Las obras de Bartok
Nos hallamos ante la primera y ¨²nica grabaci¨®n mundial de la obra integral de B¨¦la Bartok, realizada en Hungr¨ªa bajo la supervisi¨®n de un comit¨¦ especializado que lleva el nombre del compositor. De la importancia del empe?o da idea el hecho de haberse tardado siete a?os en su preparaci¨®n. Han intervenido en- ella los m¨¢s destacados int¨¦rpretes de aquel pa¨ªs.No vamos a descubrir nada nuevo afirmando que con las obras de Bartok y Kodaly, la m¨²sica h¨²ngara irrumpe en la historia de la m¨²sica europea del siglo XX como algo aut¨®nomo. Ellos recopilaron y lanzaron al mundo la esencia de la verdadera canci¨®n h¨²ngara y, sobre las base! del folklore, crearon un lenguaje propio, original, que se inserta plenamente en la evoluci¨®n t¨¦cnica y est¨¦tica de la mejor m¨²sica de nuestro tiempo. El estudio y la profunda apreciaci¨®n de las obras, teor¨ªas y esp¨ªritu de estos dos grandes maestros en la Hungr¨ªa moderna han llevado a este pa¨ªs a la cabeza de la educaci¨®n musical en el mundo.
B¨¦la Bartok: Obras completas
39 discos en 10 ¨¢lbumes. Hungaroton, importados de Hungr¨ªa por Hispavox.
El compositor B¨¦la Bartok es uno de los principales renovadores de la m¨²sica europea contempor¨¢nea, a la altura de sus compa?eros de generaci¨®n Igor Stravinsky y Arnold Sch?nberg. Como bien supo apreciar Arthur Honegger, en el desarrollo del lenguaje musical de Bartok encontramos una armoniosa s¨ªntesis de los diferentes elementos, arm¨®nicos, r¨ªtmicos y mel¨®dicos, lo cual, insiste el compositor suizo, aunque parezca una apreciaci¨®n elemental es tal vez, si analizamos su m¨²sica, lo m¨¢s saliente de su genio. De hecho, Bartok. asimil¨® el estilo de la m¨²sica campesina de su pa¨ªs hasta el punto de inventar melod¨ªas que parecen tomadas del folklore. Sin embargo sabemos que no utiliz¨® nunca temas populares en, sus creaciones. Es m¨¢s, su personal concepci¨®n de la m¨²sica se capta mejor en el elemento mel¨®dico de sus obras, a cuyo desarrollo llegar¨¢ a someter incluso el ritmo de las mismas.
Sorprende poder admirar en bloque la producci¨®n total de Bartok, de considerable extensi¨®n, sobre todo si pensamos en las circunstancias, muchas veces precarias, bajo las que fue surgiendo. Una m¨²sica, se ha dicho, tallada en cristal, tal es su transparencia.
Un compositor de esta entidad disfrutaba, naturalmente, de abundante discograf¨ªa en nuestro pa¨ªs, especialmente en el terreno sinf¨®nico. Pero otras parcelas de su amplia labor creadora carec¨ªan del respaldo que siempre supone la grabaci¨®n. En este sentido, la integral que nos ocupa ofrece importantes novedades, como las representadas, por poner ilustres ejemplos, por la ¨®pera El castillo de Barba Azul o la Sonata para dos pianos y percusi¨®n. Tal vez el ¨¢lbum que incluye la m¨²sica coral y los lieder sea el m¨¢s interesante en un plano absoluto. En ¨¦l encontramos una obra maestra tan poco conocida como la Cantata profana, de 1930.
Cap¨ªtulo destacable, es el de los int¨¦rpretes. Citaremos, por ser nombres internacionales, los de Antal Dorati y Janos Ferencsik. Entre los pianistas hallamos al joven Zolt¨¢n Kocsis, cuyo asombroso recital Liszt en Madrid todav¨ªa se comenta.
Encontramos tambi¨¦n alguna grabaci¨®n hist¨®rica, como la llevada a cabo por la Orquesta del Concengebo de Amsterdam, bajo la batuta del ilustre Willem Mengelberg. En ella, Mengelberg dirige la primera ejecuci¨®n p¨²blica, el a?o 1939, del Segundo concierto de viol¨ªn, contando como solista nada menos que a Zoltan Sz¨¦kely.
La presentaci¨®n, sin salirse de la habitual sobriedad de los pa¨ªses del Este, es cuidada. Cada disco va acompa?ado por un folleto ilustrado conteniendo comentarios en varios idiomas y abundante documentaci¨®n gr¨¢fica de B¨¦la Bartok.
?Cu¨¢nta buena m¨²sica en estos diez ¨¢lbumes! Contempl¨¢ndolos nos conmueven las palabras de Bartok a su m¨¦dico, en el West Side Hospital de Nueva York, poco antes de que la leucemia le arrebatase para siempre de este mundo: Debo partir cuando todav¨ªa me queda tanto que decir.
Babelia
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