Tu?¨®n de Lara: "Las fuerzas pol¨ªticas actuales est¨¢n en una l¨ªnea de convivencia pac¨ªfica"
EL PAIS. ?Podr¨ªa resumir la finalidad y evoluci¨®n de los Coloquios de Pau y su, al parecer necesaria, evoluci¨®n futura?Tu?¨®n de Lara. Los coloquios tienen un sentido ambivalente. Por un lado corresponden a un deseo de intercambio de trabajo colectivo en la investigaci¨®n hist¨®rica, pero todo esto es muy pragm¨¢tico: son coloquios hispano- franceses, porque surgi¨® en Francia, con unos colegas franceses y conmigo. Al convocar el I Coloquio result¨® que se transforma ya de hecho en un intercambio de historiadores espa?oles y franceses, superando el porcentaje espa?ol al franc¨¦s. Algo que empieza en marzo de 1970 referente a Espa?a, en la investigaci¨®n de una de las ramas de las ciencias humanas, como es la Historia, con la participaci¨®n de historiadores espa?oles muy j¨®venes, tomaba unos giros inequ¨ªvocos de libertad. Nosotros no quisimos desnaturalizar esto, pero afirmamos siempre la prioridad de lo cient¨ªfico, del rigor de la investigaci¨®n, con la idea de que la Historia por s¨ª sola tiene un alcance -en el sentido m¨¢s noble de la palabra- revolucionario.
Esto mismo nos opuso a los que se quieren anexionar la Historia, sea en el sentido que sea. No falt¨® un peri¨®dico de derechas asturiano que. acus¨® a los coloquios nada menos que de ser una escuela de terrorismo intelectual. En cualquier caso estos se fueron estructurando. La Universidad francesa lo tom¨® en sus manos para estimularlos y ya se fue procurando unificar los temarios, para evitar la dispersi¨®n, lo que no ha sido siempre f¨¢cil.
Ahora existe una tendencia hacia la elevaci¨®n del nivel, adem¨¢s de que en Espa?a hay hoy ya una serie de libertades que permitir¨ªan hacer cosas similares lo que nos regocija.
Historia y militancia
EL PAIS. Desde una perspectiva exclusivamente cient¨ªfica, ?se puede aceptar la conjunci¨®n de historiador y militante de un partido pol¨ªtico, cualquiera que sea?
T.. L. No solamente es factible sino que los ejemplos est¨¢n a manos llenas: Labrousse, que fue sin duda uno de los pilares mundiales de la nueva Historia, milit¨® siempre en el socialismo. Esto no quiere decir que cada se?or que se ponga a hacer Historia y se olvide de las razones metodol¨®gicas, pues caiga en aberraciones. En principio, no tiene por qu¨¦ ser incompatible, porque es una ciencia, con unas reglas y unos m¨¦todos que hay que seguir. Pienso que la Historia se vuelve contra los que quieren manipularla. Un ejemplo: cuando se?alaba en mi intervenci¨®n la enorme importancia de la peque?a y media burgues¨ªa espa?ola en la d¨¦cada de los veinte y significaba la barbaridad de un enfoque bipolar clase-contraclase. A quien se empe?ase en decir que aquella bipolarizaci¨®n era lo bueno, la Historia se ha vuelto contra ¨¦l.
EL PAIS. ?Usted cree en la posibilidad de aplicaci¨®n pr¨¢ctica de los an¨¢lisis hist¨®ricos? Dicho con otras palabras, ?de los estudios hist¨®ricos se pueden sacar bases de actuaci¨®n presente?
T. L. Estoy convencido de que la Historia tiene, adem¨¢s de otras satisfacciones, la de un amplio campo de br¨²jula para orientarse en situaciones actuales. No creo que los acontecimientos hist¨®ricos se repitan, pero su an¨¢lisis permite intuir l¨ªneas de actuaciones. De fen¨®menos como la formaci¨®n de bloques de poder o de alianzas pol¨ªticas se decantan una multitud de hechos, de los que sus an¨¢lisis permiten aprender infinidad de consecuencias.
Quitar la novia
EL PAIS. Del an¨¢lisis de los hechos de la II Rep¨²blica y de su comparaci¨®n con la fase actual de Espa?a, ?qu¨¦ diferencias o similitudes existen?
