contemplemos la que ?sufren? los pa¨ªses con monopolio estatal. La familia que ocupa una vivienda sabe normalmente en qu¨¦ Escuela cursar¨¢n sus hijos la ense?anza primaria y en qu¨¦ instituto la media. Como todos los centros son homologables en calidad de ense?anza, instalaciones y profesorado, no tiene problemas de elecci¨®n. Es esta una situaci¨®n que muchos de nuestros reci¨¦n conversos pluralistas describir¨ªan como de falta de libertad. No es dudoso, sin embargo, que los padres de familia espanoles de poder elegir optasen por renunciar a la libertad,que poseen, pero no ejercen, a cambio de la seguridad de disponer de un puesto escolar de calidad media, aunque igual a escala nacional, y a una proximidad razonable de su domicilio.
En conclusi¨®n, se puede afirmar de la libertad de elecci¨®n de Centros docentes:
- Que no comporta el ejercicio de un derecho, sino la afirmaci¨®n de un privilegio.
- Que la minor¨ªa que lo ejercita no hace uso tampoco de una opci¨®n ideol¨®gica, dado que los centros docentes tras cuarenta a?os de nacional-catolicismos, no ofrecen un aut¨¦ntico pluralismo, salvo en casos singular¨ªsimos, sino una ocpi¨®n monetaria.
- Que el ejercicio del derecho, adem¨¢s de ser ?odioso? en cuanto mero privilegio, es lesivo para los intereses de los que no lo ejercitan, puesto, que crea un merclado competitivo de empresas de ense?anza, donde s¨®lo debiera haber un servicio p¨²blico con igualdad de prestaciones y tarifas de utilizaci¨®n.
- Que redunda en perjuicio de sus propios beneficiarios, los escolares, cuando su ejercicio comporta la utilizaci¨®n del transporte.
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