Luis Miguel Ruiz, herido menos grave
Perfilado en corto, junto a tablas, ante el primero de la tarde, Luis Miguel Ruiz inici¨® la suerte de matar con pureza, baj¨® mucho la mano del enga?o, se volc¨®. M¨¢s justo en el momento del cruce, el novillo le cort¨® el paso y le peg¨® la cornada. Ca¨ªdo en la arena, hubo un derrote espeluznante al cuello, sin consecuencias. El torero se incorpor¨® y volvi¨® a pinchar, pero, ya sin facultades, caer¨ªa de nuevo, dram¨¢ticamente, y las asistencias le llevaron a la enfermer¨ªa.Ese novillo, que hab¨ªa cabeceado con violencia en varas, qued¨® como una seda despu¨¦s de que Luis Miguel Ruiz le pasara por bajo con unos ayudados de gran empaque, rodilla en tierra. Fue l¨¢stima que al trasteo que sigui¨® le faltara temple, pues la res tomaba la muleta con nobleza. En los derechazos, la mano iba acelerada sobre la embestida, por lo que faltaba acoplamiento; en los naturales, m¨¢s lenta, y se produc¨ªan enganchones de la tela. Dir¨ªamos, por tanto, que la m¨²sica era buena, aunque desafinada. La suerte suprema habr¨ªa podido coronar en ¨¦xito esta labor desigual, pero la suerte estuvo de espaldas.
PLAZA DE LAS VENTAS
Novillos de Eugenio Mar¨ªn Marcos. Trap¨ªo de toros, tres dif¨ªciles, resto manejables. S¨¢nchez Puerto. Silencio en os cuatro que mat¨®. Luis Miguel Ruiz. Herido de pron¨®stico menos grave en su primero. La cuadrilla dio vuelta al ruedo, con algunas protestas. L¨¢zaro Carmona. Palmas y saludos. Silencio.
Y de espaldas sigui¨® toda la tarde. Rachas fuertes de viento hac¨ªan flamear los enga?os y eran un peligro que se sumaba al de los novillos, muy serios y astifinos, tres de ellos con cuajo y comportamiento de toros como quisiera verlos la afici¨®n en las ferias. Los seis cabeceaban en el primer tercio y se sal¨ªan sueltos; berreaban, escarbaban. Segundo, tercero y sexto manejables, los restantes ofrecieron muchas complicaciones.
El primero embisti¨® bien de salida y S¨¢nchez Puerto le dio buenas ver¨®nicas de frente, pero la lidia fue infame, hubo cuatro puyazos traseros y al ¨²ltimo tercio lleg¨® el animal con un cabeceo violento y genio, que deslucieron el toreo sobre la derecha, de indudable estilo, pero tambi¨¦n de no pocas precauciones. Metisaca, pinchazo y dos descabellos liquidaron la faena. Hubo S¨¢nchez Puerto de matar el de Luis Miguel Ruiz, lo que hizo de dos pinchazos hondos. El cuarto era un torazo corpulento, cornal¨®n, abierto y astifino, que oblig¨® a una brega laboriosa y no siempre ordenada. Tardo para la muleta, quiz¨¢ S¨¢nchez Puerto le habr¨ªa sacado mejor partido de no citarle tan en corto, pero evidentemente su preocupaci¨®n era no perderle la cara, porque la seriedad de aquel ejemplar impon¨ªa. Lo despach¨® de estocada delantera y descabello. El quinto, alto de cuello, engaitado, delantero, y con dos pu?ales, huido y berre¨®n, a la espera en banderillas, acab¨® gazap¨®n y con peligro. S¨¢nchez Puerto le castig¨® por bajo mediante unos ayudados hondos, de torero caro. Muletazo a mulet¨¢zo gan¨® terreno, desde el tercio al centro del ruedo, y ya dominada la fiera remat¨® en el platillo con un pase de pecho que fue una filigrana. Y esa debi¨® ser toda la faena, porque el toro le pidi¨® all¨ª mismo la muerte; no ten¨ªa un pase m¨¢s. Pero S¨¢nchez Puerto la prolong¨®, insisti¨® por ambos pitones, con lo cual no s¨®lo desluci¨® su actuaci¨®n, sino que aument¨® el gazapeo de la res, a la que le cost¨® sudores cuadrar. Para su fortuna, acert¨® a tumbarla de un bajonazo.
Menos problemas ten¨ªan tercero y sexto, y si los hubo hay que achacarlos a Carmona, que contin¨²a con sus defectos de torear agachado, de perfil y con el pico, y de no rematar los pases. Da manoletinas mirando al tendido. Acaso imita a Manolete. Pero no cuaja y s¨®lo consigue ofrecer una triste impresi¨®n de torero camp. A¨²n est¨¢ a tiempo de rectificar, si le interesa seguir en esto, porque el toreo es otra cosa.
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