T. L. En la rep¨²blica ninguno de los dos bloques fundamentales se propuso la funci¨®n hegem¨®nica. No intentaron convencer o ganar al otro bloque. Ahora, salvo la extrema derecha, que habla en t¨¦rminos de aniquilamiento, las grandes fuerzas pol¨ªticas est¨¢n en la l¨ªnea de intentar ?quitar la novia? a las otras fuerzas., es decir, en una actitud de convivencia, lo que creo que tenemos que apoyar todos, porque si no dentro de cien a?os pasar¨¢n los turistas y se les dir¨¢: ?Aqu¨ª estuvo Espa?a.? Personalmente, creo que las fuerzas pol¨ªticas que hay en la actualidad en Espa?a, y sus dirigentes, tienen el m¨ªnimo de sentido com¨²n, por encima de la defensa de intereses de clases antag¨®nicas. A¨²n reconociendo la lucha de clases, tiene que ser una dial¨¦ctica pac¨ªfica, en donde est¨¦ descartado todo aniquilamiento f¨ªsico o moral del adversario.
EL PAIS. ?Cu¨¢l cree que es, a su juicio, la principal dificultad para la implantaci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico en Espa?a?
T. L. Para m¨ª, desde la ¨®ptica de historiador de lo sociopol¨ªtico, s¨¦ que cuando se realiza un cambio, pero persisten aparatos estatales del sistema anterior -ya sean aparatos de coacci¨®n o de persuasi¨®n- existe el peligro de que frenen, estrangulen, el cambio pac¨ªfico de la sociedad. Es decir, que la libertad y el ejercicio de los derechos para todos, sin exclusiones, la alternancia de los partidos en la pol¨ªtica, exige unas garant¨ªas que no pueden estar a la merced de residuos de aparatos estatales precedentes.
EL PAIS. Ya en un campo m¨¢s espec¨ªficamente historiogr¨¢fico, ?no cree necesaria la incorporaci¨®n de nuevas ciencias para completar los an¨¢lisis hist¨®ricos?
T. L. Lo que s¨ª creo es que el sicoan¨¢lisis aplicado a situaciones colectivas, sin ser el centro de la explicaci¨®n, como an¨¢lisis secundario de situaciones coyunturales, es muy importante. La l¨ªng¨¹¨ªstica tambi¨¦n. Se est¨¢ empezando a trabajar en serio sobre la Historia de las mentalidades que no podr¨¢ avanzar sin la colaboraci¨®n de Ia sociolog¨ªa, y la ling¨¹¨ªstica. La Historia es un conjunto cuyas partes se interpenetran, esto hoy est¨¢ m¨¢s claro. Adem¨¢s, la relaci¨®n causa efecto es muy compleja: cada efecto hist¨®rico est¨¢ condicionado por una suma compleja de causas.
EL PAIS. ?Acepta usted k posibilidad de efectuar an¨¢lisi hist¨®ricos sin la aplicaci¨®n del materialismo hist¨®rico?
T. L. El materialismo hist¨®rico e una aportaci¨®n decisiva sin la cual no se puede comprender la metodolog¨ªa cient¨ªfica de la Historia pero no se puede identificarlos. No es posible identificar el materialismo hist¨®rico con una praxis cient¨ªfica, dicho en el sentido m¨¢s marxista del t¨¦rmino. Hay que convencerse de que la revisi¨®n no es el revisionismo, sino la cr¨ªtica l¨²cida, teniendo en cuenta las experiencias que se van acumulando
El boom de la historia
EL PAIS. Por ¨²ltimo dos preguntas que, a mi juicio, se interrelacionan: ?Cu¨¢l es la situaci¨®n actual de la historiograf¨ªa espa?ola y c¨®mo se explica este inusitado inter¨¦s masivo por las publicaciones hist¨®ricas, bien en forma de libros o de revistas especializadas?
T. L. Bueno, creo que de quince a?os para aqu¨ª hay una nueva generaci¨®n que en cantidad y en calidad ha transformado la ciencia en Espa?a. Hoy un historiador espa?ol es perfectamente equiparable a los europeos, lo que hace cuarenta a?os era inimaginable, salvo excepciones, como Men¨¦ndez Pidal. Hoy vamos desbrozando una serie de sectores de la Historia (la Historia social, de los movimientos obreros, del estudio de las estructuras pol¨ªticas de la Restauraci¨®n) gracias a la apertura de determinados archivos. No cabe duda que en una ¨¦poca en que han ido entrando en la vida adulta una serie de generaciones formadas en el oscurantismo de la dictadura, pero que alcanzan la madurez en los ¨²ltimos estertores de ¨¦sta, se han preguntado qu¨¦ era todo esto, de d¨®nde ven¨ªamos y ad¨®nde ¨ªbamos. Hay un ansia de saber evidente que se manifiesta en las ediciones de libros y revistas, Ah¨ª viene la primera parte del ?boom? de la Historia. La segunda parte es que el conocimiento del pasado es esencial para el conocimiento del presente.
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