"Rienzi", el alumbramiento de un genio
Desde el punto de vista hist¨®rico, la ¨®pera Rienzi, que por vez primera ve la luz en el mundo en su versi¨®n discogr¨¢fica, tiene una importancia capital. Es el primer intento de Wagner de renovar la ¨®pera cl¨¢sica buscando la fusi¨®n de todas las artes en una rigurosa unidad expresiva. Para el dramaturgo alem¨¢n, m¨²sica y drama deb¨ªan alcanzar un perfecto ensamblaje al que hab¨ªan de sumarse otros elementos: poes¨ªa, decorados, representaci¨®n.Pero Rienzi, el ¨²ltimo de los Tribunos, es como un gran globo que se desinfla a pesar de sus muchos m¨¦ritos. No basta que, conocedores de la evoluci¨®n de Wagner, sepamos ver en ella geniales anticipaciones, atisbos del estilo futuro de su autor. Rienzi es el intento fallido de un impulsivo joven de veintisiete a?os con ideas nuevas, pero sin la madurez necesaria para acertar art¨ªsticamente con ellas.
R
Wagner: Rienzi. Opera tr¨¢gica en cinco actos, basada en la novela de Bulwer Lytton y una pieza de Mary Rusrll Mitford.Rene Kollo, tenor. Siv Wenberg, soprano. Nikolaus Hillebrand, bajo. Janis Mart¨ªn, soprano. Theo Adam, bar¨ªtono. Siegfried Vogell, bajo. Peter Schreier, tenor. G¨¹nther Leib, bajo. Ingeborg Springer, soprano. Coro de la Radio de Leipzig, Coros de la Opera de Dresde. Orquesta del Estado de Dresde. Director: Heinrich Hollreiser. EMI 165-02776/80 Q.
El estreno de Rienzi, la cuarta ¨®pera de Wagner (hab¨ªa terminado dos, y dejado la primera inacabada), tuvo lugar el 20 de octubre de 1842 en Dresde, tras duro peregrinaje del autor sin conseguir su aceptaci¨®n a causa de las ins¨®litas dimensiones de la partitura. Wagner se sent¨ªa ya por entonces totalmente extra?o a ¨¦sta, tal vez porque hab¨ªa podido desligarse plenamente de las ataduras formularias de la ¨®pera italiana. Esto es evidente en El buque fantasma, terminado por entonces, expresi¨®n conseguida de los postulados profundamente renovadores en que iba a fundamentar su ambiciosa dramaturgia. Por eso, a pesar de su desusada extensi¨®n, Rienzi constituy¨® un ¨¦xito memorable en el estreno y El holand¨¦s fue acogida fr¨ªamente, a pesar de la favorable impresion que caus¨® a algunas personalidades relevantes de la m¨²sica alemana.
Sin embargo, ese gran fresco de la Roma medieval que es el Rienzi no se tendr¨ªa en pie, como la pesada (y pasada) grand-¨®pera hist¨®rica a lo Meyerbeer, si no fuese por el noble discurrir de algunas de sus p¨¢ginas musicales, comenzando por la bell¨ªsima obertura. Otras secciones, como el malhadado ballet, nos agotan por su falta de gracia e imaginaci¨®n. El personaje central, figura hist¨®rica, el revolucionario tribuno Cola di Rienzi, lucha contra la corrupta nobleza y trata de devolver a Roma su perdido esplendor. En ¨¦l encontramos reflejadas las ideas del Wagner pol¨ªtico, amigo de Bakunin, lector de la Mitolog¨ªa alemana, socio de la Uni¨®n Patri¨®tica, simpatizante con las barricadas parisienses de 1830 y decidido partidario de los revoltosos sajones, en 1848, por lo que se ver¨¢ obligado a tomar el camino del exilio.
La grandiosa apariencia de esta opera, su indudable unidad, la maestr¨ªa instrumental de un joven m¨²sico al comienzo de su carrera, no debe llevarnos a descubrir maravillas donde no las hay. Si el propio Wagner confiesa deber mucho en esta obra a Spontini y su Hern¨¢n Cort¨¦s, lo cual es cierto desde el punto de vista teatral, yo veo en Rienzi una continuaci¨®n de las ¨²ltimas creaciones de Weber, pero sin el talento musical y el misterio tel¨²rico del que hacen gala las mejores p¨¢ginas de Der Freisch¨¹tz y Oberon. Hay tambi¨¦n influencias de Meyerbeer, Bellini, de La flauta m¨¢gica y hasta del Fidelio beethoveniano. Por eso puede decirse que Rienzi es una obra impersonal en su conjunto, aunque haya g¨¦rmenes de leit-motiv, valientes hallazgos t¨ªmbricos, giros mel¨®dicos muy personales y cierta tendencia al cromatismo caracter¨ªstica del arte wagneriano posterior.
La interpretaci¨®n y la grabaci¨®n de Rienzi son excelentes. Hollreiser ha encontrado las voces ideales para cada personaje, destacando el protagonista Ren¨¦ Kollo, modelo de tenor heroico, siempre dif¨ªcil de hallar. Es tambi¨¦n curioso y emotivo que hayan sido la Orquesta de Dresde y los coros de la ¨®pera de aquella ciudad sajona los encargados de llevar a cabo la primera grabaci¨®n mundial de esta pieza wagneriana. En Dresde vio la luz el Rienzi y Dresde fue la primera capital alemana que dio oportunidad a un m¨²sico desconocido llamado Ricardo Wagner, a poner en pie creaci¨®n tan ambiciosa. La historia y la propia obra nos cuentan y dan idea de lo esforzado y dif¨ªcil que resulta el alumbramiento de un genio.
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