Libertad de expresi¨®n
? La ley de Prensa e Imprenta de 18 de marzo de 1966 conten¨ªa en su art¨ªculo segundo -y en los procedimientos sancionadores que se derivaban de ¨¦l- un eficac¨ªsimo freno al avance de libertades de expresi¨®n que otros art¨ªculos de su texto establec¨ªan. Se vivieron as¨ª, vivimos concretamente los pe ri¨®dicos, a?os de aparente libertad; de libertad ?controlada?. Sistema propio de la ¨¦poca anterior; sistema impropio para la actual y futura historia pol¨ªtica espa?ola.Siempre que se pasa de un sistema autoritario a un sistema democr¨¢tico es muy grande el peligro -y no nos hemos librado de ¨¦l, a decir verdad- de confundir la libertad con una permisibilidad sin l¨ªmites para todo, olvidando que la libertad de uno termina all¨ª donde comienza la esfera de la libertad, dignidad y respeto de los dem¨¢s.
Esta preocupaci¨®n -que hemos compartido con otros colegas de la prensa, muy bien calificados- nos movi¨®, recientemente, a propugnar una ley antilibelo o disposici¨®n an¨¢loga, en estas columnas.
. Y, naturalmente, acogemos hoy, con l¨®gica satisfacci¨®n, el real decreto-ley que, aprobado en Consejo de Ministros, viene a regular esta dif¨ªcil y sustantiva materia. La pugna electoral va a ser, seg¨²n todos los s¨ªntomas, muy dura, y tendr¨¢, por fuerza, que desarrollarse sobre la base incierta de la inexperiencia unida a la m¨¢s apasionada politizaci¨®n.
Ahora, pues, con m¨¢s oportunidad y m¨¢s urgencia que nunca, era conveniente definir, una vez derogado el art¨ªculo segundo de la ley de Prensa, el nuevo o recuperado sistema legal para sancionar los delitos que puedan cometerse?
, 2 abril
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